«Mi hermano estaba terminando de comer y entraba a trabajar a las dos de la tarde y mi cuñada tenía que ir a esa hora a recoger a sus dos hijos al colegio. Los dos estaban a punto de irse, porque eran las 13.55 horas. Apenas llovía y ellos estaban haciendo su rutina, pero en ese momento empezó a entrar agua en la casa y ya no pudieron salir».
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Tamara es la hermana de Jonathan Muñoz, de 37 años y natural de Archena, y cuñada de Mónica Martínez, de Letur y de 38 años. La pareja, que tiene dos hijos, son dos de los cinco desaparecidos tras el paso de la DANA en Letur.
Su hermana llora desconsolada porque faltaban solo unos minutos para que ambos se marcharan de su vivienda, que acabó siendo arrastrada por la enorme fuerza de la corriente del arroyo.
«No quedan ni los cimientos de la casa», explica la joven, que se rinde ante las preguntas de sus sobrinos, de 9 y 3 años, sobre cuando van a volver a ver a sus padres. «Uno de ellos no quiso dormir ayer hasta que llegaran».
Francisco José Gómez, farmacéutico en la localidad y originario de Molina de Segura, es amigo de Jonathan. Él tuvo más suerte que la pareja y no sufrió apenas daños materiales, ya que su botica está en la parte alta del pueblo. Pero recuerda el estruendo que escuchó, cerca de las 13.45 horas, y justo después bajar la masa de agua por el arroyo. «Ellos estaban dentro de casa y, por suerte, sus hijos estaban en el colegio. La riada les rompió la puerta y empezó a entrarle agua, porque está justo en la bajada del arroyo», explica Francisco José.
Por su parte, Tamara cuenta que su hermano y su cuñada estuvieron una hora luchando contra la corriente. Salieron al balcón y se agarraron a los barrotes. «Intentaron utilizar unos palés para saltar a la casa de al lado, pero no pudieron y se los llevó la riada con la casa». Jonathan lleva viviendo 14 años en Letur, el pueblo donde nació su padre. Trabaja en El Cantero, una empresa de Letur de lácteos ecológicos, y su pareja Mónica hace funciones de mantenimiento en el camping La Fuente del municipio.
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Antonia López, de 63 años y natural de Molina de Segura, es otra de las cinco personas que siguen desaparecidas. Su familia dio la voz de alarma el miércoles por la mañana al no haber podido contactar con ella. Según sus vecinos, el torrente de agua entró por la puerta principal de su casa, tiró abajo una pared y salió por la parte de atrás.
La mujer regentaba un bar muy conocido en Molina de Segura y se marchó a vivir a Letur cuando se jubiló. Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha confirmaron el hallazgo de uno de los desaparecidos, una mujer, aunque no confirmaron su identidad.
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