Espiga de Oro para Diego Carretero

El novillero hellinero Diego Carretero, que cortó tres orejas en la primera tarde del ciclo, se lleva la Espiga de Oro de la Feria Taurina del Arroz, premio dotado con 6.000 euros, según decidió ayer en Calasparra el jurado después del último festejo. Un broche final al programa calasparreño en el que José Manuel, el torero de Alquerías, se entregó totalmente a sus dos novillos. Recibió a su primero con dos largas cambiadas, seguidas con lances a pies juntos rematados con media rodillas en tierra. Quite por gaoneras. Luciéndose a continuación en el tercio de banderillas, con un último par de cortas y al quiebro. Con la muleta empleó ambas manos, llevando el engaño bajo. Serie de rodillas y circulares y remate con bernardinas. Pero todo lo ganado lo perdió con la espada, al matar de pinchazo y media baja. Dos descabellos.

En su segundo, consiguió todo lo perdido. Volvió a recibir con dos largas cambiadas en el tercio y lances que se aplaudieron. De nuevo brilló en banderillas. Brindó a unos familiares. Comenzó con la muleta rodillas en tierra. Siguieron series con ambas manos que se jalearon por la entrega y pundonor del torero. El público se entregó al quehacer del diestro murciano y como mató de entera arriba, hubo fuerte petición, pero el premio fue corto por lo hecho. Dos vueltas al ruedo y bronca a la presidencia.

Miguel Ángel Silva nada dijo con el capote. Brindó al público y comenzó doblándose por bajo. Tanto en el toreo en redondo como al natural, se apreció cierta sosería, aunque algunos muletazos sueltos resultaron buenos. Terminó con serie de bernardinas muy rápidas, y como mató de entera trasera, se le premió con ovación. En su segundo, volvió a no decir nada con el capote. Con la muleta citó de largo y su oponente se frenó, muy paradito. Buenas series de naturales, aunque faltos de ligazón. Mató de cuatro pinchazos y entera. Ovación.

Andrés Manrique toreaba su primera novillada en España. El colombiano recibió a su primero a porta gayola, seguida de lances faltos de quietud. Rebrincado fue el astado al ir a la muleta. Empleó ambas manos, pero la falta de acoplamiento fue palpable. Anduvo mejor al natural, pero sin conseguir parar a su oponente. Mató de entera caída y cinco descabellos. Silencio.

Aplaudido al lancear a su segundo. Citó con la muleta desde los medios, sin conseguir lograr lo que él y el público esperaban, pues su hacer siempre estuvo falto de quietud y de torería. Mejor estuvo con la izquierda, pero no para tirar cohetes. Mató de casi entera. Silencio

Así terminó la XXVI Feria Taurina del Arroz, en la que hubo de todo, incluso agua que obligó a suspender el quinto festejo.