A las 12.01 horas del 25 de febrero de 2019, los guardias civiles del Equipo de Delincuencia Económica que siguen el rastro presuntamente ... delictivo del jefe de los Servicios Jurídicos de Ordenación del Territorio, Luis Pérez Almansa, interceptan una conversación telefónica con alguien que responde al nombre de Antonio.
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–¿Tomamos café mañana en el Tebas?
–Sí, a las ocho y cuarto –responde el jurídico.
–Aprovecha y pregunta a este cómo van las cosas, que mañana tenemos que presentar postura.
Los investigadores no tardan en averiguar que quien ha tocado 'la caña' esa mañana es un pez gordo. Se trata de Antonio Sevilla, el exconsejero de Fomento y, por lo tanto, antiguo jefe del principal sospechoso de la trama de corrupción que desde hace meses tratan de desentrañar dentro de la 'Operación Honeymoon'.
Unos días más tarde vuelven a intervenir otra conversación de interés entre ambos sujetos.
–¿Se ha puesto alguien en contacto contigo del Ayuntamiento de San Javier? ¿No? Bueno, mañana te comento.
Los contactos se suceden y los investigadores constatan que se cuidan mucho de entrar en detalles por teléfono. Todo son sobreentendidos –«aquello», «este», «las cosas»– y que siempre quedan para tratar los asuntos en persona, a resguardo de oídos indeseados. «Mañana lo vemos y te comento», es la manera en que suelen finalizar sus conversaciones.
El 22 de marzo, el exconsejero y expresidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena vuelve a contactar con Pérez Almansa y le da un recado.
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–Llama a tus amigos y diles que lo que me pediste se ha desbloqueado.
Las gestiones son innumerables y casi diarias.
–Este es el teléfono de la mujer del director. Llámala a ver si le encaja y que te dé un retorno, porque si no hay que buscar a otro –le pide al jurídico en otro momento.
Siguen hablando y Sevilla le dice que «voy a ir a Sanidad para un aporte de pruebas». Y Pérez Almansa le contesta: «Dile a este (da el nombre) que te eche una mano. Te va a echar una mano, pero ya te contaré. Lo peor que puede pasar es que Sanidad entre en el asunto. Eso depende de la Dirección General de Salud Pública y ahí tenemos trabajando a este (menciona otro nombre)».
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–Llámalo tú –le pide el antiguo alto cargo, quien le insiste en el primer asunto, el de la mujer del director–. Es que si no se puede hay que buscar a otro.
Los guardias civiles reflejan cada una de estas conversaciones en sus atestados y les otorgan relevancia, pues las incluyen entre las gestiones extraoficiales a las que Pérez Almansa se dedicaría dentro del entramado de tráfico de influencias que se le atribuye.
Los contactos no cesan. «¿Conoces a dos personas del Servicio de Pesca de Juan XXIII, que se llaman tal y tal (los nombra)», escuchan preguntar a Sevilla el 6 de mayo de 2019. «Sí», responde el jurídico. «Pasaré a verlas y luego ya paso a saludarte», le hace saber su exjefe.
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Al día siguiente vuelve a llamarlo para preguntar quién es el director general de Salud Pública. «¿Tienes su teléfono?», reclama seguidamente.
Los investigadores, escamados por tanto interés en un departamento –el de Pesca– que nada tiene que ver con la Dirección General de Ordenación del Territorio en la que Pérez Almansa tiene su despacho y sus competencias, hacen gestiones para averiguar qué se traen entre manos. Y no tardan en relacionar las gestiones con la llamada de Pérez Almansa a un funcionario de Pesca.
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«Tengo un amigo –le hace saber a este– que tiene una pescadería en Los Alcázares y ha tenido un problema; por si tú sabes algo». Y el empleado público le confirma que «fue una intervención de la Guardia Civil, en la que nos llamaron como apoyo técnico. Hicieron dos inspecciones en dos pescaderías consideradas de alto riesgo, ya que compran el pescado en el mercado negro y son reincidentes». Añade que en una pillaron 24 cajas de quisquilla que no habían pasado por la lonja, dos piezas de atún rojo que no se pudo demostrar que tuviera origen lícito, pulpos congelados sin trazabilidad alguna... «Lo tienen complicado», resume el funcionario. «Hay decomiso de la mercancía y luego les abrirán expediente y les sancionarán. El problema de este hombre es que tiene una lista de antecedentes muy extensa. Si es amigo tuyo, dile que el día que tenga un problema y pase algo puede acabar en la cárcel».
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La conclusión a la que llegan los investigadores es que el exconsejero Sevilla «está interesado en que ayuden a la citada pescadería en ese trance» –la intervención de la Guardia Civil– y que para ello está utilizando la vía Pérez Almansa «y barajando las personas con las que pueden contactar». Todos los extractos de las conversaciones acaban siendo puestos en manos del titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Murcia, José Fernández Ayuso, quien en uno de sus autos deja constancia de que el expresidente de la Autoridad Portuaria y exconsejero de Fomento, Antonio Sevilla, «mantiene fluidos contactos y conversaciones (con Luis Pérez Almansa) que denotan un alto grado de confianza y una comunión de intereses».
Las diligencias de la 'Operación Honeymoon' a las que ha tenido acceso LA VERDAD, después de que se levantara el secreto sumarial al que han estado sometidas durante dos años, confirman que Antonio Sevilla no ha sido llamado a declarar por estos hechos. Ello puede responder a que los investigadores, la Fiscalía y el juez no aprecian delito alguno en estas supuestas gestiones o, simplemente, a que consideran que aún no ha llegado el momento de hacerlo. En estos días se está procediendo a citar a algunos de los principales sospechosos.
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