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La fiesta promete. Cena de gala, uvas de la suerte, cotillón, música en directo y resopón de madrugada. Solo el menú de la cena incluye foie micuit, champiñón Portobello, merluza de Burela y solomillo a la parrilla. De postre, mousse de chocolate. Y, como no podía ser de otra manera, vino y champán a pajera abierta. Con esta carta de presentación, tampoco es de extrañar que las reservas para la fiesta de Nochevieja en el hotel Nelva vayan «muy bien» a estas alturas de noviembre, con más del 50% de las entradas vendidas, celebra el director del complejo, Carmelo Muñoz.
Sin embargo, los responsables de este y otros negocios relacionados con la hostelería en la Región de Murcia están más pendientes ahora de la incidencia acumulada, los ingresos hospitalarios y la curva de contagios por Covid-19. De los geles hidroalcohólicos, las mascarillas y la distancia de seguridad, de las decisiones en torno a los pasaportes de vacunación, el consumo en barra o en mesa, los horarios y los aforos. Porque, a un mes de las reuniones familiares por excelencia, y mientras muchos restaurantes ya cuelgan el cartel de 'completo' para las cenas de empresa propias de diciembre, la única barra libre segura a día de hoy es la de la «incertidumbre para empresarios y clientes», según definen muchas de las fuentes consultadas para este reportaje. Desde promotores musicales, a empresarios de hostelería y restauradores de la Región. Una incertidumbre motivada por la amenaza de la sexta ola de la pandemia y las posibles restricciones sanitarias que sobrevuelan sobre nuestros planes con familiares y amigos como el fantasma de las navidades pasadas.
«Hoy hemos superado los 300 casos diarios», resumía el jueves con preocupación María Egea, propietaria del restaurante Frases, en Murcia. De hecho, tanto el número de positivos como la cifra de ingresos en los hospitales de la Región prácticamente se han duplicado en la última semana. Eso sí, la ocupación hospitalaria por Covid sigue en niveles muy bajos y el grupo con la incidencia más elevada es el de los menores de 12 años, donde aún no se ha iniciado la campaña de vacunación.
Pero, como muchos temen, unos malos datos en la pandemia solo llevan por el camino de las «decisiones políticas» -basadas en criterios técnicos, como han defendido los responsables políticos- que «siempre tienen a la hostelería en el punto de mira», coinciden los entrevistados. «Yo no duermo tranquilo», admite el propietario del restaurante Verbena, Alberto Aramo, que tiene todas las mesas de su local reservadas para el fin de semana del 18 y 19 de diciembre. «Trabajamos con el miedo a que vengan nuevas restricciones y cancelaciones de reservas, cuando ya tenemos contratados a trabajadores y mucho género en las cámaras. La última vez nos pilló el cierre de la hostelería con 300 euros en el horno», lamenta Aramo.
«Levantando el vuelo», reza el cartel que está colgado a la entrada del restaurante La Pequeña Taberna, en el corazón de la capital. «Otra cosa es que nos dejen levantarlo», matiza el propietario, Miguel López. En este local, como en muchos otros del centro de Murcia, el teléfono y el libro de reservas echan humo para lograr encajar en las próximas semanas todas las «ganas de salir» que hay, confirma Carmelo Muñoz. «Los días claves del mes de diciembre estamos completos», celebra López, quien se muestra «optimista». Sobre todo, porque no se imagina «restricciones en el aforo de los locales que ya tienen decenas de reservas realizadas. Si restringen los aforos, ¿qué hacemos con las mesas que se quedan fuera y sus correspondientes reservas? Esto plantearía un grave problema en muchos negocios; puede ser peor el remedio que la enfermedad», razona el dueño de La Pequeña Taberna, que ya ha tenido que afrontar «algunas cancelaciones».
