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Pedro Díaz posa con su copa más preciada y varios de los 'putters' que guarda en su casa.

«Supongo que he hecho algo decente»

Pedro Díaz recibirá la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de Golf de la Federación

MARÍA JESÚS PEÑAS

Viernes, 27 de mayo 2016, 12:08

No se deje engañar. Su apariencia de hombre serio y distante es todo fachada. Porque si algo es Pedro Díaz (Cartagena, 1957) es, sobre todo, un sentimental. Eso sí, con envoltura de doble capa de discreción y reserva. De ahí que le cueste mucho hablar de sí mismo. Además, no se entiende importante. Y mucho menos como para recibir por parte de la Federación Murciana la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de Golf. Pero la territorial así lo decidió y aprobó por unanimidad hace unas semanas. La Federación de Golf de la Región de Murcia (FGRM) consideró que Díaz reúne en su persona los valores del golf, los que ha representado siempre dentro y fuera de la comunidad que le vio nacer, y a lo largo del trabajo que, como presidente de uno de los más longevos clubes de golf sin campo de la Región, ha venido desempeñando en los últimos 22 años.

  • XXVII Campeonato Absoluto por Categorías.

  • Días 9 y 11 de junio. Campos Norte y Oeste, de La Manga Club. Inscripción abierta hasta el 6 de junio, que se formaliza 'online' en www.fgolfmurcia.com. Precio del 'green fee' de los dos días

  • Medallas y distinciones

  • Cuentan con medalla murciana Luis Álvarez de Bohorques (2001), Emma Villacieros (2002), la familia Ballesteros (2003), José Calvo (2004), José A. Nuño de la Rosa (2005), Jack Nicklaus (2007) y Pedro Jiménez (2013). Y tienen distinciones Andrés Torrubia, Juan de Lope, Juan Pérez de Lema, Joaquín Gil, Paulina Vela, Mª López Ferrer, Conchita Gómez y María Jesús Peñas.

A Díaz la situación le ruboriza, aunque eso no se refleje en sus mejillas. «Supongo que debo haber hecho algo decente», dice mientras se le escapa una modesta sonrisa, al preguntarle por la distinción. «Claro que si te dan un premio por hacer algo que te gusta... tiene menos mérito», añade este empresario cartagenero vinculado de muy diferentes maneras al mundo del deporte, al recordar para 'La Verdad' los años que gustosamente ha dedicado al Club Carthago, su otra casa. La casa de unos 70 socios en la actualidad, a los que conoce a la perfección. Sus anhelos, sus manías, sus dificultades, sus gustos, su nivel y tipo de juego, sus necesidades tanto a nivel individual como de grupo. Conoce hasta sus fechas de nacimiento, un dato irrelevante aparentemente, pero que revela a un hombre meticuloso, de los que dan importancia al último detalle.

Y son precisamente esos pequeños detalles los que hacen grandes las cosas. Propician identidad, sentido, equilibrio, orden. «Por eso es el líder del grupo», dicen los suyos. «Un presidente que ha sabido aunar a un club en torno a su campo y al resort al que está ligado, el de La Manga Club (LMC)».

A nadie le pasa desapercibido que en ese proceso Díaz ha pasado por todo como jugador y como máximo representante de los intereses del Carthago, por buenas y malas épocas. A nivel personal dice divertido: «Creo que mi mujer sigue cabreándose de que lo pasemos tan bien. Hasta te diría que creo que hubo un tiempo en que al golf ¡le tenía manía!». Maribel lleva 37 años «soportándome» y conviviendo con la idea que del golf tiene su marido. «Es un reto diario. Jamás es igual. Juegas por la mañana y por la tarde y es distinto. Y cada día es peor y más te engancha». A Díaz solo le falta tararear 'Eres mi religión', de Maná (uno de sus grupos musicales favoritos) para referirse a este deporte, cuyo día de culto son los miércoles, el día de la partida a la que no ha faltado más que «4 o 5 veces» en estas más de dos décadas de juego.

En casa ya se sabe que no existe para nada ni para nadie -excepto para Maribel- durante esa jornada. Es sagrada. Una partida 'la de los miércoles', «en la que empezamos cuatro y ahora somos 32 jugadores», dice un orgulloso Díaz, que ha impulsado en estos años competiciones, torneos, el 'match play' del club.., participando como colaborador o patrocinador en infinidad de competiciones e incluso poniendo en marcha su propio campeonato de Castillo de Holanda -gama de quesos de la empresa familiar de alimentación Pedro Díaz que dirige-.

Con ese mismo nombre participó hace unos años en el Triangular de Empresas, prueba regional que ganó en una ocasión como capitán, junto a los jugadores José Velasco, José Antonio Hernández Cañadas, José Jover y Conchita Gómez Palmero, allá por 2007. De aquellos años el propio Jover recuerda que en la primera edición jugaron tan mal, que al día siguiente se presentó todo el equipo con una camiseta que ponía: 'Pedro, perdónanos'. «¿Lo recuerdas?», le pregunto. «¿Que si lo recuerdo? ¡Aún guardo esa camiseta! Fue en Altorreal». Los mencionados no fueron los únicos amateurs que sudaron el polo de Castillo de Holanda, pero sí Conchita la única mujer en sus filas. «Era la más constante. Era como un reloj Longines, siempre nos conseguía puntos», dice al recordar aquellos tiempos de golf.

