Ana Morales, coordinadora de la Unidad de Ictus del Hospital Virgen de la Arrixaca. Ros Caval / AGM

En el ictus, el tiempo es cerebro

Cuantas más horas pasan después de sufrir la enfermedad, más neuronas mueren y tras un periodo de entre 6 y 8 horas no suelen quedar supervivientes

Viernes, 29 de octubre 2021, 03:58

Los antiguos griegos utilizaban el término 'ictus' para referirse a un golpe. Así es como esta enfermedad sacude e irrumpe de manera repentina: alteración en la visión, en el lenguaje o en el equilibrio, sensibilidad o debilidad de uno u otro lado del cuerpo y ... dolor de cabeza brusco son las señales de alerta. Es la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en hombres en la Región de Murcia, aunque la ciencia ha conseguido disminuir esta tasa y la probabilidad de padecer secuelas. Hoy casi la mitad de los pacientes que sufren un ictus lo superan sin efectos.

Publicidad

Cuando uno de los vasos sanguíneos del cerebro falla, las neuronas dejan de recibir alimento y mueren. Es así de simple. El fallo puede deberse a una hemorragia o a una obstrucción -ictus isquémico- y se debe a la arterioesclerosis. Sucede cuando las arterias se vuelven rígidas y la grasa que contienen se convierte en una placa. Esta tiene facilidad para desprenderse y circular por el flujo sanguíneo y, si llega a una arteria más pequeña de la cabeza, la tapona provocando un ictus. Suelen sufrirla las personas mayores de 75 años con factores de riesgo vascular, como la hipertensión, diabetes, colesterol, fumar y llevar una dieta poco equilibrada. Es un perfil recurrente en la consulta de Ana Morales, coordinadora de la Unidad de Ictus del Hospital Virgen de la Arrixaca, quien asegura que estas personas «sufren un infarto cuando tienen 55 años y un ictus, con 75, porque la arterioesclerosis del cerebro llega después que la del corazón».

Una vez que sucede, «el tiempo es cerebro», según la Sociedad Española de Neurología. A la primera señal de alerta se debe llamar al 112 para que los sanitarios valoren si se activa el 'Código ictus', iniciando el tratamiento. Funciona como una regla de tres: cuantas más horas pasan, más neuronas mueren. No lo hacen todas a la vez, pero tras un periodo de entre 6 y 8 horas no suelen quedar supervivientes. Sin embargo, cada cerebro es un mundo. Ana Morales lamenta que «no puedo saber delante de ningún enfermo las neurones que han muerto. Si llego al tratamiento en cuatro horas, no sé si va a ser del todo eficaz».

El ictus isquémico es mortal para un 11% de pacientes, mientras que el hemorrágico aumenta hasta el 20%. De los que sobreviven, la cifra es esperanzadora: un 45% de los ictus tratados no desarrolla secuelas. Es un porcentaje que contrasta favorablemente con los datos de hace una década. Entonces, un tercio de los supervivientes quedaba con secuelas mínimas, otro con moderadas y el último con graves. Lo que ha sucedido solo lo explica la ciencia. Hasta hace diez años, los tratamientos solo buscaban que el paciente viviera, pero dos nuevas herramientas cambiaron las reglas y disminuyeron las secuelas. Aparecieron fármacos y tratamientos que disuelven o sacan el trombo mediante un catéter del vaso obstruido para recuperar el flujo sanguíneo, imitando la técnica que se usa en el infarto de miocardio. Estos se convirtieron en los tratamientos agudos del ictus.

Publicidad

También se observó que «si en los primeros momentos controlas el ictus en unas condiciones extremas, a través de la fiebre, el ritmo cardiaco y la tensión, fallecen menos personas y las secuelas se reducen», explica Morales. Así nacieron las unidades de ictus, que la doctora considera «el recurso que salva más vidas». En la Región hay una en la Arrixaca y otra en el hospital Santa Lucía de Cartagena, pero el reto es que la asistencia llegue a todos los centros. Para ello, se presentó esta misma semana la herramienta 'tele-ictus': «Si un paciente sufre un ictus en Yecla, habrá que trasladarlo en ambulancia a la Arrixaca para que un neurólogo le administre el tratamiento. Esto significa 100 km y unos 90 minutos de pérdida de neuronas. Pero si puedo comunicarme con una cámara con la urgencia e iniciar el tratamiento, ese paciente ganará mucho tiempo», asegura Morales.

El otro reto es el de «intentar abrir la ventana». Se trata de guiarse por la individualidad de los cerebros para seleccionar aquellos más resistentes a la falta de flujo sanguíneo y que hayan perdido menos neuronas. «Habrá pacientes que podrán beneficiarse incluso 24 horas después de sufrir el ictus. Imagínate cuánto podríamos 'abrir la ventana'», confía la doctora, que asegura que esta técnica llegará a la Región en los próximos meses.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad