
J. LUIS ÁLVAREZ
Martes, 7 de marzo 2017, 01:59
Afganistán, 3 de agosto de 2012. Un helicóptero del Ejército español se accidenta al rescatar a unos heridos cerca de Bala Mugrab. Durante 16 horas, los militares tienen que resistir en medio del desierto el ataque de los talibanes antes de poder ser evacuados. El director Adolfo Martínez debuta en la gran pantalla con 'Zona hostil', una historia protagonizada por Ariadna Gil y Roberto Álamo, y una película con la que el cine español entra de lleno en las guerras del siglo XXI.
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El proyecto, con un presupuesto de cinco millones de euros, nace, según su productor, Antonio Saura, de un artículo que leyó en la revista 'Ejército', donde se narraba la peripecia de los militares españoles en el desierto afgano. «Lo más complicado de la película fue el rodaje, dado que desde el primer momento comienza a contar el reloj del dinero y esto no es una 'peli' americana, donde si hace falta invertir un poco más se invierte», detalla el director.
Para desarrollar la historia se contó con Ariadna Gil. Encarna a la capitán médico Varela en una trama que le sorprendió «porque aquí no se hace este tipo de cine bélico». En 'Zona hostil' la acción «empieza bastante pronto y se mantiene hasta el final», advierte la actriz, que explica que, aunque es «una película muy coral, donde la relación de los personajes está bien dibujada, todo pasa a un segundo plano, puesto que de lo que se trata es de que todos salgan adelante tras sobrevivir al accidente del helicóptero».
Todo el equipo de actores tuvo que someterse a un entrenamiento militar. «Los que hacían de legionarios estuvieron en la base de La Legión, en Almería, y los demás en la base de las Famet de Colmenar Viejo -Coronel Maté- y en la base de Torrejón», apunta Gil. Ella tuvo como asesores a un enfermero y a la comandante médico Montserrat Roldán, a la que interpreta en la cinta, cuya vida personal «no tiene ninguna relación con lo que se ve en la película», según advierte la militar, «porque nunca he pensado en abandonar el Ejército».
Rodaje en Almería
Ariadna Gil reconoce la ayuda de los militares, «porque, aunque te prepares, se te escapa cómo colocarte bien el equipo o cómo reaccionar o mirar a otra persona de un rango distinto». El director añade que los militares, como actores, «son perfectos, porque están acostumbrados a una jerarquía, una estructura y siempre saben lo que tienen que hacer».
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Para recrear el desierto afgano se recurrió al paisaje de Tabernas, en Almería. «Aquí no hubo efectos digitales o maquetas; los helicópteros eran de verdad y todas las maniobras que hicieron para el rescate fueron reales, de manera que los actores que estábamos allí reaccionábamos de verdad», destacó Gil.
Por su parte, Roberto Álamo, que interpreta al comandante que acude al rescate del helicóptero siniestrado, asegura que la experiencia durante el rodaje, «incluso siendo difícil, no fue nada comparado con lo que debió ser Afganistán». El flamante Goya y destacado activista del 'No a la guerra' en 2003, reconoció que entró en el proyecto «con cierto recelo y se me han derribado muchos mitos».
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Por su parte, para Raúl Mérida la experiencia ha sido «la más enriquecedora de las que he tenido en los años que me llevo dedicando a este oficio». Da vida a un teniente de la legión: «Iba con muchísimos prejuicios sobre el Ejército y la gente que he conocido es maravillosa; gente amable, entregada, con vocación, de izquierdas, de derechas», destacó el actor.
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