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Francisco Ayala de la Peña. Álex
Francisco Ayala de la Peña, la buena cara de los malos momentos
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Francisco Ayala de la Peña, la buena cara de los malos momentos

El médico del Morales Meseguer, futuro jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, es un ángel de la guarda para cientos de mujeres de la Región de Murcia, a las que ha acompañado en la batalla contra el cáncer del mama

Lunes, 24 de febrero 2025, 01:12

7La cara del doctor Francisco Ayala de la Peña (Murcia, 1967) está asociada al peor día de las vidas de cientos de mujeres de la Región: al del momento en que les confirmaron oficialmente que padecían cáncer. Sin embargo, oír su nombre no genera mala sensación en las pacientes, sino todo lo contrario, lo que habla bien tanto a nivel profesional como personal del jefe de sección de Oncología Médica del Hospital Morales Meseguer de Murcia y futuro responsable del mismo servicio en el prestigioso Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

«Paco es una parte fundamental de mi vida, es quien me ha dado certidumbre en la incertidumbre», confiesa Mireia Ruiz Manresa, de la asociación Amiga, a quien Ayala trata desde agosto de 2022 de un tumor de mama. «Es didáctico, coherente, realista, empático y sincero. Me ha ayudado a llevar la enfermedad con la mayor normalidad, haciéndome entender que, con el cáncer, hay que ir 'pasico a pasico', sin ponerte la venda antes de la herida ni lanzar las campanas al vuelo antes de tiempo», señala Mireia Ruiz. Pese a que se alegra por el crecimiento profesional del que llama su «amigo», se siente profundamente apenada ante la idea de no encontrarlo en el Morales Meseguer cuando le toque ir a la siguiente revisión.

Que su marcha es una gran pérdida para la sanidad regional también lo piensa Vicente Vicente García, quien durante muchos años fue su jefe en el Servicio de Hematología y Oncología Médica del centro hospitalario del barrio murciano de Vistalegre. Lo suyo con Ayala fue un amor a primera vista. Le dio clase en el último año de carrera en la Facultad de Medicina de la UMU, en 1991, «y me dejó absolutamente impresionado por su inteligencia y calidad humana». Profesor y alumno volvieron a cruzar sus caminos en 1997, cuando Vicente hizo todo lo posible para incorporarlo a su lado en el Servicio de Hematología del Morales Meseguer, encargándole la puesta en marcha de la rama oncológica. «Él es quien ha desarrollado el servicio en el hospital, que ha ido creciendo con la incorporación de nuevos especialistas hasta convertirse en una unidad de referencia. Paco Ayala es una autoridad moral para todos los compañeros», sentencia el hematólogo, ya jubilado.

El nuevo jefe de servicio del Hospital Gregorio Marañón procede de una familia de alto nivel cultural e intelectual, «una familia de premios extraordinarios de carrera», revela Vicente Vicente. Es el mayor de los seis hijos que tuvo el matrimonio formado por José Antonio Ayala y Amalia de la Peña, ambos de profundas convicciones cristianas. El padre, catedrático de Historia en la Universidad de Murcia. La madre, catedrática de Filosofía, lo cual explica la pasión que el oncólogo siente por las humanidades. «Es un hombre de del Renacimiento», continúa el doctor Vicente, quien destaca que Francisco Ayala es «una auténtica enciclopedia andante» de la Segunda Guerra Mundial y de todo lo referido a los barcos.

También es un gran amante de la música, una afición que han heredado dos de los tres hijos que tiene con la hematóloga Francisca Ferrer, Paqui. Curiosamente, ninguno de los tres ha optado por hacer la carrera de Medicina. Con una de las hijas tendrá más contacto a partir de ahora, ya que reside en Madrid.

Otra de sus debilidades son los dulces. «Es muy goloso», desvela Mireia Ruiz, que fue concursante del programa de televisión Masterchef y quien solía regalarle galletas hechas por ella con las que se le hacía la boca agua. En cambio, nunca le gustó el deporte. Ni verlo ni practicarlo. «Durante un tiempo le dio por el Taichí, pero decía que se quedaba durmiendo», recuerda, entre risas, el doctor Vicente.

Pacientes y compañeros se sienten ya huérfanos con su inminente partida del Morales.Él mismo admite que se le hace duro separarse de ellos. Pero llega a un destino con más medios para seguir investigando en la cura del cáncer. Y, con ello, todos ganamos.

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