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El 'mal de la España llena' tensa las arcas públicas de la Región de Murcia

El 'mal de la España llena' tensa las arcas públicas de la Región de Murcia

En los últimos diez años la Comunidad ha protagonizado uno de los mayores crecimientos de población del país. Mientras los grandes núcleos siguen sumando nuevos residentes, pequeñas áreas se vacían lentamente

Domingo, 9 de febrero 2020, 08:05

De los columpios vacíos a la congestión y el aullido de los cláxones. La Región de Murcia lleva años conjugando un doble paisaje que funde un alto crecimiento de población y la pérdida de vida en las áreas rurales como un yin yang de carne y explanadas.

Mientras la Comunidad registra uno de los mayores aumentos de habitantes del país, pequeñas zonas de su territorio, como el Valle de Ricote, agonizan en una paulatina fuga de vecinos similar a la de los pueblos de la 'España vaciada'. Los grandes núcleos urbanos, en cambio, siguen atrayendo ciudadanos de forma imparable.

Esta realidad bipolar obliga al Ejecutivo regional y las corporaciones locales a asumir un reto económico con dos caras que se combinan en un cóctel que estresa las cuentas públicas y los servicios. Los dirigentes de las administraciones implicadas piden soluciones.

Desde el Gobierno regional, el consejero de Hacienda, Javier Celdrán, recuerda que el aumento de población en la Comunidad, el cuarto mayor de España desde 2009, que supone atender a 47.000 residentes más, ofrece «un balance deficitario» por sus especiales características. Por un lado, destaca el turismo 'senior' «de Reino Unido, Alemania y algunos países nórdicos, que se convierte en residencial y que suele ser muy consumidor de servicios sanitarios», señala. El titular de Hacienda afirma que «aunque paguen aquí sus impuestos, el tipo de prestaciones sanitarias que requieren, suelen ser más caras que la media».

En la misma línea se pronuncia el economista de la salud y profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, José María Abellán, que recuerda que el gasto de los usuarios de la sanidad pública «es más elevado en los últimos años de su vida», justo el periodo de tiempo en que este tipo de vecinos viene a vivir a la Región.

Celdrán apunta, por otro lado, a la «población inmigrante de Argelia, Marruecos y Latinoamérica, que genera menos gasto del que supone». El motivo, según el consejero, es que son trabajadores que «suelen pasar intervalos de tiempo en el paro, con su correspondiente prestación, y también conllevan un gasto educativo más alto, porque habitualmente requieren algún tipo de apoyo en el aula y mayores esfuerzos para la integración».

En último lugar, el titular de Hacienda recuerda que hay una Región de Murcia que crece en la sombra y no aparece en las estadísticas: la de la inmigración ilegal. «Estimamos que su porcentaje es mayor que en otras comunidades, pero no computa en las cuentas que hace el Estado. Para ellos estos habitantes no existen. Sin embargo, generan un alto coste en prestaciones sociales, sanitarias y educativas para la Comunidad. Hemos reclamado una compensación en numerosas ocasiones, pero el Ministerio no ha dado respuesta».

La sanidad, que supone una de las mayores partidas de gasto de las autonomías, es uno de los servicios que más encarecen la factura en los territorios en crecimiento. El economista José María Abellán explica que «el aumento en habitantes provoca que los servicios sanitarios experimenten una mayor presión asistencial que tensiona algunos servicios como la atención pediátrica o urgencias, y que puede provocar una mayor demora en ciertos tipos de listas de espera. Luego, al hilo de esa mayor presión, lo normal es que se produzca un mayor gasto». Concretamente, en 2018 la Comunidad destinó 2.202 millones de euros al sostenimiento de la sanidad pública regional, frente a los 2.129 que invirtió en 2010. Murcia ha superado así el gasto previo a la crisis económica, que trajo aparejada una drástica reducción del gasto, que alcanzó su punto más bajo en 2014, cuando se situó en 1.952 millones.

Si se amplía el foco, las cifras revelan que en la Región hay 27 municipios cuya población ha aumentado en los últimos diez años por 18 en los que ha disminuido. Los que han crecido acogen hoy a casi 57.000 vecinos más que en 2009. Destacan, con incrementos poblacionales que superan el diez por ciento, Villanueva del Río Segura (28,2%), Ceutí (15,8%), La Unión (14%), Torre Pacheco (13,3%), Molina de Segura (12,2%), Fuente Álamo (11,5%) y Puerto Lumbreras (10,4%). También subieron entre un 5 y un 10 por ciento Totana, Alguazas, San Pedro, Archena, Santomera y Fortuna. Mientras que los dos municipios más poblados, Murcia y Cartagena, han experimentado un aumento del 3,8% y el 1,3% respectivamente.

