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Las hijas de Yolanda Torreira disfrutan deun rato de lectura en una casa en Noruega.
El intercambio de casas gana adeptos en la Región de Murcia

El intercambio de casas gana adeptos en la Región de Murcia

«Hay que tener respeto y generosidad», afirma una vecina de Molina que lleva 12 años abonada a esta práctica, que en 2024 registró más de 14.000 operaciones en la Región

Lunes, 24 de febrero 2025, 01:13

Dejar las llaves de casa a un desconocido para dormir a su vez en su hogar es como si dos árboles se intercambiaran las raíces por un rato, un canje íntimo y de profundidad que hace unos años podía parecer una excentricidad, pero que cada vez convence a más ciudadanos de la Región de Murcia, que ven en el alojamiento colaborativo una forma diferente y económica de viajar aprovechando las posibilidades sociales que brinda internet.

La práctica ha ido en aumento en todo el mundo en los últimos años y en 2024 acentuó su expansión en la Comunidad, donde, según los datos de la plataforma HomeExchange, la que cuenta con más usuarios en España –aunque no la única–, experimentó un repunte del 50%. En concreto, el pasado año se realizaron cerca de 14.000 intercambios con origen o destino en la Región de Murcia a través de esta página web, frente a los 9.300 del año anterior. El incremento es superior al registrado en el conjunto del país, donde el ascenso fue del 35%, hasta alcanzar más de 1,2 millones de operaciones.

La idea de abrir la puerta a personas con las que no se ha tenido ninguna relación de amistad previa no contaba con tantos adeptos hace 12 años, cuando Yolanda Torreira, propietaria de una de las 439 viviendas que HomeExchange ofrece en la Región de Murcia, se decidió a probar algo nuevo con la permuta temporal de su hogar por otro en Suecia. La experiencia le gustó tanto que desde entonces ha acumulado ya 60 intercambios y se ha convertido en una embajadora de esta forma de viajar, que, según asegura, no solo le permite ahorrar grandes sumas de dinero en concepto de alojamiento, sino también conocer los lugares de otra forma. «Cuando intercambias tu casa no eres un turista, eres un viajero», defiende.

Esta vecina de la urbanización molinense de la Alcayna, que suele viajar en familia, destaca que, a través de esta práctica, ha conseguido establecer conexiones más «profundas» con los lugares que visita. «Te integras en la vida cotidiana de otro lugar como si fueras de allí. Te metes en la piel de un londinense, de un canadiense o un francés durante unos días», asegura, y no solo por dormir en su cama o usar su cafetera, que también, sino porque muchas veces los anfitriones, en una muestra de una cortesía habitual entre los usuarios de esta comunidad, añaden otros activos de valor para el viajero: «Te dejan recomendaciones, te presentan a sus vecinos o tratan de sorprenderte con alguna cosa para hacer la estancia especial», explica Yolanda. «En Suiza, la familia nos preparó una sorpresa muy bonita: nos pusieron una especie de yincana y nos dijeron que estuviéramos en un sitio a una hora concreta. El sitio era un castillo en mitad de las montañas –recuerda–, un lugar precioso donde nos invitaron a una cena pagada por ellos». Otra de las veces, coincidiendo con que regresaban a casa un día antes de que se marcharan sus huéspedes, se vio en un papel desconocido: «Nos quisieron invitar cocinando ellos en nuestra vivienda, lo que fue muy curioso. Debo ser de las pocas personas que puede decir que ha sido invitada a cenar en su propia casa», bromea.

En familia. Yolanda, su marido y sus hijas, durante un viaje a Londres en uno de los intercambios.

Pese al temor que suele aparecer cuando se baraja realizar un intercambio de este tipo, la usuaria afirma haber encontrado que la comunidad se apoya en tres pilares fundamentales: «Confianza, generosidad y respeto». Valores que provocan, además, que en muchos casos se creen lazos que van más allá del viaje. «Hemos hecho amigos en todo el mundo. Cuando mi hija estudió en Francia, por ejemplo, teníamos contactos de confianza allí gracias a los intercambios».

El sistema funciona bajo tres modalidades: intercambio simultáneo, intercambio no simultáneo, y mediante puntos que se acumulan al prestar una casa, que luego pueden gastarse accediendo a la de otro en otro momento. Las plataformas dedicadas a esta actividad exigen una cuota que suele ser inferior a los 200 euros al año a cambio de seguros y fianzas para evitar sorpresas desagradables. Aunque Yolanda asegura no haberlos necesitado nunca en estos 12 años. «La mayoría de la gente es muy respetuosa», defiende. Además, las puntuaciones entre usuarios permiten conocer la fiabilidad de cada propietario.

El tirón del litoral regional

En la Región de Murcia, la cercanía del mar se revela como un importante atractivo, como muestra la lista de las ciudades con mayor número de intercambios en HomeExchange el pasado año. Salvo la capital, todas se encuentran en zonas costeras. En concreto, la más visitada fue Cartagena, con 2.362 intercambios; seguida de Águilas, con 1.365; Murcia, con 1.239; San Javier, con 896; y Mazarrón, con 774. Dentro de España, el grueso de movimientos con la Región los concentraron Andalucía, Madrid, Valencia y Cataluña, mientras que a nivel internacional los murcianos han prestado en mayor medida su casa a franceses, británicos, italianos y holandeses. «Cada vez que lo hago sigo sintiendo la misma emoción», destaca Yolanda. «Esto es más que una forma distinta de viajar. Ha cambiado nuestra visión del mundo».

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