Las empresas familiares impulsan el empleo pese a prever una desaceleración para 2019

Una evolución de la actividad al alza en la que juega un papel destacado el incremento general de las ventas y la evolución de las exportaciones, que también mantienen un comportamiento positivo en la mayoría de los sectores murcianos, aunque ligeramente por debajo del saldo cosechado en 2017.

Y aunque la cifra de negocios muestra igualmente un balance positivo, ya que la mitad de las empresas familiares sostienen que aumentaron sus ventas, el índice de confianza final obtenido desciende ligeramente hasta el 22,4, en la variación entre +100 y -100 (4,2 puntos menos), a pesar de la mejora constante desde 2014, en función de la respuesta ofrecida por las 155 sociedades participantes en el trabajo.

La evolución de todos los entornos -nacional, regional, sector y la propia empresa- presenta altibajos, aunque con una tendencia al deterioro prácticamente generalizada. De hecho, por primera vez desde 2015, las expectativas para los próximos seis meses están por debajo de los resultados reales obtenidos. De ahí que para 2019 todos los saldos se tornan negativos, salvo el relativo a la economía de la empresa.

La presión competitiva (55%) se confirma como el principal factor limitador durante este 2018. Y con un aumento de 15 puntos, la escasez de personal cualificado (31%) comienza a ser de verdad un problema para las empresas familiares.

En cuanto a las cuestiones que más preocupan para el próximo año, las tres primeras de carácter externo muestran un importante crecimiento: el primer lugar lo ocupa la estabilidad política, seguida de la estabilidad económica y, en tercer puesto, el papel del Estado. La principal variable interna de modelo de negocio es la ampliación de mercados, seguida de la mejora de la dimensión y la organización interna.

Así lo destacó ayer el propio coordinador del estudio y director de la Cátedra de Empresa Familiar Mare Nostrum, Ángel Meroño, quien compareció en la presentación de la edición número 18 del barómetro junto al presidente de Amefmur, José María Tortosa; el presidente de la Fundación Cajamurcia, Carlos Egea; el consejero de Empleo, Empresas y Medio Ambiente, Javier Celdrán; y los rectores de la Universidad de Murcia (UMU) y la Politécnica de Cartagena (UPCT), José Luján y Alejandro Díaz, respectivamente.

En el análisis detallado sobre la actividad empresarial, el barómetro indica que, a la hora de competir, las empresas familiares se centran, principalmente, en ofrecer el mejor servicio en base a la calidad (66% de las empresas, sube 4 puntos respecto a 2017) y la atención al cliente (33% de las empresas, sobre otros 4 puntos). En segundo lugar, están enfocadas a la eficiencia, sobre todo con una estrategia basada en el control de los costes y los cambios organizativos. Aunque durante 2018 se ha producido un descenso. En tercer lugar, se sitúa la diversificación, con una orientación creciente basada en nuevos mercados (31% de empresas, sube 4 puntos) y a nuevos sectores (25%, sube 3 puntos).

El presidente de la asociación de empresas familiares de la Región reconoció en su intervención la incertidumbre existente ante «una situación política que ha cambiado de forma clara». Una alerta que también hace dentro del mismo barómetro el empresario José Ángel Díaz, responsable del grupo Diabel SL, firma dedicada a la distribución de productos para hostelería, galardonado recientemente con el premio Herentia, quien considera importante que «no siga aumentando la crispación política y que las reformas que se vayan a hacer en materia laboral y fiscal se hagan meditadas y con criterio, no haciendo políticas electoralistas y de ficción».

Igualmente, Tortosa hizo hincapié de cara a los nuevos retos de la economía regional «en la necesidad de contar con personal cualificado, más allá del ámbito universitario, porque es fundamental la FP Dual».

El consejero Celdrán tomó el testigo de sus palabras para apuntar que «nos preocupa la escasez de profesionales cualificados», pero incidió en el compromiso del Gobierno regional por «trabajar con los empresarios para ayudarles», al igual que se comprometió en la apuesta por «una universidad 4.0, más fuerte y más cercana al tejido empresarial».

Por otra parte, otra de las conclusiones del estudio realizado es que los objetivos empresariales siguen siendo más importantes que los familiares. Entre ellos, la reputación empresarial ocupa el primer lugar y la supervivencia el segundo. En cuanto al gobierno corporativo, desciende en ocho puntos las empresas que planean transmitir la empresa a la siguiente generación ante la incertidumbre económica.

El presidente de la Fundación Cajamurcia, Carlos Egea, como representante también de Bankia, entidad partícipe en el Observatorio de la Empresa Familiar, resaltó tras conocer los datos del barómetro que «se constata el problema financiero ha desaparecido entre las preocupaciones de los empresarios», resaltando el esfuerzo que se ha hecho en estos años de crisis «para reducir el apalancamiento». En su opinión, «la autofinanciación es la principal fuente ahora, por lo que se trata de un cambio cualitativo muy importante».

Por último, los rectores de la UPCT y de la UMU concluyeron destacando el papel de la universidad a la hora de formar a profesionales cualificados y transferir conocimiento al tejido empresarial regional, recordando a su vez la necesidad de apoyo por parte de la Administración.