El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Murcia sigue adelante con sus pesquisas para aclarar la muerte de una buceadora -Lorena- el pasado enero mientras realizaba una inmersión en la Cueva del Agua, en Cartagena. Según confirmaron fuentes cercanas al caso, la instructora ha fijado cinco testificales para el próximo mes de abril, entre ellas la de uno de los espeleólogos que trabajó en el descubrimiento de esta gruta subterránea de recorrido laberíntico. Este especialista puede ofrecer información de primera mano sobre los vericuetos y particularidades de este enclave de Isla Plana, en la frontera que separa Cartagena y Mazarrón.
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La magistrada que está al frente de esta investigación -en la que permanece investigado Ismael D., el novio de la fallecida- ha citado a declarar además a otros cuatro testigos. Se trata de dos amigas de la fallecida y dos miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, que rescataron el cadáver de la mujer y están realizando un informe sobre el fallecimiento. La jueza aún no ha citado a declarar a Ismael D., que está siendo defendido por el abogado Manuel Martínez.
Por el momento se indaga si Ismael D., que mantenía una relación sentimental con la mujer desde hacía unos tres meses, pudo incurrir en un presunto delito de homicidio imprudente. Las pesquisas se fundamentan en el hecho de que el sospechoso cuenta con una amplia experiencia en la práctica del buceo.
Fue en torno a las 23.04 horas del sábado 18 de enero cuando el investigado llamó al 112 pidiendo ayuda. Según explicó había perdido de vista a su compañera tras realizar una inmersión y temía que tuviera dificultades. En torno a las 1.45 horas del domingo los agentes del GEAS rescataron el cuerpo sin vida de la buceadora.
En su declaración ante la Guardia Civil, el novio de Lorena explicó que habían accedido a la Cueva del Agua equipados con dos botellas de aire comprimido cada uno. La idea era realizar una inmersión corta y sin asumir riesgos. Esta gruta cartagenera es conocida, sin embargo, porque el agua se enturbia con pasmosa facilidad debido al desprendimiento de sedimentos de sus paredes por al aleteo de los buceadores y las burbujas de sus bombonas.
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Según su versión, eso fue precisamente lo que ocurrió cuando se encontraban en una de las cavidades de la gruta. Al perder visibilidad, declaró el sospechoso, la buceadora se soltó de las líneas de vida o cabos guía de la cueva y entró en una situación de estrés, lo que dispara exponencialmente el consumo de aire.
Su compañero explicó a los agentes que trató de calmar a la buceadora y ayudarla a agarrarse nuevamente a la línea de vida, pero ésta estaba muy alterada y lo rechazó con golpes. El investigado solo cuenta con movilidad en uno de sus brazos y, según su versión, no pudo ayudar a la mujer a abandonar la cueva. En ese momento, explicó, decidió salir de la gruta a pedir ayuda, llamando a Emergencias.
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