Este negocio de restauración no es el único donde sus responsables han notado que las reservas para las cenas de empresa y las celebraciones familiares típicas de las navidades «se han adelantado varias semanas». Influyen las ganas de jarana acumulada durante muchos meses, pero también la previsión por lo que pueda pasar en el corto y medio plazo. En el emblemático restaurante Rincón de Pepe, por ejemplo, ya han vendido más del 50% de las entradas para la fiesta de Nochevieja y posterior cotillón. Aquí no se plantean restricciones que puedan derivar en cancelaciones para una fiesta para la que se lleva trabajando desde hace muchos meses. Además, «antes se daban todas las cenas de empresa concentradas en una o dos semanas de diciembre. Y este año hemos empezado a servirlas un mes y medio antes de lo habitual», confirma el encargado del restaurante, Manuel Moreno, que atesora más de 30 años de experiencia a sus espaldas solo en este negocio. Otra de las cosas que también ha percibido Moreno en estas últimas semanas es que muchos clientes, en cierta manera, «le han perdido el respeto al Covid». Lo dice un hostelero que lo pasó «mal» cuando recibió cada una de las dos dosis de la vacuna de Pfizer, pero «aún peor» lo pasó cuando contrajo la enfermedad en los albores de la pandemia. Él sigue teniendo «mucho respeto» al virus. María Egea, de Frases, también cree que muchos comensales sufren -de forma aguda en muchos casos- lo que se ha venido a denominar como «fatiga pandémica». Y son ellos, los hosteleros, los que tienen que seguir haciendo de «policías» para recordar la importancia de «ponerse la mascarilla» o «utilizar el gel hidroalcohólico» en el restaurante. Alberto Aramo, por ejemplo, está un poco «harto» de asumir un papel de «agente de la autoridad» que no le «corresponde para nada».
Lo que no tendría «ningún sentido», a juicio del gerente de la cadena de restaurantes El Parlamento Andaluz y presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines de la Región de Murcia (Acbarm), José María Rubiales, es que «el Gobierno regional adoptara nuevas restricciones en la hostelería sin que se haya llegado a regular el pasaporte Covid, siendo además una de las pocas comunidades autónomas donde ha sido autorizado por los tribunales de justicia». El sector de la hostelería «solo piensa en trabajar con normalidad en estas fiestas y en aplicar las herramientas necesarias para ello», explica Rubiales. Y esas herramientas, casi un año después del inicio de la campaña de vacunación y con casi el 90% de la población de la Región de Murcia mayor de 12 años inmunizada, según recuerda el presidente de Acbarm, están al alcance de la mano con una regulación adecuada del mencionado certificado Covid. Una normativa que el Gobierno regional aún no ha desarrollado, a pesar de contar con el visto bueno de los jueces desde hace varias semanas.
«El certificado Covid se ha creado precisamente para esto y lo que no tendría sentido es que no pudiéramos seguir trabajando», coincide Álvaro Vargas con José María Rubiales. Algunos, como Alberto Aramo, van más allá y piden que tanto el certificado Covid como el pinchazo para recibir la inmunización sean «obligatorios». Principalmente, «porque nadie sabe el dinero que hemos perdido durante todos estos meses y la incertidumbre continua en la que vivimos». Pese a todo, también teme Aramo que la entrada en vigor de este certificado en la hostelería provoque «problemas de acceso» en los locales del centro en los días de más afluencia de personas, y que ello genere «más crispación» entre ciudadanos vacunados y los que todavía no lo están.
Otro de los hosteleros que está convencido de las virtudes del 'pasaporte Covid' es el chef y propietario del restaurante Alma Mater, Juan Guillamón, que estos días hace encaje de bolillos para dar servicio a todos los aficionados gastronómicos que quieren disfrutar de las 'delicatessen' de esta cocina en las fiestas navideñas, que no son pocos. Este viernes, sin ir más lejos, no cabía un alfiler en el salón del local. «Estamos a tope. La gente tiene muchas ganas de salir y de reunirse, y estamos recibiendo reservas con más antelación de lo habitual para no quedarse sin sitio», resume Guillamón. Este chef también reconoce que la misma «incertidumbre» que tienen muchos hosteleros «acongojados» en relación al aumento de los casos positivos por Covid-19 «también la tienen los clientes, y eso es algo que se está notando en estas últimas fechas». Algo que «obliga a maniobrar casi sobre la marcha», reconoce, «trabajando con diferentes variables». Lo que tiene claro Guillamón es que el certificado Covid es una «muy buena opción» para la hostelería en plenas fiestas navideñas, «que para eso llevamos un año vacunándonos», recuerda el chef. «Sería indignante que se aplicaran restricciones al sector sin que se utilizara esa herramienta», subraya.
