Pedro Madrigal. LV

Pedro Madrigal: «El espacio incrementa el riesgo de padecer cáncer entre los astronautas»

El ingeniero murciano y experto en bioinformática de la Universidad de Cambridge colabora con un laboratorio de genética de la NASA para descubrir los efectos del viaje espacial en humanos

Viernes, 4 de diciembre 2020, 02:21

Pedro Madrigal es un joven murciano, ingeniero de Telecomunicaciones por la UPCT de Cartagena y doctor en Bioinformática por la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan en Polonia, que realizó con una beca Marie Skłodowska-Curie. Desde 2013 trabaja como científico de datos en el Instituto ... de Células Madre de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y hace aproximadamente un año que participa en el grupo de análisis multi-ómicos (de la totalidad de los genes ) del GeneLab de la NASA. Este reúne información biológica, genómica, proteómica, etc., de muestras de experimentos espaciales para desvelar el efecto que produce el espacio a nivel celular y molecular en los seres vivos.

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–Un trabajo apasionante el de este laboratorio de la agencia espacial estadounidense.

–Y de vital importancia para la exploración espacial en viajes largos tripulados. Además, un grupo de investigadores europeos que colaboramos con GeneLab decidimos crear un equipo Space-Omics (Datos Ómicos Espaciales) y la Agencia Europea del Espacio (ESA) nos ha financiado en 2020 para apoyar y potenciar la investigación con la NASA en proyectos de biología espacial y bioinformática. El coordinador del proyecto es Raúl Herranz (CSIC). Los objetivos principales de Space-Omics son establecer una infraestructura conjunta (virtual y/o física) entre la ESA y GeneLab, potenciar la colaboración e integración entre distintos grupos de Europa, y facilitar la realización de experimentos con grandes bases de datos omicos de laboratorios europeos en la Estación Espacial Internacional.

«Los nuevos estudios han identificado seis cambios a nivel molecular en los tripulantes»

–¿En qué se centra su colaboración?

–Con GeneLab estoy colaborando en un estudio pendiente de publicación de análisis de datos metagenómicos de bacterias en distintas superficies de la Estación Espacial Internacional. Con la metagenómica se obtienen secuencias del genoma de diferentes microorganismos y queremos identificar en estos microorganismos secuencias asociadas a resistencia a los antibióticos. Esto es importante porque la respuesta inmune de los astronautas se ve mermada en el espacio, y porque las condiciones de radiación, microgravedad y confinamiento podrían influir en el número de mutaciones de las bacterias y en su virulencia.

–¿Cuáles son las conclusiones de los estudios que se han publicado hace unos días?

–Hasta ahora ya se sabía que los astronautas pierden masa muscular y ósea, tienen riesgo de enfermedad cardiovascular y un sistema inmune comprometido. En los nuevos estudios se han identificado seis cambios a nivel molecular durante un vuelo espacial: epigenéticos (que afectan a la expresión de genes), daños en el ADN, estrés oxidativo, alteraciones en la longitud de los telómeros (capas protectoras en los extremos de los cromosomas que se acortan a medida que una persona envejece), cambios en el microbioma (del humano, y del exterior) y desregulación mitocondrial. Precisamente la alteración del funcionamiento de las mitocondrias, que son unos orgánulos celulares encargados de suministrar energía a las células, ha sido una de las sorpresas. Todos esos cambios están asociados a un incremento del riesgo de padecer cáncer. Pero también se ven afectados los sistemas cardiovascular, nervioso central, musculoesquelético, inmune, gastrointestinal, los ritmos circadianos, y puede haber cambios en la visión.

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«Ya se investiga con fármacos que permitan prevenir estos problemas para la salud»

–Visto así, hay muchos riesgos y ¿no echa por tierra el sueño del ser humano de viajar por el espacio e incluso conquistarlo?

–Nunca, el deseo de descubrir y aplicar conocimiento científico para solucionar problemas no va a parar en el ser humano. Y esto se está demostrando en el desarrollo actual de vacunas contra la Covid-19.

–¿Se podría hacer algo para evitar estos riesgos?

–Es posible. Lo primero es encontrar biomarcadores para monitorizar las condiciones fisiológicas de los astronautas. Uno de los estudios ha descubierto micro-ARNs relacionados con la radiación y la microgravedad en múltiples organismos. El siguiente paso sería el tratamiento preventivo. Para ello la NASA va a empezar a investigar posibilidades de intervención farmacológica para mitigar carcinogénesis y otros riesgos en la salud. Otras opciones podrían incluir adecuar la dieta, ejercicio físico, y otras intervenciones no farmacológicas como terapias con células madre.

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–Entonces, ¿la recuperación sería posible? ¿En cuánto tiempo?

–Hay ciertos efectos adversos de los que los astronautas sí se recuperan tras estancias cortas. Pero uno de los estudios ha encontrado que la hematopoyesis clonal, que puede ocasionar cánceres hematológicos, se ha detectado en astronautas 20 años antes de lo normal. Sin embargo, se desconocen los efectos de una estancia prolongada en el espacio.

–De cara al futuro, ¿dónde le gustaría centrar sus trabajos?

–En un futuro próximo me gustaría extender mis investigaciones con datos de leucemia mieloide de células B en el departamento de Hematología en Cambridge e iniciar nuevas líneas utilizando datos omicos espaciales para entender mejor el inicio y la evolución del cáncer.

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