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Cada lunes suena el despertador de Vanesa López a las cinco de la mañana. Sin haber visto a sus dos hijos desde que se levanta, empieza una hora y media más tarde su jornada limpiando en la sede de CC OO de Murcia, donde está hasta las 9.00, momento en el que la mayoría de los trabajadores comienzan su horario laboral. Entonces, se marcha a otro portal de un edificio cercano al sindicato en el barrio del Carmen para iniciar su otra ocupación, antes de salir corriendo a mediodía a su casa para comer y tomar un respiro previo al tercer trabajo del día: en un bar.
«Es extremadamente agotador; te quedas fundida al final del día», explica esta murciana de 45 años, cuya vida dará un giro cuando pase en breve a jornada completa en Comisiones de Obreras. «Echo todo el día para hacer al menos ocho horas y conseguir un sueldo que ronda los 1.300 euros», cuenta López, que asegura que no le queda otra opción: «Estoy divorciada y en el alquiler se me va gran parte de mi salario».
Entre semana, sus jornadas pueden acabar rozando la medianoche. Pero, los 'findes' se pueden alargar hasta las 6.00 de la mañana. «Un viernes puedo estar perfectamente de pie 24 horas», apunta la trabajadora. Esta situación le generó malestar en casa. «Mi hijo me llegó a decir un día que llevaba muy mal que su madre apenas estuviera con él; al final, se dio cuenta de que no podía con mi alma», prosigue López.
Carlos Muñoz también está pluriempleado: compagina un trabajo a jornada completa en un importante centro comercial –hace unas seis horas, de lunes a sábados–, con otro en una agencia inmobiliaria que le permite sumar unos ingresos extra para vivir de manera más desahogada. Al final, acaba trabajando una media de 50 horas a la semana.
«Con un trabajo no podría pagar los préstamos y, con los dos, me supone un poco más del 60% de mis gastos», relata Muñoz, de 46 años. Entra a las 9.30 horas en la inmobiliaria y sale a las 14.30 horas. Tiene un periodo de tiempo de una hora y media para descansar antes de ir a su otro lugar de trabajo, que suele terminar a las 22.00 horas. Acaba el día tras una maratoniana jornada laboral de 11 horas. «Al principio, fue muy complicado porque iba muy cansado, pero el cuerpo acaba por acostumbrarse», asegura Muñoz, que revela la receta para superar la fatiga: «Ser muy disciplinado, no salir por las noches, llevar una vida sana y dormir ocho horas». «Al ser trabajos de mucha concentración y de estar tratando a personas, debo estar despejado», prosigue este comercial.
En un hospital público de la Comunidad trabaja Encarna Costa, al tiempo que está empleada en un centro sanitario privado. Supera las 50 horas semanales, pero, al igual que Muñoz, con el primer empleo solo cubre los gastos básicos, por lo que necesita un segundo trabajo para pagar, entre otras cosas, la hipoteca de su casa. «Incluso, cuando deje de pagar el préstamo que se me ha incrementado en más de 200 euros al mes en el último año, seguramente mantendré el segundo empleo, ya que me permite tener algo más», afirma esta sanitaria de Barriomar, de 49 años.
Los tres trabajadores forman parte del heterogéneo colectivo de pluriempleados. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la Región había 14.451 pluriempleados de 664.883 trabajadores en el segundo trimestre de este año, tan solo un 2,17% –0,2% más que el mismo periodo del pasado año y por debajo la media nacional que está en el 3%–, de las cuales 9.051 son mujeres. Del total, 12.460 son asalariados, 8.497 mujeres.
Estas cifras contrastan con un estudio de Infojobs que desvela que un 15% de los trabajadores afirma mantener en la actualidad más de un empleo o haberlo hecho en el último año en la Región. El informe señala que la causa en un 40% de ellos ha sido la necesidad, ya que el sueldo no es suficiente, y otro 32% lo ha hecho para obtener ingresos extra.
Acorde a los datos de la plataforma de empleo, los jóvenes entre 16 y 34 años son los más pluriempleados. En concreto, el 32% del grupo de 16 a 24 años y el 22% de quienes tienen entre 25 y 34 años. Este porcentaje disminuye con la edad, situándose en un 12% entre los mayores de 54 años. Aunque todos los grupos de edad recurren al pluriempleo por necesidad, al contar con un sueldo insuficiente, destacan sobre todo los jóvenes, con más del 40% de las menciones.
Los pluriempleados encierran muchas realidades: desde empleados públicos como Encarna, que complementan sus ingresos en la sanidad privada, hasta trabajadores con retribuciones bajas que echan horas de más para llegar a fin de mes como Vanesa. Pero, también hay otros trabajos precarios que encadenan jornadas parciales, asalariados con estudios universitarios o falsos autónomos.
De la noche a la mañana, Piedad Vélez se quedó sin trabajo hace un año. Esta trabajadora, de 56 años y residente en Totana, tuvo que buscarse la vida. Para subsistir, empezó a cuidar a tres ancianos y limpiar unas escaleras de un inmueble de gran envergadura. «Salgo a las 7 de la mañana y vuelvo a las 9 de la noche, de lunes a domingo; solo descanso cuando me enfermo», confiesa esta mujer que cobra menos de mil euros mensuales. «Como lo tengo mentalizado, no me cuesta; es mi día a día», finaliza.
El perfil de los pluriempleados combina profesionales que quieren reforzar su poder adquisitivo y, sobre todo, precarios que buscan llegar a fin de mes. Desde CC OO, destacan que, cuando el primer trabajo es a tiempo parcial, suele estar relacionado con empleadas de hogar o actividades de limpieza. Aseguran que un indefinido con jornada completa que se complementa con unas pocas horas suele ser un pluriempleado asalariado, mientras que los parciales tienen normalmente otro contrato también parcial.
El sindicato cree que casi la mitad de ellos son pluriempleadas por obligación y, entre esos forzados, mujeres. «El pluriempleado destaca por la temporalidad y parcialidad de sus contratos, así como la brecha de género, ya que suele ser femenizado», explica Víctor Romera, secretario de Empleo, Acción Sindical y Negociación Colectiva de CC OO Región de Murcia, que subraya que estos empleados trabajan predominantemente en sectores como el comercio, la hostelería, la sanidad, los cuidados en domicilio y los comedores escolares.
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