La pretemporada navideña en los restaurantes costeros del Mar Menor también está marcada por el volumen de reservas, pero también por la incertidumbre. «Hay muchos restaurantes completos y están contentos por la respuesta del público, pero también hay miedo por si llegan nuevas restricciones», explica Manuela Martínez, vicepresidenta de la Asociación de Hosteleros de La Ribera y San Javier, Hostesan. Además, y con los comedores ya al completo para varios días de diciembre, el público sigue pidiendo mesas en terrazas. Mejor un poco de frío para reducir el riesgo de contagio, aunque sea en pleno invierno.
Álvaro Vargas | Animal Sound
De Kate Ryan a Camela, pasando por actividades navideñas para toda la familia y una gran fiesta en Nochevieja para la que ya están todas las entradas agotadas. Pero el ritmo de ventas para el resto de espectáculos «ha bajado mucho en los últimos días». El menú diseñado en la programación de La Plaza, el espacio lúdico y cultural organizado por Animal Sound Grup en la Plaza de Toros de Murcia para estas fiestas navideñas, incluye un total de 16 eventos hasta el próximo 9 de enero cuya celebración «está garantizada», se muestra firme Álvaro Vargas, socio de Animal Sound. Entre otras cosas, porque la empresa trabaja en este proyecto desde hace «más de siete meses, poniéndonos en el peor de los supuestos en relación a la pandemia y con un plan de contingencia alternativo. Ahora mismo no se puede trabajar de otra manera. Al principio nos planteábamos meter grupos de reservados con la gente sentada». Empresario previsor vale por dos. Según la normativa actual para espectáculos públicos, las casi 3.000 personas que se llegarán a juntar aquí, con una carpa exterior de más de mil metros cuadrados, podrían «consumir de pie y también bailar». Sin embargo, «ya hemos presentado un plan de contigencia por si la cosa se pone muy fea, a través del cual pediríamos el certificado Covid y separaríamos la zona de consumo de la zona de baile». De hecho, Animal Sound pretende pedir este documento a todos los asistentes «por una cuestión de responsabilidad». Eso sí, esta decisión aún está pendiente de obtener la autorización por parte de la Consejería.
Entre los martillazos de los trabajadores que ultiman el montaje del escenario para el primer concierto de La Plaza, que se celebró este sábado con una buena dosis de 'hardcore', Vargas es tajante al mostrarse partidario de «aplicar las medidas sanitarias que haya que aplicar». Por supuesto, la mascarilla seguirá siendo obligatoria. Pero también deja claro que «parar ahora la actividad sería la muerte de muchas empresas del sector que han llegado asfixiadas hasta aquí. Hay que encontrar un equilibrio». Que se lo digan a los más de 300 empleados que serán contratados aquí hasta enero.
Alfonso Torres | Dueño de la discoteca Trips
Alfonso Torres, dueño de la discoteca Trips, ubicada en Cabo de Palos, lleva vendidas ya más de tres mil entradas para la fiesta de Nochevieja, que quiere que sirva para que los que asistan «olviden los dos años de pandemia que llevamos». Para ello trabajan él y su equipo desde hace más de dos meses en lo que será no una simple despedida del año, sino «una fiesta espectacular».
Para que todo ello se cumpla, afirma, «pondremos todas las medidas de seguridad sanitarias que sean posibles». Este empresario está dispuesto, si se lo exigen, «a pedir el certificado Covid para entrar» a las instalaciones. Para ello ha contratado a una treintena de personas de seguridad que se dedicarán exclusivamente a controlar que las medidas anticovid en el interior de su negocio se cumplen de manera escrupulosa.
El ritmo de venta de entradas, confiesa, ha ido hasta hace unos días «bastante bien», pero desde que el número de contagios comenzó a crecer «se ha ralentizado un poco, aunque no ha parado». Lo único que le consuela es que no tiene, de momento, «cancelaciones», algo que le hace ser muy optimista.
