Reflejado en el edificio, el Proyecto Iris de Nico Munuera.
CRÍTICA DE ARTE

Aires de fiesta

MARA MIRA

Jueves, 19 de mayo 2016, 12:48

En la calle, con aires de fiesta popular, ha quedado instalada la sección Arte en esta edición del festival SOS 4.8. Los comisarios Nacho Ruiz y Carolina Parra (T20 Projects) han sido los encargados de gestar el desplazamiento del anexo del Auditorio a Vistabella, barrio que cada año soporta el aluvión humano y al que la dirección del festival ha querido integrar en la celebración. Una experiencia colaborativa que viene precedida por las dos ediciones anteriores en las que contaron con más de cien voluntarios de la Universidad de Murcia y Alicante para montar las inolvidables arquitecturas efímeras C+ Arquitectos. Ahora, para colgar y distribuir bombillas, neones y leds (todos ellos de bajo consumo), han contado con el apoyo de la Asociación de Vecinos de Vistabella, barrio que gracias a experiencias de este tipo se está convirtiendo en un referente de la fuerza que prende de la intención del procomún. Terminada la fiesta de los decibelios, queda el más que recomendable paseo por la fiesta de la luz.

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Como si de un recinto ferial se tratara, en la calle Luis Fontes Pagán, Miguel Fructuoso inicia el recorrido con un luminoso de letras. Un rato estuve jugando al Scrabble hasta que me plegué al desorden de las letras sin más. Siguiendo calle abajo se llega a la instalación de Valcárcel Medina, quien prende de punta a punta de la rue más bombillas apagadas que encendidas en tres racimos lumínicos. Fin de fiesta. Agotados los recursos, cumplidos los plazos, esto se acaba. Más allá, en la plaza, el círculo de leds de Juan Sánchez va a convertirse en la pieza más fotografiada del evento. A la gente le gusta encestar en el círculo, el reloj de la Iglesia. Somos así. Animales con entendimiento que completan las formas. Unos pasos después tropezamos con 'Umbral-podio' de Sergio Porlán. Tubos de neón que con sus formas recrean los patrones alucinatorios de las geometrías de Heinrich Klüver, el psicólogo que formalizó visualmente los efectos provocados por la mescalina. Avisados quedan. Porlán también ha diseminado, entre la pared y la farola, esporas del hongo psilocybe.

En la fachada del Mercado de Abastos de Vistabella otra artista utiliza esquemas. Es Sonia Navarro. Desde su estancia en Roma ha encontrado en el perímetro del plano argumento para trabar un fructífero discurso creativo. Una esquina recorre con bombillas la forma perimetral de su paseo por el barrio. Al otro lado de la fachada, FOD ha construido en lo alto una de sus casa-refugio de chapas y maderas. Pero no solo en la oscuridad brillan las obras. Para el día y su luz, Nico Munuera ha instalado 'Iris', una pieza de espejos diseminados en la terraza del mercado. A veces (la física de la luz es así de caprichosa) por el reflejo de la luz sobre ellos se proyecta un arco iris sobre la fachada del centro de salud del barrio. Magia en la espera que corre por el muro.

Una declaración de intenciones sobre la colectividad y el compromiso social rubrica la obra de Pedro Guirao. El artista ha solicitado la ayuda de los vecinos para apadrinar el suministro de electricidad de una farola. El pago de la misma se hará con el presupuesto de producción de la obra y abarcará casi una década. El día de la inauguración algunos vecinos posaban orgullosos ante la placa que la identifica. No es para menos. A estos ciudadanos Guirao los ha convertido en gestores de la luz, los faros-guía de la calle.

Hasta finales de junio permanecerá en la galería T20 la otra parte del evento, las obras gestadas por el dinámico y emprendedor colectivo Nave Oporto. Cada artista ha acoplado su discurso al registro musical y sus aledaños sociales. Además, como colofón, ha editado cada uno un cartel. La suma de todos ellos conforma un notable frontal que a buen seguro ya se ha convertido en pieza codiciada de los coleccionistas de afiches singulares.

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