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Viernes, 28 de febrero 2020
Que el Liceo tiene algo distinto es una realidad de la que está convencida Carmen Sánchez, madre de dos alumnos de este centro ubicado en Altorreal. Por la inmersión total, por los valores que imprimen a sus hijos y por la forma de enseñar y aprender, eligió el Liceo cuando tuvo que tomar tan importante decisión. La buena experiencia de otros padres fue lo que convenció también a Encarna Sabater para ir a conocer el colegio. El proyecto educativo que guía el aprendizaje de los alumnos y la amplia variedad de instalaciones la convencieron y hoy se reafirma. «Mi hija es feliz en este colegio, es libre y aprende en libertad, con respeto y compromiso», explica.
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Formación en valores
Los padres no son los únicos encantados con el centro, sino que estas sensaciones también son compartidas por alumnos como Gonzalo Pérez, de 2º de bachillerato, que este año terminará sus estudios en el Liceo. «Nos imprimen valores como el respeto. Hay muchas culturas en el colegio y además se hacen muchos viajes a Francia e intercambios», destaca.
Otro de las claves que lo distingue es su sistema de enseñanza en el que se aprende a pensar, a desarrollar el sentido crítico, algo que destaca Pérez: «Tienes que entender lo que estás haciendo para poder aprenderlo». Su compañera de clase, Argentina Cervantes, también confirma esta idea: «Aprendemos a tener nuestra propia opinión y criterio sobre las cosas».
Con hijos en cursos superiores, Carmen Sánchez valora la proyección internacional que presta el Liceo gracias a los viajes e intercambios que se realizan durante toda la trayectoria escolar, algo muy importante para Argentina Cervantes, que tiene como objetivo convertirse en miembro de una organización internacional como la ONU. Parte de esta apertura al mundo que transmite la enseñanza en el Liceo se la da el Baccalauréat, el examen final o selectividad francesa, que es con la que estos alumnos pueden acceder a cualquier universidad del mundo.
Un mundo mejor
Así, Argentina Cervantes sueña con cambiar el mundo, «o por lo menos dejar huella e intentar que sea más igualitario», una idea que recalca su compañero, que pone enfásis en los esfuerzos del centro para «creer en nosotros mismos para que podamos cambiar el mundo y mejorarlo».
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Junto con su enseñanza en valores, Liceo francés aporta a sus alumnos multilingüismo real desde bien temprano. Por eso, desde el próximo curso, el espacio para niños y niñas de 2 años, la llamada 'Petite Maison', contará con una profesora titular nativa inglesa, que trabajará junto a la titular, nativa francesa y la asistente, referente español para los niños.
«Lo más importante a esta edad es que aprendan a convivir y ser personas», incide Christophe Gallais, director del Liceo francés. Con ese fin, los profesores reciben formación en educación emocional, disciplina positiva y neurociencias. «Queremos darles las mejores herramientas», añade Gallais.
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Más información en: www.lfmurcie.org
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