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La Consejería ha comenzado a implantar en las aulas programas educativos basados en la evidencia científica, es decir, que han demostrado su eficacia empíricamente antes de llegar al colegio o al instituto. El objetivo es incorporar esta metodología como una nueva herramienta que, junto ... con los últimos avances tecnológicos, permita introducir variables correctoras que solventen las carencias y retos del sistema educativo. Entre esos programas ya evaluados empíricamente, desde el curso pasado se pilotan en diversos centros planes como Referen-T, ConviveTeam, T-Sigo, además de adoptar decisiones consensuadas por grupos de expertos, como la prohibición de los teléfonos móviles en los centros educativos y la limitación de las tabletas en los primeros cursos de Primaria. «Esas iniciativas responden a las prioridades del Ejecutivo regional, que son la promoción del éxito educativo y la reducción del abandono educativo temprano y del desempleo juvenil», defiende el consejero de Educación, Víctor Marín.
La enseñanza basada en evidencias busca dotar al docente de pedagogías que han sido practicadas con éxito en miles de colegios y han logrado un buen resultado contrastado. La Consejería lleva cuatro años experimentando diez de esas estrategias en otros tantos colegios e institutos murcianos para contrastar su validez en las aulas de la Región con el programa Alenta.
Los resultados de ese proyecto, ideado a muy largo plazo, se tomarán en cuenta para diseñar la política educativa. Los centros experimentan con un grupo de alumnos las diez estrategias, seleccionadas a través de un programa de meta análisis que ha concluido que son metodologías que han ofrecido buenos resultados entre 300 millones de estudiantes de todo el mundo. Entre ellas, por ejemplo, el aprendizaje colaborativo, que lleva a los alumnos a trabajar en grupos pequeños para lograr un objetivo. Según ese modelo, todos los estudiantes de cada grupo tienen que participar activamente en la negociación de roles, responsabilidades y resultados.
El programa Referen-T se pilotó el pasado curso en diez centros de Secundaria y este se ha extendido a otros once. Consiste en que estudiantes en riesgo de fracaso académico reciban el soporte de otros alumnos del mismo centro de cursos superiores a los que les vaya bien para que actúen como referentes y apoyo hacia el éxito académico. En el plan participaron un centenar de alumnos que iban encaminados a la repetición de curso. La mitad lograron remontar el año académico con el seguimiento de sus compañeros, otro 20% mejoró sus resultados, pero no lo suficiente para promocionar, y el resto no ha respondido como se esperaba. Con todo, apenas tres alumnos dejaron el programa.
Otro de los programas basados en evidencias científicas son las tutorías en grupos reducidos para reforzar conocimientos de Matemáticas y Lengua, que se realizarán desde este curso en tercero y cuarto de Primaria, tercero y cuarto de la ESO y Grado Básico de Formación Profesional, ya que es a esas edades cuando los alumnos deben haber adquirido aprendizajes esenciales para seguir formándose con éxito. El plan arranca en noviembre, y serán los equipos docentes los que escojan a los alumnos que participen en el programa. Los estudios científicos demuestran la efectividad de las tutorías en pequeños grupos, «ya que mejoran significativamente los resultados académicos, sobre todo en alumnos que por diversas circunstancias pueden verse rezagados».
Los alumnos adolescentes que están en riesgo de fracaso responden mejor cuando el apoyo y guía les llega de otros compañeros mayores de su mismo instituto. Lo han constatado en el instituto Sabina Mora, en Roldán, donde ya el pasado curso pilotaron el programa Referen-T para prevenir el abandono escolar temprano, con unos resultados «muchísimo mejor de los esperados. Funcionó de forma muy satisfactoria, y este curso lo hemos puesto en marcha de nuevo», explica el director del centro, Antonio Vicente Buendía. El programa consiste en que alumnos de Bachillerato tutoricen a estudiantes de primero y segundo de la ESO que empiezan el curso suspendiendo varias asignaturas y que, a juicio de sus docentes, se encaminan hacia la repetición de curso.
Siete alumnas de primero de Bachillerato se comprometieron el pasado curso a tutorizar a 23 compañeros de primero y segundo de ESO, y los buenos resultados han sorprendido en el centro. «Nueve de los estudiantes mejoraron mucho y sacaron adelante el curso. El balance ha sido muy positivo». El pasado curso participaron en el programa piloto 96 escolares, 60 alumnos-tutores y 26 docentes de diez centros. La mitad de los estudiantes lograron salvar el curso después de las sesiones de tutorización, que se realizan en el mismo instituto durante una hora extra a la que los estudiantes se comprometen a asistir.
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