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Pocas voces pueden hablar con tanta claridad de violencia sexual en la Región como Gloria Alarcón. La conocida activista feminista, exdiputada del PSOE y profesora de la Universidad de Murcia (UMU), se atrevió a dar el paso en 2018 de declararse víctima de una ... agresión –fue violada con 19 años– para ayudar a otras mujeres que estuvieran atravesando el mismo trance. Estos días se reconoce conmocionada, pero no sorprendida por el 'caso Errejón'. En su dilatada carrera en el ámbito político, asume, ha tropezado con otros casos de acoso sexual.
–¿Cree que aún existe infradenuncia en los casos de violencia sexual?
–Estoy convencida. Es una conducta que está normalizada dentro de nuestra sociedad. Los hombres –y con esto no estoy hablando de todos, pero siempre son hombres– consideran que las mujeres somos de su propiedad y estamos para satisfacer sus deseos. Además, cuanto más importante y más poderoso sea, todavía considera más que estamos a su servicio. La pena es que esto aparece en el caso de un señor con un discurso feminista muy aplaudido, incluso por mí. Es muy decepcionante. No hemos avanzado nada. Si este señor, que era paradigmático en sus intervenciones en la tribuna de oradores, considera que las mujeres estamos a su plena y absoluta disposición es terrible.
–¿Qué trabas siguen existiendo para que una mujer no se atreva a denunciar algo así?
–Yo te diría que la normalización del comportamiento machista. Esa sigue siendo la gran cuestión a abordar. Yo no hablo de micromachismos. Lo que hay siempre es machismo e incluso macromachismo, aunque aparentemente no se detecten como tales. El problema es que está completamente normalizado en el comportamiento cotidiano de hombres y de mujeres. Y digo mujeres también. Esto solo se puede combatir a partir de la concienciación, la educación y la formación.
–¿Hay que seguir ahondando en la concienciación social?
–Claro, otro obstáculo es que los avances que se han producido en la igualdad, que son minúsculos, pues se hacen enormes. Hay un sector, el patriarcado, que muy conscientemente dice que si la igualdad ya se ha conseguido, pues hay que trabajar menos en ella. Y otro obstáculo es que, además de formación y educación, tampoco hay asistencia institucional a la víctima. En el caso, por ejemplo, de la red de prostitución de menores de Murcia, ¿por qué no se les asistió desde un primer momento y se les dijo que podían ir con un abogado?
–¿Cree que este tipo de casos desaniman a las víctimas a la hora de denunciar su caso?
–Claro, yo se lo dije al fiscal. Este tipo de sentencias son malas para la sociedad porque lanzan el mensaje de que prostituir a menores sale gratis y que las mujeres no estamos protegidas.
–El 'caso Errejón' ha vuelto a demostrar que el ámbito político no está exento de este tipo de comportamientos. A lo largo de su dilatada carrera en política, ¿tropezó con algún caso similar?
–Sí, claro. Yo creo que todas las mujeres pasamos por esto, pero no solamente en el ámbito político, en todos los ámbitos. Lo que más duele del caso es que si piensas cómo está de disociado el discurso del comportamiento humano se te ponen los pelos de punta. ¿Cuántos siglos, cuántas acciones nos hacen falta para que se puedan transformar los comportamientos de los hombres? Creo que las mujeres en todos los ámbitos de nuestra vida hemos sufrido el acoso en mayor o menor medida. Yo claro que me he sentido acosada.
–¿Y cómo se le pone freno?
–Yo creo que en la Educación Primaria y Secundaria hay que introducir, de manera transversal y obligatoria, formación en materia de igualdad. Y también al profesorado. Tanto al que imparte Matemáticas como al que da Religión.
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