Hay cuatro zonas en España que presentan un «modelo agrario hipertensivo» que provoca repercusiones sociales y ambientales en esos territorios, según Ecologistas en Acción. Son el Mar Menor, Doñana y La Albufera de Valencia y la provincia entera de Almería, según un informe presentado este ... jueves por Ecologistas en Acción, que registran como consecuencia de esta industria contaminación de las masas de agua, tanto superficiales como subterráneas, así como la sobreexplotación de las tierras y deficiencias en su gestión y gobernanza, factores a su juicio «insostenibles» y que se deben a la industria agraria.
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Tal y como indicó la portavoz de la organización, Natalia Llorente, durante la presentación del informe 'El verdadero precio de los alimentos. La cara oculta de la agroindustria en la península ibérica', el Mar Menor se ha convertido, junto con Doñana, «en tristes símbolos del extractivismo agrario, cuyas consecuencias ya estamos viviendo de primera mano».
Ecologistas denuncia que en estas zonas la agroindustria fomenta la «uberización» de la producción: son las grandes comercializadoras y minoristas las que deciden qué, cómo, cuándo y a cuánto se produce; y qué precios percibirán quienes producen. En consecuencia, en estas comarcas los agricultores «tienen ínfima o nula capacidad de decisión sobre el manejo de sus tierras y están a merced de las grandes cadenas de supermercados del norte que, acaparando tierras, pueden llegar a conseguir que la cadena alimentaria tenga un único eslabón». De hecho, en el caso del Mar Menor Ecologistas puntualiza que el 67% de la producción de lechuga de todo el país se da en la Región de Murcia, que envía en su mayoría al extranjero.
Además, la organización considera que este sector genera empleo precario que no suma «de manera significativa» al Producto Interior Bruto de las regiones donde se realiza. También asegura que se producen vulneraciones de los derechos humanos de los jornaleros, en su mayoría «migrantes en situación de vulnerabilidad». «Son personas que llegan a trabajar en condiciones de semiesclavitud y malviven en asentamientos sin las más mínimas condiciones de habitabilidad, cuyos derechos laborales son negados para poder mantener los márgenes de beneficio en un mercado global que cada vez presiona más», añadió Llorente.
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En el caso concreto del Mar Menor, Ecologistas recuerda que la laguna se encuentra siempre «al borde del colapso», pero que aún en ese estado continúa conservando valor ambiental gracias a la biodiversidad presente en la flora y fauna, como el caballito de mar o la nacra. Como causas de su degradación incluye la ausencia de planificación tanto urbanística como en la conversión agrícola, así como el impacto de la ya extinta industria minera del Campo de Cartagena.
Considera que, a pesar de las mejora en la tecnología realizada durante los últimos años, la industria agroalimentaria «exportando masivamente nutrientes, como nitrógeno y fósforo», que son los causantes «de la crisis eutrófica del Mar Menor y, en consecuencia, del colapso ecológico de esta laguna costera de relevancia internacional». Por otra parte, también achaca la precaria situación de la laguna salada a los regadíos ilegales en el entorno del Mar Menor, que aumentan la presión sobre los ecosistemas de la zona.
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Además de estos cuatro territorios, el informe de Ecologistas en Acción señala que también el Noroeste de la Región de Murcia, el valle del Ebro, y la costa tropical de Málaga y Granada también se ven afectados por el modelo de exportación hortofrutícola, «a menudo afectando a espacios y paisajes formalmente protegidos sobre el papel, pero desprotegidos en la práctica».
El director general del Mar Menor, Víctor Serrano, subrayó que el Mar Menor presenta «unos niveles estables en los distintos parámetros fisicoquímicos» que mide el equipo de seguimiento del Gobierno regional y pide «no generar alarmas innecesarias sobre su estado y recuperación». «El Mar Menor es un ecosistema frágil y por eso hacemos un exhaustivo control y seguimiento de los valores que nos indican su situación, pero eso no significa que esté en un estado de precolapso permanente», insistió el director general en respuesta a Ecologistas en Acción.
Serrano explicó que investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida) realizan muestreos semanales, que son públicos en la web del Canal Mar Menor y que nos dicen que «actualmente no existen alteraciones significativas en el ecosistema que indiquen un riesgo inminente de colapso».
El director general indicó que «el resultado de este estudio constante se aprecia una reducción del desequilibrio» y citó como ejemplo que «la salinidad está alta, el oxígeno y la transparencia presenta valores normales para esta época del año y la clorofila por debajo de los límites que indican la presencia de fitoplancton». «La permanente monitorización sobre el Mar Menor nos indica que sus principales puntos de perturbación continúan siendo la entrada de agua dulce cargada de nutrientes por la rambla del Albujón y el elevado nivel freático del acuífero cuaternario que se encuentra conectado con el mismo», aseguró Víctor Serrano.
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