El mejor recuerdo

Aunque su recuerdo más emotivo con respecto a este deporte tiene forma de pequeña copa. Una que descansa junto a otras tantas muchas que acumula junto a numerosas bolas de los campos que ha jugado e infinidad de palos, entre los que destaca una colección de 'putters' de todos los tamaños, formas y 'añadas'. Esa copa es especial. Se trata de la que obtuvo durante el XVIII Campeonato Absoluto de la FGRM como campeón de la 2ª categoría. «Sí, esa categoría en la que te mides con otros jugadores muy buenos y que por lo tanto habla de tu nivel de juego. Pensar en la 1ª categoría no tiene sentido, porque ahí están los jóvenes pegando fuerte». La entrega de aquella copa fue un 21 de julio de 2007. Una fecha imborrable porque aquella noche el 'Oso Dorado', el jugador norteamericano Jack Nicklaus, recogía en la cena de gala, organizada por la Federación Murciana, la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de Golf. Una distinción que solo unos pocos tienen.

Este año y tras la consecución del XXVII Campeonato Absoluto por Categorías de la FGRM, Pedro Díaz recogerá esa misma medalla, el próximo 11 de junio. Todo un guiño del destino al momento más importante de su vida golfística. Se emociona al recordar aquella noche. [Ya les dije que es un sentimental].

Que se diera a conocer hace unos días la noticia de la concesión de la medalla ha supuesto un baño inesperado de «muestras de cariño de las que reconozco, me siento muy orgulloso. Me han llegado de todo el mundo». Pero vuelve a escudarse en que lo que ha hecho no tiene mérito. «Mi padre decía que tenía arrancadas de caballo y paradas de burro», dice divertido. Vaya. En el caso del golf la arrancada le dura más de dos décadas. Díaz recuerda perfectamente cómo José Antonio Hernández Cañadas, el actual presidente del Comité de Competición de LMC, le 'envolvió' para ser presidente del club. Para Cañadas «una de mis mejores decisiones».

También a este buen amigo le debe «haber conocido este deporte». Fue a principios de los 90 y junto a un grupo de amigos. Con ellos tomó sus primeras clases de golf. Se las dio Vicente Ballesteros (hermano de Seve), que por aquel entonces estaba contratado en el complejo de LMC. Fue su perdición. «Aún recuerdo que compré por unas 90.000 pesetas 'green fees' por seis meses. Solo podíamos jugar el campo Oeste y solo 9 hoyos (los que había). Así que hacíamos trampa y al terminar el 9... ¡volvíamos al uno!», confiesa hoy. Desde entonces ha pisado numerosísimos campos y afirma con toda rotundidad que «estar en un 'link' bueno es lo que más me gusta del mundo». Y reconoce que Irlanda e Inglaterra son para él dos referencias indiscutibles cuando se habla de golf.

Los que le conocen bien hablan de su bondad, de su generosidad y de su caballerosidad, pero también de su temperamento, que no rehuye reconocer y para el que pone como ejemplo la pérdida de dos 'putters' enganchados a sendos pinos. «Sí, uno en Playa Serena y otro en un campo murciano. Los tiré al aire y...». Ahora es un jugador mucho más templado. Y siempre un hombre de 'swing' rítmico en busca de la perfección. El presidente eterno -que es como firma sus comunicados internos- al que todos respetan. En el 98 avisó de que en el 2000 lo dejaba... y perdió la cena que se apostó con Encarna Vargas (una de las trabajadoras del 'pro-shop' de LMC). Le hago la última pregunta.

-¿Qué es ser golfista?

-Una ilusión. El ver si mañana me sale el 'swing'. ¿Sabes? Lo que más me gusta del mundo es practicar en el búnker. Puedo estar allí cinco horas.[No les avisé, pero también es un poco maniático].

De los 15 a los 76 años

La Gala del Golf de 2016 será también especial para cuatro personas más. Las distinguidas este año por la Federación por su trayectoria dentro de este deporte. Dos jóvenes promesas femeninas: Raquel Olmos y Patricia Garre, de 17 y 15 años, respectivamente, que han demostrado una magnífica trayectoria en los últimos años y, dos séniors, ambos de 76 años, que llegaron de manera muy diferente al golf.

Carmen Martínez comenzó a jugar en Madrid cuando contaba con 40 años de edad. Desde entonces juega «...hasta este mismo mediodía», dice feliz al preguntarle por su golf. Porque Carmen juega siempre que puede. Es una de esas mujeres apasionadas por este deporte, que lleva en su bolsa de palos la constancia y la humildad que exigen el golf, y un saber estar que le ha granjeado el respeto y el cariño de sus compañeros de partida y de su club, «donde se la aprecia y estima», dice la 'caddy master' Mª Carmen Guzmán, de Golf Altorreal, el campo al que Martínez llegó en el 94 «cuando solo existía una casetita y poco más» y a un club del que es socia con el número 45.

Antonio Sánchez en cambio llegó 'tarde' al golf, aunque ha hecho de él todo un compañero de vida. Un deporte que conoció tras jubilarse de sus campos de melones. Sus amigos recuerdan que comenzó cogiendo el palo «tal y como agarraba su legón», de ahí que sus inicios fueran a zurdas. Hoy juega siempre, «menos cuando llueve», dice divertido al pensar en los muchos y buenos momentos que le ha supuesto compartir esta pasión, sobre todo en el Club de Golf de Torre Pacheco que le vio nacer como jugador. Su adicción por este deporte ha hecho de Sánchez un ejemplo de que uno se puede enamorar del golf a cualquier edad.

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