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Viernes, 18 de mayo 2018, 03:35
«Nunca hemos escuchado gritos, pero a todos nos parecía raro no ver ni a la mujer ni a la hija. Hace un año que no sabemos nada de ellas. Él sí entra y sale. Pero todo es muy extraño». Los vecinos de la calle donde reside Jesús B., acusado de retener en su casa a su mujer y su hija, se olían que algo estaba pasando en el interior de la vivienda. «No se trataban con nadie, y no hablaban con ningún vecino», relató ayer una residente, atemorizada ante la noticia.
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Otra, en cambio, aseguró que «a esa casa no entraba ni el del butano. El hombre solo salía para descargar unas cajas donde trabaja, pero todo el pueblo cree que no está bien de la cabeza». Añadió que «no hay más que mirar la fachada para darse cuenta de que la casa por dentro tiene que estar hecha un asco. Y no es normal». Los vecinos se juntaban ayer en corrillos para hablar del suceso. «Vaya calvario han tenido que pasar», comentó una residente, aún sorprendida.
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