Clientes en la terraza de un restaurante de la plaza de las Flores, en Murcia, ayer. Ros Caval/ AGM

Los 'gastrojetas' que actúan en la Región prefieren bares de barrio

La impunidad del 'simpa'. Los hosteleros llaman a la Policía y esta solo puede identificar a los gorrones, que incurren en un delito leve de estafa y casi nunca son denunciados en comisaría

Lunes, 25 de septiembre 2023, 00:26

Los 'grastrojetas' que actúan en la Región de Murcia no son sibaritas. Más bien obedecen al patrón tradicional de marcarse un 'simpa' allí donde menos ... atraen la atención. Lo hacen, sobre todo, los fines de semana, en bares de barrios ubicados en las inmediaciones del centro de Murcia y Cartagena, a juzgar por las pocas denuncias tramitadas por la Policía Nacional.

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Casi siempre son hombres de entre 30 y 40 años, que se sientan en la terraza de un bar o restaurante, comen a gusto y se marchan sin pagar la cuenta. Cuando los pillan, los camareros los retienen hasta que llega la Policía Nacional, que en estos casos tiene poco margen de maniobra porque están frente a un delito leve de estafa y muchos 'gastrojetas' se justifican asegurando que creían que ya había pagado un amigo y, si no llevan dinero encima, se comprometen a pagar al día siguiente a cambio de que el hostelero no los denuncie.

En la mayoría de los casos, los camareros salen corriendo detrás de los autores del 'simpa'. Fue lo que ocurrió en una ocasión en una concurrida terraza de la plaza del Romea y aquello fue memorable porque el encargado del bar estaba en ese momento utilizando un cuchillo jamonero y echó a correr, blandiendo el arma, tras el 'gastrojeta', que se marchó sin pedir la cuenta.

«Si no es una suma importante, no merece la pena denunciar. Ahora lo que nos preocupa son los mendigos que molestan a los clientes en las terrazas»

José María Rubiales

HoyTú

Juan Carlos, hostelero murciano, cuenta que el 'simpa' más antológico de su carrera se lo hicieron cuatro ingleses que pidieron entrecots y después de terminar de comérselos dijeron que no pagaban porque les habían dado cerdo y salieron por la puerta con una impunidad pasmosa. El propietario del restaurante llamó a la Policía y siguió a sus comensales hasta un bar cercano, pero cuando llegaron los agentes, los 'guiris' insistieron en que les había timado con la carne, dijeron que no pagaban y no pagaron. Aquello terminó ahí.

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Pero para él, el mayor de los 'simpa' que tiene, más a menudo de lo que le gustaría, son los encargos que le hacen agentes del orden y que jamás abonan. «Hazme unas almendras fritas, un arroz, unos calamares...» y se lo llevan y nunca pagan.

Otro conocido hostelero murciano que prefiere no identificarse no recuerda ningún 'simpa' reciente, pero nunca olvidará lo que ocurrió en su bar hace unos años, cuando tres personas se pidieron tres 'bicicletas' y luego se subieron a su coche sin pagar. En esa época tenía un camarero contratado que estaba muy comprometido con su trabajo que al darse cuenta se subió a su bici, los persiguió hasta alcanzarlos y les lanzó la bici al coche y luego se lió a golpes con ellos. Este tipo de comportamientos incívicos son cada vez más residuales, explica José María Rubiales, gerente del Parlamento Andaluz y presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines de la Región de Murcia.

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Un delito de reincidentes

Sin embargo, admite que los 'simpa' se siguen haciendo más en terrazas que en interiores y casi siempre los protagoniza la misma persona «una y otra vez». «Son personajes que se dedican a eso y los tenemos más o menos localizados», insiste Rubiales.

La solidaridad entre los hosteleros que forman parte de la Asociación HoyTú le ha parado un poco los pies a los 'gastrojetas'. De hecho, la propia Policía Nacional reconoce que no son un problema en la Región y por eso tienen «poca repercusión».

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«Suelen actuar en tascas, bares y establecimientos de barrios. Recibimos llamadas al 091, sobre todo los fines de semana»

Policía Nacional

Desde la pandemia, muchos hosteleros forman parte de un grupo de WhatsApp, en el que comparten las imágenes de las cámaras de seguridad en las que aparecen los clientes que comen y se marchan sin pagar. Y el método les funciona porque los aficionados a comer y hacer un 'simpa' suelen ser reincidentes y aunque llegan a otros bares camuflados con gorras, son identificados y vigilados por el personal.

El problema es que cuando intentan escaparse y los pillan, el monto de la cuenta es tan bajo que no merece la pena, por una cuestión de tiempo, ir a interponer una denuncia. Y por eso, desde la Asociación de Bares reconocen que es raro que estos incidentes lleguen a comisaría.

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«Si no es un 'simpa' importante, no merece la pena», explica Rubiales. Y esto es justo lo que lleva a los 'gastrojetas' a disfrutar de cierta impunidad.

Da fe de ello la Policía Nacional, que explica que «puntualmente» reciben llamadas en el 091, de hosteleros que retienen en sus locales al autor de un 'simpa' hasta que llega la patrulla.

En ese caso, explican, no cabe otra actuación que no sea identificar a la persona para que pueda ser denunciada por el propietario del local. Pero normalmente eso no ocurre porque en ese momento se suele llegar a un acuerdo y, casi siempre, los 'gastrojetas' terminan pagando. Si no es ese día, al siguiente.

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Más preocupación por los pedigüeños: «Ya estamos cansados»

Para José María Rubiales, presidente de la Asociación de Cafés, Bares y Afines, dentro de HoyTú, el principal problema que tiene a día de hoy el sector en Murcia son los mendigos y no los 'gastrojetas'. Según explica, no se dedican solo a pedir en las terrazas sino que al menor descuido, también se producen robos. «La hostelería está muy cansada de este tema», dice mientras reclama al Ayuntamiento de la ciudad que ponga en marcha medidas como las que ha implementado Cartagena. En su caso, explica que les roban el bote y hasta los bocadillos de pan duro de adorno que ponen envueltos en la barra del bar.

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