José Javier Sánchez Martín: «Queremos demostrar la precisión del Ejército del Aire»

–¿Qué sensaciones tiene en vuelo?

–Recuerdo los primeros aterrizajes en formación, una maniobra delicada. Pensaba 'madre mía, estoy aquí rodeado de aviones, tengo que ajustar la frenada y hacerlo todo suave y controlado. Las sensaciones fuertes las recuerdo en los comienzos. Los 'loopings en cuña', con cuatro en línea. Luego te acostumbras.

–Claro, te acostumbras a caer en picado y hacer 'loopings'. Algo normal.

–Cuando lo has hecho veinte mil veces, sí. También hay sensaciones buenas, como cuando era 'líder' y volaba delante marcando al resto las maniobras. Piensas que han confiado en ti.

–Se habla de las fuerzas G, ¿cómo se lidia con esos impactos físicos?

–Llevo 20 años volando y ya estoy acostumbrado. Sé cómo reacciona mi cuerpo y que, si tengo muchos vuelos seguidos metiendo muchas G, al final voy algo tocado de cervicales. La sensación física es como cuando en una montaña rusa bajas muy fuerte. Los brazos te pesan y, si no tienes la cabeza recta, haces fuerza con el cuello. Y luego está la sangre de la cabeza, que tiende a bajar hacia los pies. Todos los pilotos del Ejército del Aire pasamos un entrenamiento fisiológico para evitar los efectos negativos.

–La sincronización es lo que causa más asombro.

–En los actos militares tenemos que tener una precisión de uno o dos segundos. Es la precisión del Ejército del Aire que queremos demostrar, como un ejército preciso que sabe cumplir la misión con exactitud, porque luego en las misiones de caza tienes que tirar una bomba en un punto concreto. Y lo hacemos con el 101, una tecnología de hace 40 años. En la exhibición, a base de muchos ensayos, sabemos sincronizarnos como si fuera un baile, una coreografía en el aire.