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«Se me ha hecho aquí un nudo», se lleva Carmen las manos a la garganta. Una de sus hijas la ha acercado en la silla de ruedas a pocos metros de la mesa oficial en la que las autoridades civiles y militares le entregan a su nieto, junto con otros 111 alumnos más -entre ellos 8 mujeres-, el Real Despacho de teniente del Ejército del Aire y del Espacio. «El niño se nos ha hecho piloto», comenta la anciana, que dice llena de orgullo que su nieto «siempre fue listo, trabajador y limpio».
Su nieto, el nuevo teniente Juan Manuel Muñoz, de familia almeriense, soportó este viernes con pundonor el ardiente calor en el solemne acto que coronó la formación de la 75 promoción de oficiales en la Academia General del Aire. A pesar del bochorno, la alegría de las familias de los militares que parten ya hacia sus primeros destinos se dejaba ver en abrazos y reencuentros.
Como escribió Antonio Muñoz Molina, «las cosas siempre están a punto de no suceder», y frente al júbilo de las gorras al aire a la última orden en la Academia, este viernes estuvo presente también el recuerdo del alumno Fernando Ayala Collado, que falleció cuando participaba en una carrera deportiva en Elche, su localidad alicantina, cuando le faltaban pocas semanas para recoger su Despacho de teniente.
El coronel director Pascual López Soria le recordó en su último mensaje al frente de la AGA. Tuvo palabras de reconocimiento a la familia del alférez y para el recuerdo de la profesora Teresa Ewa Gumula, también fallecida durante este pasado curso. El coronel Soria deja la escuela de formación de oficiales del Ejército del Aire y del Espacio, después de tres años, en manos del coronel Luis Felipe González, que esta mañana ha recibido el relevo de forma oficial en la plaza de Armas.
Sin presencia del Rey ni de la ministra Margarita Robles, el acto militar discurrió con más celeridad, lo que habrán agradecido los integrantes del escuadrón de alumnos, el escuadrón de gastadores y la Unidad de Música que formaron a pleno sol con su grueso uniforme. El jefe del Estado Mayor del Aire, el general Javier Salto Martínez-Avial, presidió la ceremonia, ante un numeroso público que desde las gradas movía sin cesar sus abanicos.
Como manda la tradición, se ha realizado el relevo del abanderado Sergio Rubio, por el alumno Javier Valdivieso, integrante ya de la 76 promoción. «En cada uno de vosotros confluye el pasado, el presente y el futuro», les dijo a los alumnos el coronel Soria. Reconoció «el duro camino de superación que habéis superado con dedicación y el apoyo incondicional de vuestros familiares».
A pocas semanas de enfrentarse a sus nuevos destinos, Soria les recordó que «el futuro está en vuestras manos. Un futuro ilusionante, optimista y siempre arraigado en nuestros valores». Les pidió que se enorgullezcan de formar parte de «un ejército valorado por los españoles, siempre a la vanguardia y con un conjunto de profesionales a la altura de lo que se les exige, del que ya formáis parte».
Esta promoción saliente es la primera que se ha formado íntegramente con el nuevo sistema de enseñanza Pilatus, que el Rey Felipe conoció en una reciente visita a la AGA. Es el que conocerá su hija, la princesa Leonor, cuando se incorpore a la base de San Javier en el curso 2025-26. La heredera llegará a un centro de formación en el que , como señaló este viernes Soria, impera la filosofía de que «no se puede mejorar el futuro solo avanzando en lo que otros han hecho, sino haciendo lo que otros no han podido».
«Echad siempre un vistazo atrás cuando cambiéis de destino para comprobar que lo dejáis mejor que como lo encontrásteis», les aconsejó. A su sucesor, el coronel González, no quiso desearle suerte, porque «la suerte es un elemento efímero y esquivo, que se suple con trabajo y esfuerzo».
En el desfile aéreo y terrestre, las autoridades militares compartieron estrado con el presidente regional, Fernando López Miras, la delegada del Gobierno, Mariola Guevara, y la presidenta de la Asamblea regional, Visitación Martínez. Junto a ellos, los alcaldes de Los Alcázares y San Javier, Mario Pérez Cervera y José Miguel Luengo.
Como invitados estaban también los alcaldes de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca, y el de San Pedro del Pinatar, Pedro Javier Sánchez. Tras el solemne homenaje a los caídos por España, todos los asistentes esperaban el rugido de los motores que, tras al edificio que preside la avenida principal de la AGA, anuncia el espectacular ascenso de los C-101 de la Patrulla Águila con su estela de humo rojo y amarillo surcando el cielo.
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