EMILIO SÁNCHEZ-BOLEA
Viernes, 24 de febrero 2017, 01:06
Bien marcado en rojo estaba en el calendario del UCAM Murcia, a principios de temporada, el fin de semana del 16 al 19 de febrero. Pero quién iba a imaginar que en sus semanas previas el deseo por llegar a significativos días sería por motivos bien diferentes a los ansiados en su momento, y es que, perdido y por mucho el objetivo de clasificarse para la Copa del Rey de Vitoria, el forzado parón debido a su ausencia se oteaba cual oasis en el desierto para los hombres de Fotis Katsikaris.
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El entrenador griego, de vuelta al club donde hizo historia la pasada temporada tras un paso en falso en la lejana Krasnodar, tomó como suyo un grupo hundido psicológicamente, maltratado por las lesiones y con un ambiente enrarecido que superar. Mucho que cambiar y poco tiempo para ponerse manos a la obra. 48 horas después de su toma de control, el Herbalife Gran Canaria asaltó el Palacio para cercenar virtualmente las posibilidades del equipo murciano por superar el Top 16 de una EuroCup de la que no ha terminado de quedar clara su conveniencia.
Registrada la última marca histórica de Katsikaris y el club con la primera victoria en Manresa -17 tropiezos en tantas visitas hasta entonces-, no se ha vuelto a conocer el triunfo bajo la dirección del técnico heleno, con dos nuevas derrotas para despedir la EuroCup y otras dos, especialmente dolorosas, en la Liga Endesa: el desastre ante el Real Madrid en el Palacio -el partido «más duro» de Katsikaris como entrenador del UCAM Murcia- y el desfallecimiento en la orilla de Badalona después de mucho nadar.
En defensa del nuevo jefe hay que mencionar una herencia recibida en la que son evidentes las carencias de un plantel que sufre las lesiones sin refuerzos, el agujero sin tapar de Vitor Faverani, la ardua tarea por recuperar espiritualmente al grupo y el poco tiempo del que había dispuesto Katsikaris para imprimir su sello, con apenas cuatro días a lo sumo entre partido y partido, desplazamientos incluidos. La hoja de ruta por recuperar la identidad perdida pasa por varias premisas.
1. Dosificar a Campazzo
Facundo Campazzo es el termómetro del equipo. Su bajón de juego en el último mes de competición -salvando la última jornada en la pista del Joventut- llega acusado por el exceso de minutos con que se ha sobrecargado toda la temporada, kilómetros que acumula sobre unas piernas que no tienen la frescura de hace unos meses. Le cuesta más romper al defensor, encuentra problemas para percutir en la zona y, como consecuencia, abusa del tiro de tres puntos.
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Los números de Campazzo muestran el excesivo uso al que ha sido sometido: nadie juega más minutos que él en toda la Liga Endesa -casi 30 por partido-, ni con tanta participación en el juego. Todo empieza y termina en Facu.
Una de las principales tareas de Katsikaris pasa así por regular al astro argentino, no solo en minutos sino también en incidencia en el juego, ya que la nómina de jugadores exteriores en la plantilla así lo permite.
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2. Abuso del triple
En el baloncesto moderno, el triple se presenta como un arma esencial. Cada día no solo se lanzan más triples, sino que lo hacen también más jugadores. No es un recurso reservado para el alero especialista de turno, y tal vez el ejemplo más cercano para el aficionado español sea Marc Gasol, a quien su entrenador le pidió antes de empezar la temporada lanzar «al menos cuatro triples por partido».
Y es que el UCAM Murcia es el segundo equipo que más triples lanza de toda la Liga Endesa. Hasta 541 lanzamientos han volado desde los 6,75 metros para obtener un porcentaje del 33,64%. Solo un equipo tira más triples -Bilbao, 547- pero once lo hacen con mayor efectividad.
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El problema del triple se ha dramatizado especialmente con la entrada de 2017, y es que en los seis partidos de ACB jugados en el presente año el UCAM Murcia no alcanza ni el 30% de eficacia en 28 intentos de media en cada partido.
