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Diego Marín, el librero que editó más de 3.000 obras

Diego Marín, el librero que editó más de 3.000 obras

PERFIL ·

Considerado una institución en la Región, ha sido homenajeado esta semana por el Ayuntamiento de Murcia por su labor como difusor y protector de la cultura

PILAR MARTÍNEZ MAÑOGIL

Lunes, 2 de mayo 2022, 00:39

En Murcia casi todo el mundo le conoce porque alguna vez les ha vendido un libro. El nombre de Diego Marín (Murcia, 1950), cuya labor fue reconocida hace unos días por el Ayuntamiento de Murcia, se ha convertido en una institución después de una vida entera dedicada a los libros. Empezó con 13 años como aprendiz en la Librería Biblion, situada en la calle Pascual, aunque todavía le quedaban dos meses para cumplir los 14 y tuvo que pedir la autorización de sus padres. Sin embargo, su amor por la literatura viene de antes. Sus primeras lecturas, o al menos aquellas que le engancharon por completo, fueron los tebeos de 'El Capitán Trueno' y 'El Jabato'. Desde aquello, cayó rendido a los encantos de un universo que nunca ha abandonado.

Durante sus años de aprendiz, descubrió una serie de lecciones básicas para ejercer su noble labor. La primera, a apreciar el libro. Segundo, a valorar al cliente que, según él, es quien más enseña al librero. Y, por último, descubrió la importancia que tiene el libro para el individuo. Después de su época como aprendiz en Biblion, entró a trabajar en la Librería González Palencia y, con 19 años, pasó de empleado a dueño. Era 1970 y el diligente Diego Marín acababa de abrir su primer establecimiento y de dar comienzo a una nueva era para su familia y para la cultura murciana.

Adquirir González Palencia y pasar a regentarla nació de la motivación más pura del librero, concretamente, de su profundo amor hacia la cultura. No obstante, tuvo que enfrentarse a muchos retos, aunque destaca, por encima de todos, el de sobrevivir. Él quería satisfacer las necesidades de sus clientes, cuyos rostros de felicidad son inenarrables, pero también quería comer. Por fortuna, no estaba solo. Nunca lo ha estado.

Comenzó su andadura en el mundo del libro con 13 años como aprendiz de la Librería Biblion en la calle Pascual

Familia

Al frente de un negocio que ha superado el medio siglo, está Diego pero también su mujer Lolita, que se encarga de la parte administrativa. Juntos son un equipo. «Mi madre siempre ha acompañado a mi padre en las decisiones empresariales. Ella es la que guarda la calma», desvela su hija Fuensanta, que ha visto crecer el emporio de papel junto a sus hermanos. Ella se encarga de la sección de máxima lectura, su hermano Diego está en el área comercial y Álvaro, en la de gestión. Son una familia unida por la sangre y la tinta que, cada vez que se sienta a comer, termina hablando del negocio. ¿Cómo no hacerlo cuando todo está interrelacionado? «La base del negocio es la familia», declara Diego Marín, quien tiene a otras 16 personas en plantilla.

A lo largo de todas estas décadas, este murciano nunca ha cambiado de rutina y acude diligente cada día a su tienda

A la apertura de la Librería González Palencia, le siguió la de Antaño –actualmente cerrada– y la de Diego Librero. En medio de todas esas inauguraciones, se embarcó en una nueva aventura. La de la edición. Alrededor de los 80 empezó a editar libros hasta alcanzar la notable cifra de más de 3.000 volúmenes, algunos de ellos ya descatalogados. Decidió hacerlo por dos razones. Por un lado, quería ayudar a los escritores a dar salida a sus obras y, por otro, quería descubrir y recuperar libros perdidos, como una colección de facsímiles sobre historia de Murcia de 1900 o el 'Vocabulario Pancho', de Diego Sevilla. Sin embargo, lo que nunca se le ha ocurrido es escribir su propia novela porque dice carecer de preparación.

Llueve, truene o tenga fiebre

Si hay algo que caracteriza al insigne librero, es que jamás de los jamases ha variado su rutina. Cincuenta años más tarde, él mantiene su horario y, día tras día, acude a su establecimiento. Allí atiende con entrega y generosidad a sus clientes. También ha luchado, como rememora su hija Fuensanta, para proteger su librería de posibles altercados en las primeras manifestaciones celebradas en la ciudad. «Cuando hubo algún momento de riesgo, él salió a defender su establecimiento para que no hubiera escaparates rotos». Incluso continuó revisando la construcción del local Diego Librero cuando esperaba los resultados de unas pruebas médicas. Al final, le diagnosticaron una celiaquía y perdió varios kilos, pero allí estaba él, imbatible. Mas no os lo comáis de vista porque detrás de la sosegada y entrañable figura de Diego Marín hay un hombre muy tímido y sensible. Cuando le entregaron el reconocimiento de la ciudad a su labor como difusor y protector de la cultura murciana no varió ni un ápice su rutina. «Lo vi emocionado, pero con la misma entrega y naturalidad de siempre. Mi padre es muy tímido fuera de su ambiente», señala Fuensanta, su sucesora natural.

A pesar de los años, Diego Marín sigue leyendo día a día, por hobby y por trabajo, porque el oficio –y menos uno tan bello– nunca se olvida.

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