El grupo de guiñol de la Asociación Alfa, sobre el escenario del teatro de Ceutí. javi carrión / AGM

Diversidad sobre las tablas

La Asociación Alfa fomenta el aprendizaje y la inclusión social de personas con discapacidad intelectual a través del teatro. En las cinco viviendas de la entidad se proporciona a los usuarios una «alternativa familiar» y una rutina «normalizada»

Lunes, 18 de marzo 2019, 07:49

Nadie sabe qué porcentaje de la población total sería capaz de subirse a un escenario sin que le temblasen las piernas. Pero ellas, las personas con discapacidad intelectual que viven en las casas de la Asociación Alfa, no estarían dentro de la cifra. A ellas no les tiembla la voz ni les invade el pánico escénico cuando están sobre las tablas. No en vano dedican cinco horas todas las mañanas, de lunes a viernes, a sus ensayos. «El taller de teatro les aporta muchos beneficios», explica María Rull Valero, coordinadora de vivienda en la asociación, «porque a través de la actuación mejoran la memoria, la atención, la pronunciación, el control postural, aprenden a manifestar sus emociones... Además, es un chute de autoestima enorme para ellos, porque al final, cuando representan las obras, su trabajo obtiene un reconocimiento y eso fomenta también su inclusión social».

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El enfoque podría parecer novedoso, pero hace más de veinte años que la Asociación Alfa introdujo el teatro y el arte como rutina para sus usuarios. Desde que se fundó en 1998, la entidad mantiene el objetivo de proporcionar «una alternativa familiar» a las personas con discapacidad intelectual «que tienen un perfil más autónomo». En sus inicios, tenían una única vivienda en el barrio murciano de El Carmen. Ahora son cinco las casas que gestiona la Asociación Alfa, tres en Lorquí y dos en Ceutí, gracias al concierto social que tienen con el Instituto Murciano de Acción Social (Imas), responsable de derivarle a todos sus usuarios. En ellas viven 36 personas con discapacidad intelectual, «la gran mayoría tuteladas por la Comunidad», explica Rull.

Lejos de parecerse a los centros ocupacionales, a las residencias e incluso a los proyectos de viviendas tuteladas de otras entidades, la rutina que tienen los usuarios de la Asociación Alfa «es lo más parecida posible a la que tendrían en familia. Aquí, por la mañana, cada uno se levanta a su hora y se va a hacer sus cosas. Unos a los talleres, otros a la escuela de adultos, otros al trabajo. A mediodía, vuelven y comen juntos. Y, por la tarde, siguen haciendo su vida. Se van a tomar algo, a hacer compras, limpian... Los fines de semana hacen salidas, comen fuera, van al cine. Intentamos que tengan una vida lo más normalizada posible».

Entre otras actividades, realizan permacultura, tejido en telares y expresión corporal Isabel Suñé: «De todos los sitios en los que he estado, este es en el que mejor me siento»

Isabel Suñé es una de las chicas que vive en una casa de la entidad. Tiene 24 años y lleva desde los 18 en la asociación. Su discapacidad intelectual no le impide ser actriz y haberse subido, entre otras, a las tablas del Teatro Circo, «donde representamos la obra 'Cada camino'», cuenta, y se nota que guarda un grato recuerdo de aquella experiencia, «porque compartimos escenario con personas que no tenían discapacidad, de la Escuela de Artes Escénicas». Aquel montaje quedó inmortalizado en un documental de Cristína Alcázar, «y fuimos a verlo cuando se estrenó», rememora Isabel y se le ensancha la sonrisa.

El arte como camino

Además del teatro, en la Asociación Alfa tienen muy claro que la práctica del arte es esencial para sacar el mayor partido a las diferentes capacidades de sus usuarios. «También hacemos manualidades, expresión corporal, permacultura y tejemos en telares. Aunque a mí lo que más me gusta es el teatro. Y, bueno, también los viajes, cuando nos hemos ido al extranjero o cuando nos vamos de vacaciones en verano», reconoce Suñé.

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Ella sabe que tiene necesidades especiales, pero eso no mina su autoestima ni, mucho menos, su valía. «De todos los sitios en los que he estado, en este es en el que mejor me encuentro, porque estoy entre iguales y eso me hace sentir bien. Aquí estoy tranquila», concluye.

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