Pero si se habla de nuevos vecinos, es la capital de la Región la que más ha crecido en términos absolutos en los últimos diez años, con 16.388 residentes más dentro de sus límites. Como acoger a todos los habitantes de Fuente Álamo.

Así, Murcia, donde residen más del 30% de todos los ciudadanos de la Comunidad, es uno de los que más sufren el ascenso demográfico. Obtener más dinero para abordar los problemas que genera esta expansión es uno de los asuntos subrayados en amarillo en la mesa del despacho de Alcaldía. El primer edil, el popular José Ballesta, inició el pasado mes de julio un frente común con el de Alicante para reclamar al Estado una revisión de los criterios de financiación para compensar el gasto correspondiente al intenso aumento de habitantes que ambos términos municipales han experimentado en los últimos 20 años.

Ayuntamientos en guerra

«Es una absoluta vergüenza», señala el concejal de Seguridad Ciudadana y Gestión Económica de Murcia, Eduardo Martínez-Oliva. «Percibimos de los fondos de compensación del Estado 226 euros por cada vecino. Y esto sitúa a Murcia como el municipio número 48 de España en el ranking de ingresos por habitante», afirma. «Y eso que somos la séptima mayor ciudad. Incluso estamos mal situados dentro de la Región de Murcia, donde Cartagena recibe más que nosotros, con 234,35 euros por habitante», se queja el edil. «Estamos hablando de muchísimo dinero, un euro por habitante más ya nos supondría más de 400.000 euros al año, así que imagínate diferencias de hasta 200 euros, como las que encontramos con otras ciudades con similares como Málaga», concluye.

Molina de Segura, el segundo municipio que más ha crecido en términos absolutos, con más de 7.800 habitantes más que en 2009, también exige una revisión de criterios. Su alcaldesa, la socialista Esther Clavero, recuerda que la localidad «todavía no tiene la población suficiente para ser considerada municipio grande, por lo que recibe menos dinero». Molina está a 2.000 habitantes de alcanzar el límite que le permitiría entrar en esta clasificación, situado en 75.000 habitantes. Además, sus peculiares características demográficas, con grandes urbanizaciones y pedanías, encarece la prestación de servicios como la recogida de basuras o el transporte público.

«Exigimos una financiación más justa, tanto por parte del Estado como de la Comunidad autónoma, que nos dispensa un maltrato escandaloso», subraya Clavero. «En los pasados presupuestos regionales ocupábamos el puesto 44 en partidas por municipios, los penúltimos. Esto nos obliga a hacer malabares presupuestarios, por no hablar de las competencias impropias que asumimos y que nos cuestan unos 7,8 millones de euros, como el Conservatorio y las escuelas infantiles que estamos sufragando y que son competencia de la Comunidad», lamenta la alcaldesa.

El edil de Hacienda murciano Martínez-Olvia reconoce que su Ayuntamiento «está gastando muchísimo más de lo que ingresa por tributación propia. Los únicos dos impuestos municipales que pagan prácticamente todos los murcianos son el IBI y el de vehículos. Con eso poco se puede hacer», señala.

El concejal recuerda que «cuando viene gente nueva a vivir a zonas de expansión, los ayuntamientos tienen que asumir más servicios de limpieza viaria, mantenimiento de jardines, prestaciones de movilidad, servicios sociales, vigilancia, mantenimientos de los colegios, alumbrado público o carreteras. Y así podría seguir concejalía por concejalía».

A esta situación se suma que «Murcia, en el contexto nacional, es un municipio muy extraño», según apunta el director del Observatorio de Desarrollo Rural y Local de la Universidad de Murcia, Chencho Riquelme. «Tiene una extensión muy por encima de la media y un patrón de población muy disperso. Siempre se hace la comparativa de que Murcia tiene una red de desagüe y alcantarillado mucho más grande que la de Barcelona, porque la extensión es inmensa», señala el investigador.

El mismo esquema que aqueja a Murcia y Molina, con zonas superpobladas y otras prácticamente desiertas se repite a escala regional.

Murcia y Ojós: cara y cruz de la densidad poblacional

LA VERDAD realiza una comparativa donde se reflejan los contrastes entre el bullicio de la capital y las calles vaciadas del municipio de Ojós.

Una Región que cabe en Yecla

A diferencia de lo que ocurre en el resto de España, donde el 16% de los municipios apenas alcanzan los cien habitantes, en la Región viven de media 132 personas por cada kilómetro cuadrado, una cifra muy superior a la del conjunto del país, que se sitúa en 93, mientras que comunidades como Castilla y León cuentan, para la misma extensión de territorio, con solo 25 vecinos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un reciente estudio sobre despoblamiento y dispersión poblacional del Observatorio del Desarrollo Rural y Local de la UMU muestra que «solo el 16,7% del territorio de la Región está habitado, lo que supone 1.889 kilómetros cuadrados de una superficie total de 11.313», según apunta su director, Chencho Riquelme. «Y de esta zona poblada, el 70% -unos 1.300 kilómetros cuadrados-, presentan una densidad de población baja», subraya.

