José Alfonso Morera, Pepito 'El Hortelano', en una de sus últimas exposiciones en Valencia.

'El Hortelano' apaga su estrella

Precursor y superviviente de la Movida, el pintor y agitador cultural valenciano muere a los 62 años víctima de un cáncer

MIGUEL LORENCI

Miércoles, 21 de diciembre 2016, 01:52

Él creó la imaginaria estrella Ouka Lele, pintando su constelación en una de sus primeras telas. Y Ouka Lele fue el nombre artístico adoptado por Bárbara Allende, la fotógrafa y compañera de 'El Hortelano', pintor y agitador cultural, pionero y superviviente de la Movida madrileña, fallecido ayer en Madrid a los 62 años a causa de un cáncer de pulmón. José Alfonso Morera Ortiz era el nombre real del autodidacta artista valenciano, precursor y referente a en los efervescentes años ochenta.

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«Quiero compartir con los que habéis conocido a nuestro querido amigo Pepito 'El Hortelano', que hace un ratito ha comenzado su viaje hacia el cielo y que ha sido tranquilo y en paz. Que siempre estará en nuestro corazón lleno de vida y alegría, Pepito Maravillas», escribió Ouka Leele, su primera mujer y cómplice de tantas y tantas aventuras plásticas, para comunicar la muerte del pintor y su viaje de vuelta a las estrellas.

Dueño de un estilo propio, a caballo entre la figuración surrealista y el cómic de inspiración naif y punkarra, 'El Hortelano' destacó entre los pintores de la movida, mucho más escasos que los músicos. Un grupo heterogéneo que conformaron Ceesepe, Guillermo Pérez Villalta, Sigfrido Martín Begué o Las Costus y que compartirían inquietudes, estudios, e incluso pisos.

Nacido en Valencia el 6 de agosto de 1954, con diez años descubrió su vocación de artista, tras superar unas fiebres de malta que le tuvieron en cama casi dos años. Dejó luego los estudios de Farmacia y creó en 1970 el personaje del 'El Hortelano' a imagen de sus admirados 'El Greco' y 'El Bosco'. Llegó a Madrid para hacer la mili con 20 años, con Franco aún vivo y los futuros actores de la Movida comenzando a agruparse en torno a los puestos del Rastro y en bares como La Bobia.

Irreverente y subido a la ola contracultural, había realizado ya algunas ilustraciones para la revista 'Ajoblanco' y dibujaría para publicaciones como 'Star', 'El viejo Topo' y 'Triunfo' y en mil fanzines de enorme fuerza y efímera vida. En un permiso de la mili contactó con el también pintor Ceesepe y con el fotógrafo Alberto García Alix, a quienes admiraba desde Valencia y que vendían cómics en un puesto, la 'Cascorro Factory', en la Ribera de Curtidores, la arteria principal del Rastro.

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Factory de Arganzuela

Los tres se fueron a vivir juntos a un piso del Paseo Imperial, cerca del estadio Vicente Calderón que se convertiría en una suerte de Factory de Arganzuela, cañí y castiza, en la que se cocinó en buena medida la estética que marcaría una época. 'El Hortelano' y Ceesepe con sus pinceles y García Álix con su cámara comenzaron a retratar la efervescencia de aquellos años y a dar visibilidad a la 'fauna urbana' con la que compartían drogas, conciertos, escenarios, motos, estilo, ropas, inquietudes, juergas y garitos como El Pentagrama, La Vía Láctea o El Sol. Cineastas, músicos y artistas entonces en ciernes como Pedro Almodóvar, Alaska, Carlos Berlanga, Montxo Algora, Fabio McNamara y la propia Ouka Lele, que acabaría añadiendo otra e a su apellido cósmico para renacer como Ouka Leele. Se conocieron en 1978 en Barcelona, donde Ceesepe y 'El Hortelano', con su primera beca, se buscaban la vida junto a otros artistas principiantes como Mariscal, Barceló, Broto, García Sevilla o el dibujante Nazario. Becado también en Nueva York, compartiría de nuevo vivienda y estudio con Ceesepe, un antiguo almacén de telas en el bohemio barrio de Tribeca.

Autodidacta, pasó fugazmente por la facultad de Bellas Artes, que abandonó para convertirse en catalizador e impulsor de la obra de muchos colegas. Alternó la pintura, la obra gráfica, el vídeo y el diseño de catálogos y portadas de discos. La ironía y la fantasía conviven en el universo plástico de 'El Hortelano', que pintó las noches estrelladas de la Movida, sus calles y sus gentes, a caballo entre el 'glam' y el 'punk' y que abre un abismo estético con los artistas de generaciones anteriores como Genovés, Canogar o el Equipo Crónica, comprometidos y lastrados por la lucha antifranquista. Su primera muestra individual 'Moda', llegó en 1980. Cuando la Movida languidece, su paleta evoluciona hacia colores más sobrios y técnicas más elaboradas tras superar una romántica 'época naranja'. Desde 2007 trabajaba en lienzos de gran formato para la serie 'Humano', su particular homenaje a la existencia del hombre en la Tierra.

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