3. Vertical, no lateral
Algo que Katsikaris se ha hartado de repetir desde que volviese a tomar los mandos de la nave universitaria es que su equipo debe ser «más vertical», que al baloncesto no se puede jugar de manera lateral. Es decir, atacar más y con mayor decisión el aro rival, ya sea por penetraciones desde el exterior o nutriendo de balones a los pívots para jugar en la 'pintura'. Y es que un equipo que no amenaza más allá desde la línea del triple se hace muy fácil de defender.
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4. Hace falta que salgan más actores a escena
Si hay algo que urge en la plantilla universitaria es que más actores salgan a escena. La espantada de Faverani y el bache de Campazzo han mostrado la escasez de balas en la recámara murciana. Los dos escoltas del equipo, Vitor Benite y Billy Baron, andan lidiando con la irregularidad toda la temporada, en especial el norteamericano, tal vez el gran señalado cuando Alejandro Gómez, director general de la entidad, dice que algunos jugadores «no están rindiendo como esperábamos». Por Baron, máximo anotador de la pasada EuroCup, pasan muchas de las oportunidades de mejora de UCAM Murcia, y Katsikaris necesita encontrarle un espacio de referencia que no colisione con Campazzo ni Benite.
El caso del brasileño es el que más invita al optimismo: cada vez solicita más el balón en ataque, promediando 17,5 puntos por partido en más de veinte minutos de juego, cuando hasta no hace mucho costaba verle más de la mitad del partido sobre la pista.
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Precisamente otro de los debes es la falta de definición de roles. Jugadores que parecían asentados en la rotación sufrían luego la pérdida de importancia en minutos y participación en los esquemas ofensivos del equipo, y es aquí donde se espera un esfuerzo extra que ya han comenzado a dar Benite y Radovic. Otro jugador que ha dado el do de pecho ha sido Sadiel Rojas, a unos niveles de esfuerzo sobrehumanos que han recibido la enésima muestra de admiración por la afición.
5. Recuperación o adición de efectivos
La temporada del UCAM Murcia no está siendo la esperada y, como a todo circo, le han crecido los enanos. El infortunio de las lesiones se ha cebado especialmente con el puesto de alero. Ovie Soko, otra de las grandes apuestas esta temporada, solo ha podido participar hasta el momento en ocho partidos de Liga Endesa. Tras pasar un mes en el dique seco por un esguince de tobillo, su precipitada vuelta hizo que se resintiera y tuviera que pasar por el quirófano y, aunque actualmente se encuentra en la recta final de su recuperación, sigue sin conocerse una fecha de retorno.
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Soko era uno de esos jugadores de los que cabía esperar un mejor rendimiento y, su baja es especialmente sensible a la hora de defender aleros altos. A su caída en desgracia no llegó ningún refuerzo, pero sí un paso adelante por parte de Martynas Pocius, otro en los que se echa en falta un mayor nivel. Sin embargo, y cuando más adaptado parecía, una rotura parcial del tendón rotuliano frenó la evolución del lituano.
Quien ha estado a las duras y las maduras ha sido Sadiel Rojas, pero el corajudo alero americano lo está haciendo muy mermado físicamente -ni una nariz rota le para-.
Ante la falta de refuerzos en los puestos de pívot -Tumba parece insuficiente por su baja capacidad anotadora- y alero, Gómez esgrime que «no vamos a fichar por fichar». Aunque esta temporada el mercado es más reducido debido a las subidas salariales de NBA y NBDL y el nuevo formato de Euroliga, lo cierto es que otros rivales de ACB han estado más rápidos o económicamente más capaces para paliar bajas.
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6. Más que la permanencia, reencontrarse consigo mismo
Si cuando al empezar la temporada en la lista de objetivos aparecían en letras capitales la Copa del Rey y el 'playoff', ahora no se puede mirar más allá de la permanencia en Liga Endesa, y es que el equipo marcha 14º con 6 victorias y 14 derrotas, tan solo un triunfo por encima de la zona de descenso marcada por el Obradoiro. Y aunque las comparaciones son odiosas, otro aspecto decisivo para que el equipo evolucione es olvidar la temporada pasada, que se ha convertido en tabú en el seno de un equipo que debe dejar de mirar al pasado. Libre de Europa, el objetivo del UCAM no es la permanencia, es reencontrarse consigo mismo.
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