De este modo, si extrajéramos del mapa de la Región todos los territorios altamente poblados, el recorte resultante cabría al completo dentro del término municipal de Yecla, menos de 600 kilómetros cuadrados de extensión.

La alta concentración define la distribución de la población regional. Más de la mitad de sus habitantes viven entre Murcia, Cartagena y Lorca. Y hay 25 municipios que superan la densidad media nacional. Los 20 restantes, en cambio ofrecen cifras «muy bajas», asevera Riquelme.

Al igual que hay una Región que crece imparable, hay otra que se vacía lentamente. Las mayores pérdidas porcentuales de habitantes las protagonizan Ricote, Ojós, Mazarrón, Campos del Río, Bullas, Cehegín, Moratalla, Abanilla, Ulea, Calasparra, Pliego, Aledo, Caravaca de la Cruz y Yecla.

En el plano educativo, las consecuencias directas de estos contrastes las muestran las ratios medias de alumnos por aula, que bailan entre la tensión de las zonas con más densidad y el desahogo de las que han ido perdiendo vecinos. Las más altas se registran en Molina, con 28,8 alumnos por aula, Los Alcázares (28,7) y San Pedro (28,4); mientras que las más bajas están en Ojós (8), Ricote (11,6) y Albudeite (11,7).

Educación dispone, además, de ocho centros educativos rurales agrupados (CRAP) para atender a niños de distintos niveles en las mismas aulas con el fin de dar servicio a zonas donde no hay suficiente demanda. Uno de ellos está en Lorca, un municipio que aunque presenta cifras de crecimiento poblacional positivas «posee unos niveles de concentración en torno al núcleo urbano ostensiblemente elevados», señala el director del Observatorio de Desarrollo Local. Allí, «el 70% de los habitantes viven en menos del 1% del término municipal y, mientras el centro crece, gran parte de las pedanías han experimentado una caída de población de entre el 80 y el 90 por ciento», subraya el director general de Entidades Locales de la Región de Murcia, Francisco Abril.

Por densidad, Alcantarilla, Archena, Ceutí, San Pedro, Beniel, La Unión y Los Alcázares son los territorios con menos espacio por persona, aunque el motivo «es que son términos muy pequeños», explica el investigador Chencho Riquelme.

El siguiente en la lista es Murcia, el epicentro de la población regional, con 511,6 habitantes por km2. Aunque, al igual que otros grandes municipios como Cartagena o Jumilla, presenta «núcleos saturados y pedanías que son un páramo demográfico», concluye Riquelme.

Más servicios y empleo para reactivar la Región despoblada

Las comarcas del Noroeste, Valle de Ricote, Río Mula y municipios como Abanilla y Mazarrón son la otra cara de la moneda.

El Gobierno regional asegura que ya está trabajando para poner en marcha cuanto antes «una estrategia de lucha contra la despoblación que incluirá medidas en distintos ámbitos» para frenar la sangría.

«La dotación de servicios ante las dificultades de llegar, no solo a una población dispersa, sino con unas necesidades específicas en cuanto a servicios sanitarios y asistenciales, son retos a los que solo se puede responder con mejores políticas territoriales», explica la profesora de Historia Económica de la UMU, Susana Martínez. «Pero también hay que repensar los procesos de gobernanza territorial y de participación ciudadana. Y por supuesto reactivar las economías locales con actividades diversificadas que sean capaces de crear un tejido productivo», señala.

En este sentido, el Gobierno regional adelantó a LA VERDAD que prevé implantar próximamente rebajas fiscales a las familias que viven en estas zonas o aquellos que decidan abrir un negocio, así como ofrecer soluciones de transporte público a demanda y garantizar el acceso a servicios financieros.

«Hay zonas donde no hay cajeros automáticos, como Ojós, donde tienen que irse a otros municipios a sacar dinero. Y hay otros que, con una población de 700 a 900 habitantes, tampoco tienen este tipo de servicios», señala el director general Francisco Abril.

El Ejecutivo regional constituirá «en las próximas semanas la 'Mesa contra la despoblación', de la que formarán parte inicialmente los alcaldes de los municipios afectados y a la que se irán incorporando técnicos y expertos», asegura Abril.

Otro de los objetivos de la Comunidad para esta legislatura «es la aprobación de la Ley de Lucha Contra la Despoblación en la Región de Murcia y de Mejora de la Calidad de Vida en Núcleos Rurales», con la que pretende «garantizar que todos los departamentos de la Administración como Educación, Transportes, Sanidad, Servicio de Empleo y Hacienda, ejecuten medidas para favorecer que sea atractivo vivir en estas zonas», explica.

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