El Fiscal Superior, José Luis Díaz Manzanera; el delegado del Gobierno, Diego Conesa; y el fiscal Francisco Sánchez, ayer, comprobando las carencias de despachos de la cuarta planta. nacho garcía

«Me he incorporado y no tengo ordenador»

Sábado, 12 de enero 2019, 03:06

Cuando Lourdes Cárceles llegó ayer a la cuarta planta de la Ciudad de la Justicia, para reincorporarse como fiscal de refuerzo de los juzgados de Molina de Segura y Mula, se encontró con una sorpresa: «Me han mandado a un despacho con una mesa, pero no tengo ordenador». El caso de Lourdes es solo un ejemplo de la falta de espacio y de medios que sufren a diario trece integrantes de la Fiscalía.

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«Algunas estancias son un habitáculo que no tiene unas condiciones mínimas de luz y ventilación», lamentó ayer el Fiscal Superior de la Región, José Luis Díaz Manzanera, mientras mostraba a 'La Verdad' las condiciones de trabajo que se dan en una habitación que debía albergar un archivo, pero que tienen que compartir cuatro fiscales.

«Esto un día 'peta'», afirmó con ironía una de las fiscales, señalando un juego de enchufes que colmata dos regletas con diez interruptores, conectados a ordenadores, impresoras... «Los días que no tenemos juicio, como la habitación no tiene ventanas, estamos sin ver la luz natural de ocho a tres de la tarde», añadió una compañera de este espacio forzado de 'coworking'. En esta misma sala, durante las lluvias torrenciales del pasado noviembre brotó una gotera en el techo. «Comenzó a caer un chorro de agua sobre los escritorios. ¡Menos mal que no mojó ningún documento!», señaló otra fiscal.

Reuniones en el pasillo

'La Verdad' hizo un recorrido por las estancias habilitadas como improvisados despachos y llegó a la sala de comparecencias que se reparten cuatro fiscales. «Cuando tenemos que recibir a un abogado nos salimos al pasillo o a la sala de juntas para no molestar a los compañeros», explicaba María Jesús Muñoz, fiscal de refuerzo de estupefacientes. Su compañera de 'despacho', María Marta, fiscal de los juzgados de Instrucción 5 y 9 de Murcia, añadía otro inconveniente de las carencias de espacio que sufren a diario: «Como somos cuatro, muchas veces no te puedes concentrar en tu trabajo, porque cada dos por tres suena el teléfono de alguno».

Las dos fiscales coinciden en lamentar que estas interrupciones provocan «retrasos» en su labor de estudio de las causas judiciales. Por no decir que no tienen intimidad, tal y como apuntó María Marta: «Nos enteramos de cosas sensibles de investigaciones que no deberíamos escuchar». Tal es el déficit de despachos que sufren en la Fiscalía que hasta han desalojado de una sala a dos funcionarios que llevan los procedimientos civiles.

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