![FAN!, la 'app' de piropos que quiere acabar con el acoso](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/04/09/fan-kn0B-U20028855502tR-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Álex Culebras y Pablo Sánchez son dos treintañeros murcianos que no se conocieron hasta que fueron a la universidad, donde se licenciaron en Ingeniería Aeroespacial en Valencia, a pesar de residir toda su vida a 300 metros de distancia -el primero, al lado de la Clínica Belén y, el segundo, en la avenida Europa de Murcia- y tener algún que otro amigo en común. Decidieron profundizar sus conocimientos con un máster en la Universidad Politécnica de Madrid y, después, separaron sus caminos en su entrada al mercado laboral. Álex empezó su andadura en IBM y, luego, trabajó en el área de Banca Corporativa y de Inversión de BBVA, donde se trasladó hasta México, mientras que Pablo cursó otro máster en Isae-Supaero en Toulouse, la escuela de ingeniería espacial más prestigiosa de Europa; al acabar, fue llamado para incorporarse al departamento de ventas de Airbus en su sede central de París.
Sus meteóricas carreras profesionales, pese a su juventud, cambiaron por la pandemia. Ambos regresaron a Murcia y empezaron a contemplar otras posibilidades. Renunciaron a un gran sueldo para decantarse por el emprendimiento instalándose en la ciudad que los vio crecer; en concreto, pasaron a ser los autores de la aplicación de móvil FAN!, una plataforma dirigida a estudiantes de Secundaria y Bachillerato que, en poco más de un mes, ha logrado 30.000 usuarios de todo el país y cuya meta pretende espolear la autoestima mediante mimos. «El confinamiento nos reunió otra vez y pensamos en explorar otras vías, en lanzarnos en un proyecto tecnológico, algo así como una red social; y en septiembre del pasado año nos llegó el influjo de una aplicación en Estados Unidos, que se llama GAS y que había destronado a TikTok y a BeReal, por lo que nos cuestionamos si funcionaría en España», explica Álex, quien subraya el importante impacto mental que está teniendo sobre los jóvenes.
«Una aplicación de cuentas anónimas, donde mando halagos a gente de mi entorno con preguntas que ayudan a conocer mejor a las personas», prosigue. La 'app' ya cuenta con alumnos inscritos de unos 7.300 colegios y 2.500 institutos y continúa subiendo, con la idea de alcanzar el máximo número de centros educativos a nivel nacional. Resulta difícil no encontrar a un adolescente de Murcia que no haya trasteado este sistema que tiene como objetivo que se interactúe de manera positiva y con piropos bajo anonimato. En un fin de semana de noviembre idearon su apuesta y, en diciembre, llevaron a cabo una prueba entre alumnos de una céntrica escuela de Murcia. «De una manera muy original, llegamos a alumnos de un colegio y nos dimos cuenta de que esto tiene muy buena pinta, porque se engancharon», cuenta Pablo, antes de precisar que comprobaron que el producto funciona, de modo que, a principios de marzo, abrieron la plataforma a todos los adolescentes.
Su acogida ha sido sorprendente. En el tiempo que lleva en marcha, ya se han enviado más de un millón de halagos y los dos ideólogos reciben a diario decenas de correos electrónicos con distintos mensajes sobre la aplicación contándoles desde que les hace sentir bien hasta que desean saber quién ha realizado un comentario positivo. «Los niños dan muchas pistas y nos pasan mucha información valiosa que nos ayuda a mejorar la plataforma», señala Pablo, que revela que los jóvenes suelen entrar sobre todo antes y después de clase, aunque también antes de acostarse. «A la una de la madrugada, una adolescente me escribe para decirme que 'Estoy en la cama jugando y me estoy quedando ciega, ¿por qué no ponéis el modo oscuro?'», relata Álex.
Los usuarios se registran gratuitamente, pero también se pueden suscribir por dos euros a la semana. Hasta en cinco ocasiones al día la aplicación ofrece una serie de preguntas como ¿quién de tus amigos es el más simpático?, ¿quién tiene la letra más bonita?, ¿quién te ayuda a solucionar mejor tus problemas?, ¿quién es la persona con la que no puedes parar de reír? O, incluso, ¿quién es el profesor que más te respeta? Su funcionamiento resulta cautivador entre los jóvenes: cada participante escoge a los compañeros de clase con los que desea participar en las encuestas y, al tiempo que responde a cinco cuestiones diarias, recibirá halagos de las personas que lo han votado. Todo el contenido lo genera la aplicación.
Álex y Pablo también están analizando la manera de que la aplicación se convierta en viral, observando lo que más buscan. «Lo que más les gusta son las pistas, porque cuando alguien le vota, el indicio es desvelar la primera letra del nombre, así que se ponen a hacer sus cábalas para averiguarlo; ellos mismos nos van pidiendo lo que quieren y nosotros vamos encontrando el encaje para poder compensarles para que sigan jugando y divirtiéndose, y la compartan», indica Pablo, que considera a los adolescentes parte del equipo de desarrollo.
Ambos elaboran los mensajes sin permitir que los usuarios puedan generar una situación incómoda y, mediante esos halagos, seleccionan a qué amigo quieren votar. «La aplicación consiste en mandar refuerzos positivos que resalten las cualidades como personas y muy acotados de tus amigos», incide Álex, quien confía en contrarrestar el acoso y el aislamiento social que se está viviendo en algunos colegios e institutos en España. «Evitamos preguntas superficiales, como quién es el más guapo o el que mejor nota saca, e intentamos poner algunas cómicas, como 'en un autobús, ¿con quién te sentarías?; hay que limitar que se pueda malversar el uso de la aplicación», explica Pablo, quien apunta que la inversión rondó los 7.000 euros, a lo que se suman su «tiempo, sudor y lágrimas». Ahora están negociando con un importante inversor para mejorar el funcionamiento de FAN! y «conquistar el mundo entero». Además, se están planteando incluso una versión para empresas con la que fomentar el trabajo en equipo y mejorar «el rollo» entre los compañeros, con un toque quizás más «picantón», confiesa Álex. Por ahora, ambos descartan la posibilidad de volver a una gran compañía por su rigidez. «En el fondo, te estancas en el mundo corporativo, sobre todo cuando lo que uno quiere es evolucionar», zanja Pablo.
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