Los colegios e institutos de la Región pasan al 'plan B': la vuelta a las aulas, cerradas a cal y canto desde marzo, será a partir del 7 de septiembre semipresencial en todas las etapas educativas. Los estudiantes se turnarán para ir a clase en el colegio e instituto o quedarse en casa, con una frecuencia que dependerá de la etapa educativa, como adelantó ayer LA VERDAD. Las restricciones han sido acordadas esta semana por las consejerías de Salud y Educación, y responden al empeoramiento de la situación epidemiológica en la Región, que lleva días asistiendo al incremento de rebrotes y al ascenso de contagios.
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El nuevo plan de comienzo de curso está diseñado para la coyuntura actual –si la situación se agrava, la enseñanza será telemática–, y tiene como premisa fundamental reducir los aforos en las aulas para que estudiantes y profesores puedan mantener las distancias de seguridad en los centros educativos. Solo las guarderías (de 0 a 3 años) y los centros de educación especial mantendrán la enseñanza 100% presencial. Con el sistema semipresencial, los aforos en el aula se reducen entre un 20% y un 50%, dependiendo del nivel educativo. En Infantil y Primaria se juntarán en clase 20 alumnos como tope; en primero y segundo de la ESO, el límite serán 24; y en tercero, cuarto, Bachiller y FP, 16.
Los estudiantes del segundo tramo de Infantil, Primaria y los de primero y segundo de la ESO (de 3 a 14 años) irán a clase en sus centros educativos cuatro días a la semana, y se turnarán para quedarse en su casa una jornada. Se hará así con todos las clases que sobrepasasen los 20 alumnos por aula (en el caso de Infantil y Primaria), y los 24 en los dos primeros cursos de Secundaria. Los turnos, que reducen un 20% la densidad de los alumnos en las dependencias comunes del centro y en las aulas, permitirán mantener la distancia aconsejada de 1,5 metros. Para los estudiantes a los que les toque quedarse en casa, los profesores planificarán tareas fijas para que las realicen en su domicilio.
En la práctica, y tomando como referencia una clase tipo de 25 alumnos, cinco de los escolares se quedarán en casa cada día, mientras los 20 restantes asistirán al aula. Los grupos que no van a clase presencial se irán alternando, uno cada jornada de la semana. El criterio para organizar los turnos lo decidirá el colegio, pero siempre con una premisa fija: que los escolares que tengan hermanos en el centro coincidan en sus horarios y se queden en casa el mismo día, para minimizar así el fuerte impacto que la semipresencialidad tendrá para la conciliación de la vida familiar y laboral. Los chicos de primero y segundo de la ESO, aunque estudian en institutos, mantienen el mismo plan que en Primaria (cuatro días sí, uno no) porque Educación entiende que se trata de «cursos sensibles» en los que los estudiantes, de entre 11 y 14 años, están en pleno tránsito del colegio al instituto y tienen menos autonomía y capacidad para organizarse solos el trabajo en casa.
Los alumnos más mayores, de entre 14 y 18 años (de tercero de la ESO a Bachillerato y FP), irán a sus institutos menos días aún: dos una semana y tres a la siguiente, lo que rebajará la presencia del estudiantes en el centro al 50%. Los 'subgrupos' se irán alternando para que todos los estudiantes reciban las mismas sesiones presenciales, de manera que los que en la primera semana asistan dos días, lo hagan tres en la siguiente, y así sucesivamente. Para el caso de tercero y cuarto de ESO, si los grupos de alumnos tienen menos de 24 estudiantes podrán ir todos a clase, como también ocurrirá en Primaria en las clases con menos de 20. Esa densidad solo se da en los centros de municipios poco poblados y en los colegios e institutos con poca demanda y matrícula.
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Las jornadas en las que los chicos se queden en casa podrán seguir las explicaciones del profesorado mediante videoconferencias en directo o videolecciones, y realizarán las actividades y trabajos que sus docentes les hayan encargado el día anterior.
También los profesores reducirán ligeramente sus tiempos de estancia en los centros: las horas complementarias (tutorías, atención a padres, preparación de clase...) podrán realizarlas, cuando sea posible, desde sus domicilios.
