Un 'Meccano' con esteroides tecnológicos, propios del siglo XXI, y unos jugadores cargados de curiosidad y talento. Esa es la sensación que puede evocar a varias generaciones la propuesta desafío CanSat, una iniciativa de la Agencia Espacial Europea que, dentro de su proyecto educativo Esero, ... reta a estudiantes de todo el continente –de entre 14 y 19 años– a construir y lanzar un mini satélite del tamaño de una lata de refresco. Tras la resolución de la fase regional del concurso, los ganadores de cada comunidad autónoma se daban cita ayer en la Base Aérea de Alcantarilla para participar en la gran final nacional del concurso, que se celebraba por primera vez en la Región.
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A pie de pista, y entre canciones tan apropiadas para la cita como 'Lady Blue' de Bunbury, 'Space Oddity' de Bowie o 'Llamando a la Tierra' de los MClan, los jóvenes ingenieros aguardaban el lanzamiento de sus prototipos, casi con la tensión de un despegue en el mismísimo Cabo Cañaveral. «Esperando contestación», cantaba el líder de la banda murciana, Carlos Tarque, situación en la que se encontraban los jóvenes que habían visto volar sus creaciones, dentro de un cohete y camino del espacio para acabar regresando nuevamente a la tierra apenas unos segundos.
Los satélites debían ser capaces de cumplir con dos misiones en su ascenso hasta una altura de mil metros. La primera consistía en medir la velocidad, la temperatura y la distancia recorrida; el segundo, se trata de un objetivo secundario, elegido por los participantes según su creatividad y capacidades. «Nosotros hemos optado por medir las fuerzas soportadas por un huevo de codorniz que hemos introducido dentro del dispositivo, que pueden alcanzar los 20 G –tres veces la fuerza gravitacional– y ante las que hemos puesto medidas para evitar que se rompa», explicaba Adrián Blasco, presidente de la asociación Zaragoza Maker Space, ganadores del concurso en Aragón.
«Esta tecnología no está restringida a nadie, cualquiera puede acceder», añadía Blasco, responsable de una asociación veterana y que ha contribuido al desarrollo de esta iniciativa en España desde su nacimiento. Por parte de Murcia, la responsabilidad de portar la bandera murciana recaía sobre un grupo de alumnos de primero de Bachillerato del IES Francisco Salzillo de Alcantarilla. «Estíradla bien que se vea», pedía a sus compañeros, en relación a la enseña regional, Mario Ruiz uno de los integrantes de la delegación murciana.
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«Hemos estado conviviendo estos días con el resto de participantes y aquí hay nivel», comentaba Mario, junto a sus compañeros Sara Martínez, Pepe Narváez, Montse Ruiz, Pablo Rodríguez y Christian Larra. Estos dos últimos han consolidado, de la mano de este proyecto, la decisión de dedicarse a la ingeniería en un futuro. «La que sea; primero hay que ver qué nota sacamos en la EBAU», confesaba Pablo. «Sabía que esta propuesta existía y, pese a lo complicado que puede parecer, decidí tirarme a la piscina de la mano de mis alumnos del Bachillerato Internacional», relata María Jesús Almagro, profesora de Física y Química del Francisco Salzillo y tutora de este equipo.
«Tuve que hacer un curso de formación para aprender y transmitir esos conocimientos a mis alumnos, que han captado de maravilla», añadía Almagro, explicando que han tenido que aprender a elaborar una estructura estable, capaz de soportar el lanzamiento, así como a instalar y programar los sensores y todo el equipo de transmisión»; y con la soltura del que da un tutorial para freír un huevo.
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Todos estos componentes los han podido obtener gracias al patrocinio de Hidrogea, a cuya puerta llamaron para colaborar con ellos en el proyecto. Y es que uno de los elementos a valorar, para alzarse como campeones y acudir al evento 'Ingeniero espacial por un día', en Países Bajos, se refiere a la capacidad de divulgación de la propia propuesta, así como la labor de captación de fondos para materializarla. De eso sabían muchos los ganadores de la fase regional en Castilla-La Mancha, los alumnos del IES San Isidro de Alovera en Guadalajara.
De hecho, lucían en sus camisetas toda una colección de logos de empresas colaboradoras.«Sobre todo son negocios locales –de producción de miel o paquetería, por ejemplo–, a los que buscamos para que nos echaran una mano», explica la profesora Conchi Berniches.Porque es cierto que Esero financia el viaje a seis alumnos, pero la docente destaca que en su caso, más alumnos se implicaron en el trabajo. «No los íbamos a dejar en casa, y el alojamiento y el transporte es caro», comentaba.
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Junto a la faceta de patrocinio, el proyecto científico, el tecnológico y las habilidades profesionales completaban los aspectos a valorar. No participaban en el concurso, pero si concurrían a la cita con su proyecto y como invitados los usuarios de la Federación de Asociaciones Murcianas de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Famdif), que se suman cada año a la iniciativa con un mérito estratosférico. Fue el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, el encargado de accionar el último lanzamiento de la mañana. «No lo perdáis de vista, que os puede caer un satélite encima», señalaban los responsables de seguridad. Lanzando vocaciones a bordo de un cohete.
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