Una sanitaria realizar una prueba PCR a un vecino del barrio de Carmen, en Murcia, en agosto. Ros Caval / AGM

Así se han disparado los casos en la Región durante la segunda ola

La Comunidad llegó al mes de septiembre con tasas de incidencia acumulada por encima del umbral de riesgo extremo en hasta 17 municipios

Sábado, 7 de noviembre 2020, 09:15

De las cañas con amigos en la terraza de un chiringuito al cierre de la hostelería en la Región; de las jornadas sin fallecidos a principios de agosto a las 16 víctimas mortales del pasado jueves. El simulacro de normalidad que ofreció el inicio del estío ya queda casi tan lejos como la primera ola de la pandemia, que en su segundo asalto ha golpeado a la Comunidad con una violencia imprevista por las autoridades. Una batalla contra el virus que, lejos de torcerse en las últimas semanas, lleva decantada desde finales de agosto.

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A lo largo de los últimos meses, el avance de la pandemia ha teñido de granate casi por completo el mapa de los municipios de la Región de Murcia, un color que el Ministerio de Sanidad emplea para señalar las tasas de incidencia acumulada que suponen un riesgo extremo, al superar los 125 casos por cada 100.000 habitantes en un plazo de siete días. Una imagen muy diferente de la que ofrecía la Comunidad a mediados de julio, cuando solo cinco localidades destacaban por mostrar un nivel de contagios de carácter leve.

Originadas por un caso importado de Bolivia, las primeras grietas de la 'nueva normalidad' se abrieron en la zona de ocio nocturno de Atalayas, en Murcia, y en el pub Dubai, en Totana. Dos episodios que acarrearon el cierre del interior de los locales por las noches y el confinamiento de este último municipio, donde se desencadenó una cadena de contagios que disparó la tasa de infectados entre el 20 y el 26 de julio hasta los 400 por cada 100.000 habitantes. Estos brotes, además de los detectados en dos 'pubs' de Lorca y en una empresa hortofrutícola de Mazarrón, elevaron a casi 30 el índice de positivos en la Región en la última semana del mes. Tras meses de calma, la propagación del virus en la Comunidad volvía a ser una realidad.

Un mes clave

Agosto arrancó con datos preocupantes en las comarcas del Alto y Bajo Guadalentín. Mientras que Totana tuvo que permanecer confinada al registrar una tasa de incidencia cercana a los 200 casos por cada 100.000 habitantes en la primera semana del mes, la situación continuó su deterioro en los municipios vecinos de Puerto Lumbreras, Lorca y Mazarrón, que ante la expansión del virus tuvieron que suspender sus celebraciones estivales. De poco sirvió el descenso de los contagios en algunas de estas localidades en los siguientes quince días. Concentrados en los grandes municipios de la Comunidad y motivados por la relajación de la población durante las vacaciones, el ritmo de contagios creció hasta sumar 1.168 nuevos positivos en todo el territorio entre el 17 y el 23 de agosto, más del doble que dos semanas atrás.

Durante ese periodo, Lorca pasó de registrar una tasa de contagios de 80 casos por cada 100.000 habitantes en siete días a alcanzar los 219, una cifra que el municipio ha tardado más de dos meses en mejorar, a pesar de permaner durante 35 días bajo las medidas restrictivas de la Fase 1 flexibilizada.

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Esta tendencia también se replicó en los municipios de Murcia y Cartagena, que duplicaron su cifra de nuevos infectados. Además, localidades como Alcantarilla, Alhama, Caravaca, Jumilla y Molina de Segura detectaron los primeros signos de alerta de la expansión del virus. Una realidad que se concretó con el paso de las jornadas. Así, según los criterios que utiliza el Ministerio de Sanidad en la actualidad, la incidencia del coronavirus en la Región ya se encontraba en un escenario de riesgo alto en torno al 23 de agosto.

Lorca ha tardado dos meses en bajar el ritmo de nuevos infectados que alcanzó en agosto, pese a volver a la Fase 1

Las vacaciones se acercaban a su final y la necesidad de reanudar de forma segura la actividad lectiva chocó con la evolución de la pandemia. Mientras la población y las autoridades se negaban a hablar de una segunda ola, el índice de contagios alcanzó el umbral de riesgo extremo en hasta 17 municipios. Entre los más afectados se encontraban algunas de las localidades más pobladas de la Región, como Murcia, Lorca, Molina de Segura y Alcantarilla. El mes de agosto contaba sus últimas horas y los peores augurios ya eran una realidad: en una semana, la Comunidad casi había doblado su tasa de incidencia hasta teñirla de granate con 132 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que el Gobierno se vio obligado a retrasar el inicio del curso.

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Confinamientos y altibajos

En las tres primeras semanas de septiembre, el final de las vacaciones y la vuelta a la rutina consiguieron frenar el ritmo de crecimiento de los nuevos contagios, que ya no se duplicaban cada quince días. No obstante, la pandemia continuó con su avance inexorable y disparó las tasas de incidencia de Jumilla, con hasta 925 casos por cada 100.000 habitantes en siete días; Totana, con 868 infectados; y Lorca, con 510 positivos, localidades que sufrieron entonces un confinamiento perimetral.

Entre el 26 de octubre y el 1 de noviembre, la Región registró 360 positivos por cada 100.000 habitantes

El temor que despertó entre la población que pudieran extenderse estas medidas restrictivas y el buen arranque del curso escolar, sin incidencias de gravedad, consiguieron frenar la pandemia durante quince días. Entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre, la tasa de incidencia de la Región llegó a caer a 178 casos por cada 100.000 habitantes, un 25% menos que dos semanas atrás.

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Con la cifra de infectados disparada en el último mes, este paréntesis apenas supuso un escollo para la pandemia, que a lo largo de octubre aceleró su ritmo de contagios hasta dejar a la Región con una tasa de incidencia de 360 casos por cada 100.000 habitantes durante la semana pasada, el triple del umbral de riesgo extremo según Sanidad. Ahora, restricciones como el cierre de los municipios y de la hostelería tienen la misión de impedir el colapso de los hospitales, una amenaza que comenzó a extender su sombra a finales de agosto.

Las reuniones entre familiares y amigos, el peor caldo de cultivo

Aunque los expertos reconocen que en una situación de transmisión comunitaria como la que vive la Región de Murcia es difícil dar una respuesta exacta que explique el incremento de casos, algunas de las premisas que llevan repitiendo desde el inicio de la pandemia continúan vigentes.

Así, fuentes de Salud Pública destacan que la explosión de contagios en las últimas semanas responde en gran parte al aumento de la movilidad durante los días festivos y a una mayor interacción social. Y es que en las celebraciones familiares y las quedadas con amigos es fácil bajar la guardia, prestar poca atención al uso de la mascarilla y abonar el terreno para que el virus pueda campar a sus anchas.

Por tanto, las autoridades sanitarias recomiendan el autoconfinamiento y reducir a lo imprescindible las reuniones con personas no convivientes.

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