Pedro García Meroño y José Luis Hernández, en uno de sus complejos residenciales, en una imagen tomada en 2004. MArtínez Bueso

Un juzgado declara culpable el concurso de Polaris World y carga en Hernández todas las culpas

El antiguo director general deberá pagar 12,6 millones junto a la mercantil matriz del grupo y García Meroño acaba siendo absuelto

Viernes, 5 de noviembre 2021, 15:45

El concurso de acreedores al que en 2016 se vieron arrastradas once sociedades del grupo Polaris World fue calificado como culpable por el titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Murcia, Francisco Cano Marco, quien por tal razón condena al que fue su principal administrador, José Luis Hernández de Arce, y a la mercantil Polaris World Development SL al abono de 12,6 millones de euros por el déficit patrimonial provocado por el retraso en el reconocimiento de la quiebra. A su vez, Pedro García Meroño, fundador del que en los primeros años de este siglo fue el buque insignia de la promoción de viviendas en todo el Sureste español, fue absuelto al no haber quedado acreditada su responsabilidad en la tardanza en acudir al concurso de acreedores. Y ello a pesar de que el magistrado deja constancia en sus resoluciones de que «su intervención en el grupo Polaris World era mucho mayor que la que corresponde a un mero socio».

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Las sociedades sobre las cuales el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Murcia estableció que se incurrió en concurso culpable son Polaris World Development SL, Polaris World Real Estate SL, Las Islas de Terrazas de La Torre SLU, Penthouses de Terrazas de La Torre SLU; Polaris Desarrollo, S.L.U.; La Torre de Polaris Hotel SLU; Polaris World Network SLU, Polaris Garden SLU, Polaris World Servicios Turísticos SLU; Polaris World Retail SLU; y Baltus Collection SLU. Todas ellas formaban parte de un grupo integrado por 47 mercantiles, entre las cuales sobresalían la firma Polaris World Development SL como matriz y administradora del resto, y Polaris World Real State SL, que acumulaba el 88,9% de todas las viviendas y terrenos del holding empresarial.

En las once resoluciones notificadas este viernes a las distintas partes del proceso -una por cada empresa que se declaró en concurso en octubre de 2016-, el magistrado Cano Marco deja sentado que existió una dilación no justificada a la hora de declarar la quiebra, pues coincide con el administrador concursal y con la Fiscalía en que el grupo se encontraba ya en situación de insolvencia en mayo de 2012. Y deja sentado que ese retraso solo sirvió para agravar la situación financiera global e incrementar el perjuicio para los acreedores, hasta el extremo de que solo en el caso de Polaris World Real State SL los daños adicionales en esos cuatro años se han cifrado en más de 26,6 millones.

A modo de ejemplo, esta mercantil acumulaba ya en 2012 una deuda de 51,5 millones con las entidades bancarias y otra con la Agencia Tributaria de más de 14,6 millones, además de arrastrar compromisos millonarios incumplidos por Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), plusvalías, Impuesto de Actividades Económicas (IAE), Impuesto de Vehículos, comunidades de propietarios, entidades urbanísticas de conservación...

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Argumentos rechazados

En su descargo, las defensas de José Luis Hernández y Pedro García Meroño adujeron que el grupo promotor se vio envuelto en 2008 en una gran crisis internacional de casi imposible predicción, que arrasó con el mercado inmobiliario y cercenó de un golpe las ventas de viviendas. También argumentaron que el grupo Polaris World llevó a cabo en los años 2011 y 2012 importantes operaciones de venta de activos, fundamentalmente daciones en pago de inmuebles a las entidades bancarias, con el objetivo de reestructurar el patrimonio y la deuda del holding y asegurar su viabilidad. Y añadieron que fue el incumplimiento por parte de las entidades financieras, que llegado el momento se negaron a cumplir los acuerdos suscritos, el que acabó asestando un duro golpe a las esperanzas de reflotar el negocio.

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El juez no deja de reconocer «los importantes esfuerzos del grupo Polaris World desde 2008 para dar viabilidad a la empresa», pero advierte de que «dichos esfuerzos no eximen, si no dan sus frutos, de la obligación legal de solicitar la declaración de concurso» a su debido tiempo.

El retraso de cuatro años y medio hasta reconocer que la compañía era inviable, sumado a las «inexactitudes graves» en los datos que facilitó a la autoridad judicial sobre la composición del pasivo y del activo de las mercantiles, llevó al juzgado a declarar la culpabilidad del concurso y a establecer la responsabilidad de quien lo administraba, José Luis Hernández del Arce. Este deberá afrontar una larga pena de inhabilitación para administrar bienes ajenos, superior a las dos décadas, y el abono solidario con Polaris World Development SL de 12.640.264 euros de déficit patrimonial por ese agravamiento de la insolvencia achacable al retraso en el concurso.

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No era un testaferro

Solo quien fue el gran referente de esta compañía, Pedro García Meroño, salió bien de este procedimiento, al haber resultado absuelto de cualquier responsabilidad en la quiebra culpable. Pese a que el juez admite que fue el fundador de la compañía y que seguía en poder de la mayor parte del capital social, afirma que no se ha acreditado que fuera quien en realidad manejara el grupo desde la sombra y que Hernández de Arce solo fuera un mero testaferro suyo. Al revés, considera que realmente fue este, como director general, quien adoptó las decisiones más relevantes al menos en los dos años anteriores a la fecha en la que se declaró el concurso.

Un gigante inmobiliario con nombre de estrella

El grupo inmobiliario Polaris World fue creado en el año 2001 por dos empresarios de éxito de la comarca del Campo de Cartagena, los pachequeros Pedro García Meroño y Facundo Armero, que unieron su capital, su experiencia y sus sueños para acabar creando un gigante empresarial con nombre de estrella -Polaris, la Estrella Polar-, al que las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 acabaron demoliendo lentamente, pero por completo.

Antes de eso, entre 2001 y 2006, el crecimiento de Polaris World fue prácticamente vertical. Los dos emprendedores habían dado con la piedra filosofal -mejor, el ladrillo filosofal- y la compañía llegó a vender 3.000 viviendas al año y a facturar 800 millones de euros, a tener 2.000 trabajadores directos y a acumular 30 millones de metros cuadrados de terreno. Su actividad se extendió y diversificó hasta alcanzar innumerables servicios -jardinería, mobiliario, restauración, hostelería, limpieza...-, hasta el extremo de que el grupo acabó estando constituido por 47 mercantiles.

En 2006 se produjo uno de los hitos más relevantes de la historia de este proyecto, con la salida de Facundo Armero, quien se embolsó por sus acciones unos 300 millones de euros.

Cuando llegó la crisis inmobiliaria y el drástico frenazo en las ventas de viviendas, Polaris World tenía contraída una deuda financiera de unos 1.200 millones de euros. Todos los intentos de renegociarla y de reflotar el holding fueron en vano y en octubre de 2016 acabó presentando concurso de acreedores.

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