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El nuevo sistema de enseñanza semipresencial acordado no contempla pues la reducción de las ratios, ya que el número de alumnos a cargo de cada profesor sigue siendo el mismo, entre 25 y 35 dependiendo de la etapa. Sí rebaja en cambio los aforos de estudiantes en el aula y en los centros: un 20% en Primaria y primero y segundo de la ESO, y un 50% en el resto de niveles, lo que en la práctica se traduce en un descenso artificial de las ratios.
La dotación de docentes prevista por la Consejería de Educación sube con 800 maestros y profesores más, una «limosna» a juicio de los sindicatos, que denuncian que no llegan ni a uno y medio por centro, y que reclamaban un incremento mucho mayor. Los docentes 'extra' saldrán de las listas de interinos, y cuando se agoten, se convocarán bolsas extraordinarias para las especialidades desiertas.
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Los desfases y lagunas que la pérdida de clases presenciales puedan provocar en los estudiantes tratarán de compensarse con las sesiones de refuerzo por las tardes, que amplían sus horarios para los estudiantes de todas las etapas, cuatro tardes a la semana.
La reducción de los aforos se completa con un refuerzo de las medidas de higiene y limpieza planteadas en julio, cuando la curva de contagios se encontraba estable y aún se planteaba que la enseñanza fuera presencial. Los centros contarán con un presupuesto de 10 millones de euros para la mejora de las instalaciones y gastos adicionales de equipamiento de material higiénico-sanitario, así como con más de 2 millones de euros para el refuerzo de la limpieza, consignados por el Ministerio.
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La experiencia en la lucha contra los contagios ha demostrado, insistió ayer el consejero de Salud, «que los espacios cerrados y sin ventilación son adversos; hay que tratar de que las aulas sean lo más abiertas posible», dijo Manuel Villegas. Aunque la consejera no concretó si podrán organizarse clases en los patios y pabellones deportivos, sí detalló que las aulas estarán abiertas y la ventilación será la máxima. La Consejería de Salud tiene también pendiente terminar de redactar un manual con las indicaciones y el protocolo a seguir en caso de que se produzca un contagio por Covid-19 en un centro, y que se distribuirá a los colegios e institutos cuando quede cerrado con las medidas planteadas por el Ministerio.
Equipar los centros para que las clases digitales funcionen para todos supondrá otra inversión de cerca de 18 millones de euros, destinados a la compra de 40.000 dispositivos electrónicos y 17.000 dispositivos móviles para los alumnos y 23.000 ordenadores para los centros.
La conciliación de las familias, que se complica, y mucho, con los niños en casa varios días a la semana, tratará de facilitarse con una nueva línea de ayudas de la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, que tiene que diseñar un plan de apoyo en coordinación con los ayuntamientos, y que se suma a las subvenciones anunciadas por Empleo.
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La posibilidad de que algunas familias se declaren insumisas y no lleven a sus hijos a clase por no estar de acuerdo con las condiciones de seguridad será vigilada: «En los casos en que los alumnos sean o convivan con familiares de alto riesgo, siempre que quede acreditado, se estudiarán los casos».
El incremento de brotes y la subida progresiva de la curva de contagios no permite descartar que sea necesario pasar al escenario 3: la suspensión de las clases presenciales. Si así ocurriera, Educación pretende condensar los currículos para centrarlos en los contenidos fundamentales, pero para ello, insistió ayer la consejera de Educación, Esperanza Moreno, necesita el permiso del Ministerio. Moreno aprovechó su comparecencia para reprochar a la ministra el «retraso» en la presentación de un plan común educativo, que no se abordará hasta final de la próxima semana. El consejero de Salud adelantó que, en cualquier caso, cada comunidad lo adaptará a su contexto epidemiológico. «Nos hubiera gustado contar ya con unos criterios unificados, pero a tres semanas del inicio del curso y ante la inexistencia de pautas uniformes y claras, hemos decidido dar a conocer el plan de vuelta autonómico», dijo la consejera, tras pedir la unión de toda la comunidad educativa ante «retos jamás vividos».
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