El relato. Desde la constitución de la Asamblea Regional, hay un debate abierto sobre la necesaria (o no) cooperación y acuerdo entre las dos fuerzas ... de la derecha en la Región de Murcia. Vox ha impuesto un relato de masas (el respeto a sus votantes) para justificar un acuerdo de reparto del poder entre élites. Y lo hace bien, con esas argumentaciones infantiles destinadas a sus públicos cautivos usando una aritmética mecanicista: «Si sumamos 30 y tú tienes 21 y yo 9, me toca en el reparto un tercio del poder». Se impone el relato de la necesaria colaboración, no para un fin concreto, no para la aplicación de un programa, ni siquiera para justificar la necesaria colaboración ante una alternativa de izquierdas. Se impone por el respeto a los votantes, no a todos, a los de Vox, obvio.
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La elección racional. A pesar del relato, los politólogos nos preguntamos cómo se puede imponer en los medios y en parte de la sociedad la necesidad de algo que no es necesario. El PP tiene la coalición vencedora mínima, que son sus 21 escaños. Ante esa realidad, solo es posible una coalición alternativa, los 22 escaños que podrían formar la coalición Vox-PSOE. Y si no hay coalición alternativa, solo queda la mayoría de bloqueo que forman a su vez esos mismos partidos. Y no hay más. No existe desde una perspectiva de elección racional ninguna alternativa que sea más satisfactoria que cualquiera de estas tres. Solo una fuerza gana (Vox) con una alternativa 'no racional', que es la de una coalición vencedora máxima, la formada por Vox y PP, que se basa en la consecución de una mayoría parlamentaria absoluta que no es necesaria.
La derecha cobarde... y pusilánime. Para los más tibios del PP, esos a los que Vox ha llamado durante estos años la derechita cobarde, un gobierno de coalición es una solución, no solo para salir del 'impasse' actual, sino para que los consejeros de Vox hagan el trabajo sucio que esa derecha cobarde no se atreve a hacer. En el caso de la Región de Murcia, ese trabajo tiene un destino: el Mar Menor. Detrás de este nombre que evoca más o menos emociones positivas e identitarias a un número importante de electores, se esconde el verdadero motivo por el que la elección de la mejor opción para la derecha 'pactista' se puede convertir en la peor de las decisiones para el conjunto de la Región.
¿Táctica o estrategia? El PP de la Región de Murcia lo tiene complicado. El Gobierno de López Miras necesitará un acto de arrojo casi bíblico para resistirse ante esa «necesidad de pactar». Ni el contexto le acompaña (sus correligionarios de Aragón, Baleares y hasta la 'Agustina' de Extremadura van plegando velas), ni Génova le agradecerá un sacrificio por la causa. Vox lo tiene claro: en estos últimos cuatro años han apostado por la táctica en Andalucía y luego en Madrid, y la derecha cobarde, incluso la de Ayuso, no ha cumplido. Su apuesta ahora es por la estrategia, la que originó su nacimiento: sustituir al viejo partido conservador, como está sucediendo en varios países de Europa, donde la derecha radical populista ha fagocitado a los viejos partidos liberales y social-cristianos. Vox sabe que los partidos que no son útiles para sus electores desaparecen (Ciudadanos, Podemos), y que la apuesta ahora es por mostrar su utilidad entrando en los gobiernos regionales, y en el nacional. No hay más juego. Es todo o nada. No hay incentivo para pactar 'políticas'. Solo hay un premio, tocar poder, para acabar por fagocitar a su verdadero enemigo que no es el sanchismo (que en realidad es quien les da vida, una vez que Pablo Iglesias cambió Moncloa por YouTube), sino el Partido Popular. Como Vox ha elegido entre táctica y estrategia esta última, el PP de la Región siempre será perdedor a largo plazo, salvo que haga lo mismo: elegir estrategia con una mirada estructural de largo plazo (2027). Si Vox piensa en el futuro, el PP para equilibrar el tablero debe hacer el mismo razonamiento. A 2027 cómo llegará mejor Vox: con un cogobierno (el del Mar Menor). A 2027 cómo llegará mejor el PP: con un gobierno en minoría, pero en solitario. Estrategia o táctica, la mirada del corto plazo, o la del estadista que piensa en la Murcia de 2030, y no en el Gobierno de 2023.
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