Álex

Juan José Lara Peñaranda: «Con los libros sucede como con la música»

El responsable de la Biblioteca Regional es un humanista de pies a cabeza, aunque reconoce con humor que le hubiera gustado aprender más matemáticas. En sus ratos libres, combate el estrés completando rutas de bicicleta por la costa de su Cartagena natal

Domingo, 26 de diciembre 2021, 23:56

Para Juan José Lara Peñaranda (Cartagena, 1975), los libros «son como la música: en cada momento apetece un estilo». De este modo, la frase que pronuncia a continuación cobra más sentido, y un cariz más poético: «Suelo llevar en danza varios a la vez». El, ... desde el pasado mes de agosto, responsable de la Biblioteca Regional disfruta de la lectura pero, como buen amante, no guarda fidelidad a ninguna obra. Cada noche saca a bailar una novela distinta para al día siguiente acostarse con otra entre sus manos. «Tengo buena memoria», explica sobre cómo sigue el hilo conductor de hasta cuatro o cinco tomos distintos.

Publicidad

Su hermana se encargó de meterle el gusanillo con Enid Blyton y su colección de aventuras de 'Los Cinco', que ahora trata de reproducir, a una escala menos novelesca, cuando saca la bicicleta por la costa de Cartagena. «Ya me lo dijo mi madre: 'Naciste mirando al mar'». Pedalear y respirar el aire cargado de humedad y salitre, como en alguna ocasión hicieron los célebres personajes de la escritora británica por la costa de Cornualles, «es mi mejor ansiolítico». Con el ciclismo siente que «me fundo con la naturaleza y, para mí, esos son los mejores deportes», asegura.

Juan José siguió desde pequeño el sendero de las Humanidades «y tenía claro que mi horizonte académico iba a dirigirse hacia allí», pero se encontró con una pequeña bifurcación en la que asomaron las primeras dudas. Una flecha indicaba Historia; la otra, Filosofía. Fue entonces cuando autores como Ortega y Gasset o Nietzsche actuaron como auténticos profetas y le señalaron la opción correcta. «No podía morirme sin entender lo que decían los grandes pensadores», afirma con naturalidad.

«Mi mejor ansiolítico es hacer itinerarios con la bici junto al mar; con el ciclismo siento que me fundo con la naturaleza»

Despacito y buena letra

Parece que, una vez más, el pasado ha tenido su eco en el presente. Juan José habla calmado, sosegado. En definitiva, con la tranquilidad del que sabe que, después de casi tres mil años de discusiones metafísicas, ni la humanidad ni mucho menos los filósofos han llegado a un acuerdo sobre nada. O casi nada. La única conclusión está entonces bastante clara: la prisa es innecesaria. Mejor despacito y con buena letra.

Publicidad

Por este motivo, manifiesta tener «la mente abierta ante cualquier problema». Un modo de pensar que intenta trasladar a los estudiantes mientras ejerce su actividad como docente. Así, se siente especialmente gratificado cuando un alumno cambia de opinión sobre un tema en concreto, pero mantiene el juicio crítico necesario para defenderlo. Algo que a él también le ha sucedido, pues «me arrepiento de no haber aprendido más matemáticas», reconoce con humor.

Lo que está claro es que las Letras calaron en lo más profundo de Juan José y no parecen dispuestas a levar anclas. De hecho, no se limita a leer y estar a un único lado del papel, sino que también escribe cuando la inspiración se lo permite. Aunque puede consumir «cualquier género», confiesa que para plasmar varias líneas en un folio necesita que el relato tenga «un mínimo de verosimilitud». En definitiva, «que parezca que te lo ha contado tu vecino».

Publicidad

El antes y el después

Su próxima obra podría versar sobre la vida del mediano de tres hermanos, que nace de manera premonitoria donde hoy se alza la Universidad Politécnica de Cartagena. Un joven aplicado con los estudios y que convierte la biblioteca de la ciudad en su segunda casa. Tanto es así, que entabla amistad con el archivero, que se ve en serios apuros para satisfacer su extraordinaria curiosidad. Un joven que, pese a su afán por la lectura, no considera que las bicicletas sean para el verano, como reza el título de cierta obra, sino que sueña con ser ciclista profesional algún día. Hasta que llega el momento que marca «un antes y un después». «Os recomiendo 'Cien años de soledad' como lectura», dice su maestra.

Quién le iba a decir entonces a aquel adolescente que arrasó con todos los ejemplares de Gabriel García Márquez de una biblioteca de Cartagena, que acabaría dirigiendo otra librería pública. Eso sí que es realismo mágico.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad