La jueza procesa al profesor de la extinta Escuela Taurina de Murcia por supuestas agresiones sexuales a alumnos

La instructora, en su escrito, declara además la responsabilidad civil subsidiaria de la presidenta de la escuela y requiere a los acusados para que, en un plazo de cinco días, aporten 20.000 euros de fianza para poder responder de las posibles indemnizaciones que se deriven de este caso.

La magistrada del 'caso Estoque' explica, en su auto, que existen indicios de que el investigado -que está siendo defendido por el abogado Manuel Martínez Martínez- se aprovechó de su profesión de profesor de la escuela de tauromaquia en Murcia y de su superioridad, pues las víctimas eran menores y, según relatan, dependían de él para ser seleccionados para participar en corridas y para desarrollar su carrera profesional.

En ese contexto, sostiene la magistrada, los afectados fueron objeto de supuestos tocamientos y agresiones sexuales, según los casos, tanto a niñas como a niños, dándoles masajes en sus genitales, obligándoles a ser sometidos a felaciones... Además, según explica la resolución, José María O.L. presuntamente grabó esos ataques mediante fotos y vídeos, a tenor de lo que relatan las víctimas y del material que apareció en su casa.

El auto desgrana los detalles de las declaraciones que algunas de las víctimas prestaron durante la instrucción. Los exalumnos relataron a la juez que José María O.L. «los dividía en dos grupos por edades, dándoles un trato diferenciado que no se justifica por su distinto nivel, sino por la necesidad de tener apartados a aquellos menores de edad que eran objeto de interés sexual«, según relata la resolución.

Una de las víctimas explicó, a la magistrada, que entró en la escuela con 11 años. José María O. L. era su profesor y, según su relato, al poco de iniciar su actividad, tanto a ella como a su madre, les insistió en la necesidad de que la niña recibiese masajes y fuera a su casa a ver vídeos de toros, a lo que se negó. En un camerino de la escuela, afirma esta denunciante, le hizo fotos desnuda y la penetró, existiendo un vídeo de ese ataque en el que la menor se reconoce.

Otra de las afectadas reveló que el sospechoso la sometió durante años a tocamientos en su domicilio con la excusa de darle masajes. En ese tiempo, sostiene la denunciante, la coaccionó con frases como «sin mí no vas a llegar a nada» o «me necesitas para siempre». Esta víctima explicó a la juez que, dada su juventud, carecía de experiencia sexual alguna lo que fue aprovechado por el acusado que le hizo creer que esos masajes con penetración formaban parte del entrenamiento. Esta afectada, según recoge el auto, aún se encuentra en tratamiento psicológico por estos hechos.

El investigado, según refleja la resolución, ha negado reiteradamente los hechos, declarando que está en situación de incapacidad permanente absoluta y que padece diversas dolencias. Los forenses, en un informe médico aportado a la causa, revelan que el sospechoso padece algunos trastornos mentales pero subrayan que éstos no afectan a su imputabilidad.