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Pedro Sánchez Guirao, 'El Karateca', abandonando sonriente su casa de Bullas, esta semana, tras ser detenido. Vicente Vicéns / AGM

El Karateca ocultaba fajos de billetes bajo el colchón de su casa de Bullas

Los seguimientos y 'pinchazos' revelan cómo Sánchez Guirao abastecía supuestamente de cocaína a numerosos 'garitos' de la Región

Domingo, 12 de mayo 2024, 07:24

Pedro Sánchez Guirao abandona su adosado de Bullas esposado y con un gesto pícaro. El Karateca ha vuelto a caer, pero no se le borra la sonrisa de la cara. La 'Operación Detalka Aspid', desarrollada conjuntamente por la Guardia Civil y la Policía Nacional, consiguió esta semana volver a meter entre rejas a este traficante de drogas, uno de los más conocidos y carismáticos de la Región.

Forjado en el cultivo y venta de marihuana, El Karateca presuntamente había dado un salto de nivel en los últimos tiempos y ahora se llenaba los bolsillos surtiendo de cocaína a 'garitos' de media Región. Sus fardos de polvo blanco, marcados con una inconfundible 'k', viajaban de acá para allá ocultos en los dobles fondos de vehículos -o 'caletas'-, pero los seguimientos y 'pinchazos' telefónicos desplegados durante meses por los investigadores dejaron al descubierto el nuevo negocio de este traficante de altura.

Una grabación de El Karateca en un supuesto pase de droga. LV

El 24 de enero de este año El Karateca sellaba un acuerdo con la Fiscalía que le permitió rebajar la elevada condena que afrontaba tras ser sorprendido, en una operación anterior, traficando con marihuana a gran escala. Tras aceptar su papel de líder de esa organización y asumir la pena, que no le obligaría a volver a pisar la cárcel, se atrevió incluso a bromear desde el banquillo y agradeció la «benevolencia» del fiscal. En ese momento, según recogen Policía Nacional y Guardia Civil en un informe remitido esta semana a los juzgados, y al que LA VERDAD ha tenido acceso, los investigadores ya seguían la pista de esos fardos de cocaína marcados con la inconfundible 'k'. Mientras tendía la mano a la justicia, El Karateca seguía en activo.

La 'Operación Deltaka Aspid', que recibe ese nombre por el acrónimo 'detener al Karateca' (Deltaka) y en alusión, con aspid, a una continuación de la 'Operación Pitón', que ya llevó a la caída de Sánchez Guirao en 2017, se salda con hasta 35 detenidos. Entre ellos se encuentra una veintena de supuestos integrantes de la red de 'El Karateca', de los que una decena duermen ya entre rejas.

La operación ha sacudido, además, otros supuestos grupos de traficantes que, al parecer, se abastecían o proveían de droga al 'narco' murciano. Con El Karateca ha caído también El Chato, un conocido traficante y gallero del municipio alicantino de Aspe; En el golpe también fueron detenidos dos colombianos afincados en Castellón, Anderson G. M. y Ángel E. J., que fueron arrestados el pasado febrero junto a Camilo A. C,, al que los investigadores consideran la mano derecha de Sánchez Guirao. El propio Karateca le otorgó esa consideración en una conversación que mantuvo con él y que fue captada por los investigadores. «Imagínate la vergüenza que me harías soportar a mí», le dice Sánchez Guirao a Camilo en ese diálogo, «que mi mano derecha haga una cagada así».

Hace meses, según la investigación, el traficante supo que una exnovia le había denunciado y movió toda la droga de la vivienda

Las vigilancias a este conocido traficante se iniciaron a mediados de 2021, pero no fue hasta septiembre de 2023 que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Mula se puso al frente del caso. Policía y Guardia Civil descubrieron, con sus pesquisas, que Sánchez Guirao era el supuesto líder de una banda que, ahora, había centrado su negocio en la compra y posterior distribución de cocaína. El Karateca había establecido su sede en una planta baja de la Calle Obispo de Bullas que supuestamente utilizaba para comerciar con sus alijos. Este 'garito' ha estado durante meses bajo vigilancia y ha ofrecido a los agentes gran cantidad de imágenes de sospechosos que sacaban o metían tanto droga como billetes. Para ocultar sus tejemanejes los sospechosos utilizaban 'caletas', una práctica habitual en el mundo del narcotráfico que no impidió, sin embargo, que su negocio acabara destapándose.

La investigación puso de relieve que solo había tres personas que contaban con llave de esa vivienda: El Karateca; su supuesto mano derecha, Camilo A. C., y Nicolás C., otra persona de confianza de Sánchez Guirao que supuestamente vivía en esa casa y se encargaba de su vigilancia. Por esa puerta también pasaba habitualmente Jesús V., que supuestamente ejercía de conductor y recadero para el líder de la banda. Aunque contaba con esa caterva de fieles escuderos, era habitualmente El Karateca quien se acercaba a esta vivienda de Bullas para abrir la puerta. Los investigadores descubrieron a diversas personas que acudían a la zona y, tras llamar por teléfono, aparecía el conocido traficante. Una vez allí, explican los investigadores en su informe, entraban a la casa para hacer el intercambio de drogas y dinero.

Captados en los pases

Los beneficios que obtenía de este negocio no se quedaban, sin embargo, en esa planta baja de la Calle Obispo. El Karateca, según destapó la investigación, trasladaba los billetes hasta su propia vivienda, en la calle Italia del mismo municipio. Cuando acudían proveedores a vender droga a la banda, él mismo o su novia, Mariana H. -detenida también en la operación-, presuntamente sacaban los paquetes de dinero de la casa y los llevaban hasta la 'guardería'. La Policía y la Guardia Civil destacan que esos supuestos proveedores de droga, ni cortos ni perezosos, contaban los billetes en plena calle. En el golpe los agentes llegaron a decomisar hasta 195.000 euros en efectivos muchos de ellos ocultos a la antigua usanza: debajo del colchón.

Los investigadores destacan, no obstante, en su informe, que la labor fue especialmente «dificultosa» desde sus inicios, dada la experiencia que acumula este acusado, que le lleva a desplegar unas elevadas medidas de seguridad. Las pesquisas se complicaron aún más a finales de noviembre del pasado año, cuando El Karateca tuvo conocimiento de que una exnovia le había denunciado por supuestos insultos, amenazas de muerte y lesiones leves. La sospecha de que la mujer podría haber ofrecido a los investigadores pistas sobre su negocio le llevó a mover rápidamente la droga, que sacaron de la vivienda de la calle Obispo de Bullas que la banda usaba a modo de 'guardería'.

Esa precaución no impidió, sin embargo, que la 'Operación Deltaka Aspid' continuara tomando forma hasta que explotó esta semana, derrocando nuevamente el imperio de Sánchez Guirao. El Karateca vuelve a tener una deuda con la justicia y sigue sonriendo.

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El Karateca ocultaba fajos de billetes bajo el colchón de su casa de Bullas