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José Antonio Beltrán, ayer, con sus hijas Lucía y Vanesa, en el salón de su casa.
Coronavirus en Murcia: Un día «extraño» para papás, Josés y Josefas

Un día «extraño» para papás, Josés y Josefas

Un San José diferente ·

La festividad de San José deja a familias separadas sin celebraciones, comidas ni regalos y en una situación laboral de «incertidumbre» por el Covid-19

Jueves, 19 de marzo 2020, 03:19

Las comidas en los restaurantes, las largas sobremesas, el postre, el café, las charlas familiares, los regalos, los paseos y hasta esas escapadas a lugares cercanos. Hoy es el Día del Padre y también el santo para todos los Josés y Josefas de la Región de Murcia. Pero la crisis sanitaria del coronavirus obliga a que esta fecha tan señalada para muchas familias sea realmente «extraña», separados de seres queridos por la cuarentena, sin celebraciones, presentes y, además, con la incertidumbre de un futuro laboral que, como pronto, terminará en un ERTE y con pérdidas para muchos murcianos.

El caso más evidente es el de María José Saborido, Pepa. Esta hostelera gaditana reside y trabaja en Cartagena desde 1994. Es autónoma y gestiona tres heladerías en la ciudad portuaria: una en pleno casco histórico y otras dos en el Ensanche. Tras un gran verano, Saborido quería abrir ya sus negocios, como hace cada año, a las puertas de la Semana Santa y la llegada de turistas y el buen tiempo. «Esto me perjudica y me hace mucho daño. Me ha matado. Tengo 900 kilos de azúcar y muchos limones para exprimir, además de una gran inversión en helado. Lo tenía todo organizado y preparado. También había cambiado los toldos de uno de los negocios y he paralizado el encargo de pajitas y servilletas hasta nuevo aviso. No descarto hacer un ERTE», asegura. En plantilla fija tiene a siete personas, que le acompañan prácticamente desde sus inicios.

Tiene ahorros para soportar la embestida, pero por razones obvias hoy no será un santo normal. «Siempre me ha pillado trabajando y otros años, por ejemplo, he sacado un hueco y me he ido a comer fuera con mi marido. También venían a saludarme amigos y familiares. Al menos, por primera vez, podré tener un día tranquilo, telefonear a mi gente y tomar algo en el porche con mi marido».

También ha amarrado los barcos José García-Bravo, presidente del Club de Regatas de Cartagena y quien, año tras año, celebraba el día de San José con su mujer, María Dolores, sus hijas, María y Teresa, y sus dos nietos, los pequeños, Mario y Lola. «Nos reuníamos en casa y hacíamos una comida familiar. O nos íbamos a una casa de campo que tenemos en Galifa. Es un día agradable para nosotros y esta vez no será así», cuenta él, en cuarentena con su esposa en su domicilio de la calle Pintor Balaca. Mientras tanto, teletrabaja desde su ordenador como profesor asociado de Telecomunicaciones de la UPCT.

De las Fallas a la cuarentena

Para el unionense José Antonio Beltrán, hoy es fiesta por partida doble: es padre de dos niñas, Lucía y Vanesa, y además cada puente de San José aprovecha para hacer alguna escapada con su familia. El año pasado, sin ir más lejos, disfrutó de unos días de las Fallas. Por la cuarentena del coronavirus, hoy todo será distinto. «Estamos encerrados en casa. Será muy diferente y aprovecharé para hacer tareas de la casa, cocinar un arroz y jugar con mis hijas a juegos de mesa. No nos podemos reunir todos», dice él, que trabaja en una empresa de carpintería metálica y de aluminio. Pone ventanas, puertas y cerramientos en empresas y casas particulares. «La empresa no descarta hacer un ERTE. Las salidas son ya limitadas y muchos almacenes cierran».

La doctora Josefina Vega se siente «frustrada» de no poder echarle un cable a sus compañeros en el hospital Santa Lucía, porque está de baja por embarazo y hoy, en vez de irse de comida con su familia, tirará de «despensa» con su marido y de videollamadas para contactar con el resto de seres queridos. Todo cerrado, hoy también es un día duro para la hostelería.

Josefina, de 83 años, celebra hoy su santo por videollamada

Josefina Vidal, de 83 años, celebra hoy su santo con sus hijas y nietos. A diferencia de otros años, no saldrá a comer a un restaurante, ni recibirá regalos, sino que se comunicará con su familia por videollamada. No en vano, domina a la perfección su teléfono, la tableta y la red social Facebook. Vive sola en una casa de la urbanización cartagenera de La Vaguada y en un día tan señalado para ella le tocará quedarse en su hogar, en cuarentena. «La llamaremos y echaremos el rato. Hay que respetar la cuarentena y celebrarlo cuando se pueda», cuenta su hija, Susi Correa.

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