Agradecimiento. La hermana del afectado charla con el médico y el policía. NACHO GARCÍA / AGM

Los héroes de José visten con bata y uniforme

Un médico y un policía fuera de servicio salvan la vida a un hombre de 35 años, que sufrió un episodio de muerte súbita cuando jugaba al fútbol en Murcia

Miércoles, 28 de abril 2021

José acababa de desplomarse al suelo en mitad de un partido de fútbol. En los primeros instantes, sus compañeros desconocían que la caída no había sido fruto de un tropezón; tampoco sabían que su vida corría un grave peligro. «Momentos antes, un amigo suyo vio que José intentó golpear el balón, pero hizo un movimiento extraño. El juego siguió, y por el rabillo del ojo observó que se caía», explica la hermana del afectado. La actividad se detuvo instantes después, cuando los participantes comprobaron que no se movía y el nerviosismo se apoderó de la cancha.

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La rápida actuación de un médico y un policía nacional fuera de servicio devolvieron un hilo de vida al hombre de 35 años durante los diez minutos agónicos en los que el facultativo no dejó de comprimir su pecho ni un instante para revertir la parada cardiorrespiratoria. A cada tanda de golpes, el agente le insuflaba bocanadas de vida para reanimarlo.

Fue durante esa ventana de tiempo en la que José pudo recobrar las constantes, tras un accidente cardiopulmonar que podía haber sido irreversible.

La emergencia sanitaria se produjo el pasado martes 20 de abril sobre las 22 horas en las pistas deportivas de la urbanización Joven Futura, en Murcia. El doctor Silvio Villaescusa, traumatólogo del hospital Virgen de la Arrixaca y jefe de los servicios médicos de la Federación de Fútbol de la Región, había terminado de jugar un partido con varios compañeros en las mismas instalaciones y se encontraba cenando en la cafetería que hay en el complejo deportivo.

Sin pulso y sin respiración

Allí entró un compañero del herido y pidió una cuchara a un camarero urgentemente, «porque no podían abrirle la boca para sacarle la lengua y la necesitaban para hacer palanca», explica la hermana del jugador. Esa aparición en el bar encendió todas las alarmas del facultativo, que se acercó hasta el campo de juego. «Observé que tenían al chico tumbado en el suelo de cúbito lateral e inmóvil, y me dijeron que se había desplomado. Estaba sin pulso y sin respiración». En ese momento, el médico lo colocó boca arriba y comenzó a practicar la reanimación cardiopulmonar.

Al poco de iniciar las maniobras, apareció el agente V. J. G. de la Policía Nacional en la Comisaría de San Andrés, que acababa de terminar de jugar un partido de pádel con unos amigos. «Me puse a disposición del médico. Antes de comenzar a insuflar, comprobé que no tenía ningún cuerpo extraño en la cavidad bucal que le impidiese la entrada de aire en sus pulmones», recuerda el policía. Las primeras reacciones del herido era tímidas respuestas, «irreales, porque hasta que no tuviera una monitorización, una vía intravenosa cogida y le administraran los fármacos necesarios, el pronóstico era muy incierto», explica el doctor Villescusa.

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«Recé como nunca»

«Queríamos tenerlo con latidos y con respiración hasta la llegada de los sanitarios del 061. Fueron minutos de angustia, en los que recé como nunca lo había hecho, porque la respuesta a la ventilación era la de un cuerpo sin vida; solo me devolvía un vaho», recuerda el agente, quien admite que si su intervención fue necesaria, la actuación del médico fue la que logró que mantuviera el pulso justo para vivir.

Cuando llegó la ambulancia, los sanitarios aplicaron al herido una descarga con un desfibrilador eléctrico y continuaron con la reanimación durante más de una hora. Con las constantes estables, fue trasladado a La Arrixaca, donde ingresó con un coma inducido en la Unidad de Cuidados Intensivos en estado grave.

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Sobre las tres de la madrugada, la familia recibió la noticia de que José estaba fuera de peligro, pero fueron los primeros diez minutos de asistencia los que le devolvieron la vida. «Los médicos nos dijeron que esa intervención tan rápida fue vital para que mi hermano esté hoy vivo», añade la familiar. Tras hacerle los reconocimientos correspondientes, los facultativos explicaron a la familia que José había sufrido un episodio de muerte súbita. Ahora se recupera en el hospital y, salvo el traumatismo torácico que padece fruto de las fuertes compresiones, el accidente no le ha dejado secuelas neuronales ni cardíacas.

«No tendremos una vida suficientemente larga para poder agradecer lo que hicieron por él; a sus amigos, Pedro, Sergio y Jesús, que fueron los primeros en asistirle, y sobre todo al doctor Silvio Villaescusa y al agente, que le devolvieron a la vida», manifiesta la hermana de José.

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