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Futuro. Niños de las escuelas colaboraron en la campaña de recogida.

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Futuro. Niños de las escuelas colaboraron en la campaña de recogida. T. PROJECT

Guerra exprés contra el plástico en Tanzania con sello murciano

La empresa de Lorquí DeVuelta desata una revolución en una zona rural al ofrecer azúcar por residuos con la ONG Tatu Project: «Retiramos una tonelada en un día. Se nos fue de las manos; llegaba gente de otros poblados»

Lunes, 25 de marzo 2024, 01:13

Que la falta de tratamiento de los residuos plásticos es un problema de grandes dimensiones en Tanzania, al igual que en otros países de África, lo acredita una medida desesperada: la que tomaron las autoridades del país en 2019, al prohibir la entrada de bolsas y envases plásticos en el país y limitar su suministro en comercios, dando forma a una de las legislaciones más restrictivas al respecto en todo el mundo. Desde entonces, emplear estos artículos en espacios no permitidos puede acarrear incluso penas de prisión.

Pese a la severa normativa, el suelo tanzano sigue cubierto por botellas, bolsas y envases vacíos que se han ido acumulando durante años como una alfombra de basura casi imposible de eliminar.

Sin embargo, en una pequeña zona rural situada junto al monte Kilimanjaro bastaron tres días para dar un giro radical a la situación gracias a la colaboración entre la ONG Tatu Project, asentada en la ciudad tanzana de Moshi, y la empresa con sede en Lorquí y especializada en gestión de residuos DeVuelta, con una iniciativa que tuvo un éxito «inesperado» y desató una verdadera revolución: cambiar cada kilo de plástico por uno de azúcar.

Las bolsas recogidas por los locales de las aldeas de Msitu wa Tembo y Londoto se trasladaron a una planta de reciclaje

El responsable del área económica de la compañía murciana, Goyo Hernández, conocía la problemática de primera mano. En 2021, mientras realizaba un viaje por el país, se vio sorprendido por las «ingentes cantidades de plástico que se veían en las cunetas». Allí visitó, de la mano de Borja Moreno, codirector de la ONG, amigo suyo y médico forense de profesión, las labores que realizaba Tatu Project en la zona.

El proyecto humanitario centra sus esfuerzos en ayudar en Msitu wa Tembo y Londoto, dos aldeas rurales aisladas y sometidas a duras condiciones para el acceso al agua, la alimentación y la atención sanitaria. «En Msitu wa Tembo hay un solo médico para 15.000 personas, y el río más cercano para ir a por agua puede suponer un camino de 24 horas de ida y vuelta a pie», explica Moreno.

La ONG desarrolla desde 2013 diversas acciones para mejorar la vida de los locales en ámbitos tan variados como la promoción de la salud, el empoderamiento de la mujer, la puesta en marcha de negocios de bicicletas, la construcción de pequeñas infraestructuras y la creación y venta de artesanía masái, entre otros.

Una conversación entre Goyo y Borja abrió el abanico también a la recogida de basura. «Queríamos hacer algo y teníamos claro que tendría que ver con el reciclaje», explica el responsable financiero de la empresa murciana. La idea estuvo clara pronto: ofrecer un producto de primera necesidad a cambio de retirar residuos. «Allí no hay basura ni sistema de recogida, y tampoco hay asfalto, con lo cual todo el desperdicio se queda ahí acumulado», explica Moreno.

«La ONG nos contó que el azúcar es muy caro. Un kilo cuesta cerca de 1,5 euros, así que decidimos ofrecer eso», señala Goyo Hernández.

Lo que nunca pudo imaginar es lo que iba a ocurrir. La campaña se puso en marcha a principios de marzo y «fue una locura». «Nos llamaron de la ONG porque empezó a llegar gente de otros poblados», cuenta. «Se nos fue de las manos –reconoce el codirector de Tatu Project–. Tuvimos que avisar a DeVuelta de lo que estaba pasando y, a los diez minutos, doblaron la aportación económica».

En solo un día, se retiró más de una tonelada de plástico en esas dos aldeas. En los dos días previos, se dieron charlas de concienciación y se organizaron salidas con escolares también para buscar residuos. «Fue impresionante. Nos llevó a darnos cuenta del enorme problema que hay con el plástico en el mundo», apuntan desde la ONG, que tuvo que contratar «varios camiones» para llevar lo recogido a una planta de reciclaje en Moshi, a 30 kilómetros. En total, la inversión rondó los 3.500 euros, un pequeño coste para un gran cambio. DeVuelta ya tiene claro que repetirá la iniciativa, y ahora valora dar un paso más: «Nos gustaría construir un colegio. Estamos hablando con otras empresas murcianas para hacerlo realidad».

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