Francisco Ginés comenzó su jornada en el Parque de Bomberos de Murcia del barrio del Infante el pasado viernes, a las cuatro de la tarde, y salió a las ocho de la noche del sábado con solo un bocadillo en el estomago, que malamente pudo devorar en escasos 20 minutos. «Teníamos que relevar a otros compañeros». En esas 28 horas ininterrumpidas realizó seis achiques de sótanos en Murcia. El último que le tocó atender fue el más complicado, porque la cantidad de agua que anegaba los bajos llegó a superar el metro sesenta de altura. «Estaban todos los coches cubiertos».
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Además de esa incidencia, actuó en cinco garajes de inmuebles situados en las pedanías de Zarandona, Cabezo de Torres, Monteagudo, Los Dolores y en un patio del Ayuntamiento de Murcia, donde una filtración por una de las puertas que da a un recinto interior ocasionó una pequeña inundación. La respuesta, una vez más, fue echar manos de los efectivos de bomberos.
«Fueron muchas horas seguidas. A partir de las nueve de la noche del viernes empezaron a entrar servicios continuamente por achiques, caídas de ramas y saneamiento de edificios. Yo intervine fundamentalmente achicando agua en zonas anegadas. Fui de una a otra sin parar. Son servicios muy laboriosos y a los que hay que dedicar mucho tiempo. Y suelen ser habituales cuando cae tanta agua, pero, en esta ocasión, han sido muchas intervenciones seguidas. Los edificios en Murcia no están preparados para tanta agua y, en muchos de ellos no hay bomba de achique o no funciona», recuerda García.
Desde que se activó el nivel naranja hasta el mediodía de ayer, sábado, los servicios de emergencias atendieron en Murcia más de 150 asuntos, que se gestionaron desde en Centro de Coordinación de Emergencias 112, en colaboración con el centro operativo del Parque de Bomberos de Murcia. Rescates de personas de sus vehículos, achiques de agua, retirada de árboles y ramas caídas sobre las vías. El parte es la consecuencia de uno de los temporales que ha descargado más agua sobre Murcia en un mes de abril en los últimos años. «Las incidencias más graves a las que tuvieron que acudir mis compañeros fueron el derrumbe de parte de una casa antigua en Torreagüera, donde sacaron a una mujer y a su dos hijos; el rescate de una chica de su coche en el túnel subterráneo de Beniaján, y el salvamento del ocupante de un coche, que se vio sorprendido por la crecida en el Paso de los Carros en Sangonera La Verde», explicó Andrés López, bombero de la sala de coordinación, que también cubrió las 24 horas de servicios.
Además de las actuaciones de mayor riesgo, durante la jornada de ayer también se atendieron casos de menor gravedad, pero de gran urgencia para los afectados. «Nos entró el aviso en el que un matrimonio de ancianos relataba que se estaba formando una bolsa de agua en el tejado de su casa. Cuando llegaron mis compañeros, la mujer y el hombre estaban muy nerviosos porque caía mucha agua y aquello estaba taponado. Después del trabajo de saneamiento de la bajante, nos agradecieron eternamente la ayuda. También hubo otra persona que nos avisó porque no sabía poner en funcionamiento la bomba de achique. Para ese hombre, el momento pudo ser uno de los peores de su vida, porque veía que el agua no paraba de subir y que no era capaz de evitarlo. Que alguien venga y te lo solucione es algo que se agradece y se recuerda», indicaba López.
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