Pilar Barreiro.

Barreiro, la 'jefa' que se convirtió en un obstáculo

La pérdida de la mayoría absoluta popular en Cartagena y su presunta vinculación con un imputado de la trama 'Púnica' fuerzan su salida por la puerta de atrás tras convertirse casi en el primer punto de la negociación para lograr un pacto de gobernabilidad

G. Mármol/LA VERDAD

Sábado, 30 de mayo 2015, 12:44

Pilar Barreiro Álvarez (Lugo, 1955) abandona, finalmente, el Ayuntamiento de Cartagena por la puerta de atrás, tras veinte años al frente de su alcaldía. La todavía regidora en funciones ganaba el pasado 24 de mayo sus sextas elecciones, pero lo hizo con mucho menos respaldo popular que en los cinco comicios anteriores en los que fue cabeza de lista del Partido Popular. Solo obtuvo diez concejales (nueve menos que hace cuatro años) y perdió una mayoría absoluta que hasta ahora era sólida. La incertidumbre que recorría el PP ante la posibilidad de no cerrar un gobierno municipal estable o, incluso, de perder el Consistorio, ha llevado a la histórica alcaldesa a abandonar, tras haberse convertido casi en el principal obstáculo para alcanzar algún pacto con el resto de fuerzas (al menos con algunas).

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Barreiro, licenciada en Derecho, que llegó a la política hace dos décadas tras haber sido profesora asociada en la Universidad de Murcia, juez suplente y discreta diputada regional, pagó en esta ocasión el desgaste de quien lleva mucho tiempo gobernando y una gestión no exenta de sospechas. Hasta hace un mes estuvo imputada por un delito de presunta prevaricación en la tramitación urbanística de la urbanización Novo Carthago. Su nombre también ha salido a relucir en los interrogatorios al exalcalde socialista de Cartagena y amigo suyo José Antonio Alonso por parte del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, en el marco de la investigación de la trama 'Púnica' de supuesta corrupción.

Aun así, los cartageneros dieron en las urnas más valor a la transformación de Cartagena que ella ha liderado con firmeza que a cuitas legales que han quedado en nada o a sus conocidas ausencias de la vida municipal para ejercer también como diputada en Madrid. La recuperación de yacimientos arqueológicos, como los del Teatro Romano y los del parque del Molinete, la peatonalización de calles y plazas del casco histórico, así como la llegada de más de cien mil cruceristas anuales son hitos destacados en sus últimos años de mandato. Esta política divorciada, madre de dos hijos y abuela de dos nietos, también ha tratado de poner orden en las cuentas municipales aún fiscalizadas por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas tras años de gastos excesivos de sus propios gobiernos solo levantar El Batel costó 64 millones de euros, el triple de lo previsto y pocos ingresos, sobre todo tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

La mayoría perdida acarrea grandes dificultades -menos, tras su salida- para alcanzar el consenso que permita a los populares afianzar Cartagena como ciudad turística y regenerar el casco histórico con un proyecto en el que el talento de los jóvenes emprendedores puede ser decisivo. Tras los resultados del 24M, esta política de gran personalidad, a la que sus allegados llaman la 'Jefa', se veía obligada a guardar su viejo rodillo y aprender a negociar. El problema es que ella se había convertido en el primer punto de la negociación.

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