Este empresario no quiere ni escuchar hablar de futuras restricciones ni de que vuelvan a cerrar los establecimientos de hostelería, como en los momentos más duros de la pandemia, porque «de llegar a ese extremo perderíamos mucho dinero, alrededor de 20.000 euros, algo que sería inasumible». Por eso dice sentir «miedo» a que el Gobierno regional imponga más restricciones.
También es dueño de Undersun Restaurant Lounge, ubicado en el centro comercial Las Salinas de La Manga Club, donde este fin de semana ya ha comenzado a servir comidas y cenas de empresa. Tras recuperar la actividad, cuenta, el ritmo de reservas para estos días de reuniones está siendo importante, aunque no como el que hubo en el año 2019. «La gente sigue teniendo cierto miedo a la Covid-19 y no quiere reservar por si al final se suspende o hay más restricciones», concluyó este hostelero. Por Antonio López.
Carmelo Muñoz | Hotel Nelva
Si hay una fiesta de Nochevieja con solera en la Región de Murcia, esa es la del hotel Nelva. Cena de gala, cotillón, música en directo, resopón de madrugada y hasta la posibilidad de salir de la habitación del hotel a las seis de la tarde del día de Año Nuevo pagando un pequeño suplemento. Por si la cosa se alarga. La cosa pinta tan bien que «ya tenemos vendidas más del 50% de las entradas para la fiesta de Nochevieja», cifra el director del complejo hotelero, Carmelo Muñoz. Un buen ritmo de ventas cuando queda más de un mes para las campanadas. Sin embargo, Muñoz explica que, a día de hoy, «no hay nada claro» en relación a la normativa que deberá cumplir este y otros locales para respetar las medidas anticovid. De momento, y tirando de buenas dosis de precaución, el hotel Nelva ha previsto un aforo de «entre 350 y 400 personas» en un salón de celebraciones en el que inicalmente cabrían hasta 600 invitados «antes de la pandemia». Es decir, mantener un aforo «del 70%» a pesar de que la normativa actual permite ampliar «hasta el 75%, y hasta el 100% si pidiéramos el certificado Covid». Pese a todo, y según reitera Muñoz, «de aquí al día 31 de diciembre puede cambiar todo. Así que ya veremos lo que tenemos que hacer cuando llegue el momento. Por ahora, vivimos en una incertidumbre total», admite.
Lo único que tiene claro el director del hotel Nelva es que, «si los casos positivos y los ingresos hospitalarios siguen subiendo, las primeras medidas que se van a adoptar por parte de las autoridades sanitarias irán contra la hostelería». Y eso que «la cartera de eventos para las fiestas navideñas es muy importante, con días en los que tenemos todo lleno». Con todo, Carmelo Muñoz reconoce que el hotel «se adaptará» a lo que venga y la esperanza está puesta en que la cosa -por la pandemia- «no vaya a peor».
María Egea | Propietaria del restaurante Frases
María Egea no quiere ni oír hablar de restricciones de aforo en la hostelería de la Región de Murcia. Algo lógico para la propietaria del restaurante Frases, en Murcia, que solo cuenta con media docena de mesas y un máximo de 14 cubiertos «con pandemia o sin pandemia», resume. «No es lo mismo una restricción de aforo para un negocio que puede meter a 300 o a mil personas que para un restaurante que solo tiene seis mesas. A nosotros nos matan», sentencia esta joven empresaria.
En este local del centro de la capital, que no tiene terraza y que ha estado cerrado siete de los últimos veinte meses, se respira paz y tranquilidad a la hora de la comida a pesar de la incertidumbre que rezuman los datos diarios de la pandemia que proporciona la Consejería de Salud. Personalmente, y pensando más allá de su faceta como empresaria y hostelera, Egea se muestra «poco partidaria» de pedir el certificado Covid a las puertas de su restaurante. «Es una cuestión muy delicada que afecta a las libertades de cada ciudadano desde el momento en que la vacunación no es obligatoria», ilustra.
Sin embargo, también deja claro María Egea que «llevemos casi un año con la vacuna y no puede ser que siga pagando el pato la hostelería. Solo pedimos que nos dejen trabajar porque, al final, lo único que van a provocar es la ruina del sector».
Con información de Alexia Salas y Antonio López.
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