'Mujer ciega en Nueva York' (1916).

Paul Strand, compromiso pionero

La obra del «padre de la fotografía», revisada mediante más de 200 copias originales. Retratar y «narrar» conflictos humanos fue la aspiración constante del legendario fotógrafo estadounidense

MIGUEL LORENCI

Martes, 2 de junio 2015, 01:07

«Paul Strand es el padre de la fotografía moderna, un maestro cuyo influjo sigue muy vivo y un modelo de compromiso social y político». Así se refiere Pablo Jiménez, director de área cultural de la Fundación Mapfre, al legendario fotógrafo, cuya influyente obra revisa la institución. Es la muestra «más ambiciosa y extensa» realizada nunca sobre el gran y versátil fotógrafo y recorre toda la trayectoria de este «gran narrador» y «renovador» de la fotografía. Reúne más de 200 copias originales, muchas de ellas inéditas, en un repaso definitivo a una mirada inquieta que cambió la historia de la fotografía.

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La fundación Mapfre atesora un centenar de fotografías 'vintage' de Strand (Nueva York, 1890-Orgeval, Francia, 1976). Es la mejor colección europea del maestro norteamericano y con ella preparaba una muestra. Hasta que Jiménez supo que el Philadelphia Museum of Art, dueño de la mejor colección de Strand en todo el mundo, tenía muy avanzada una gran retrospectiva. «Debía ser y es la exposición definitiva sobre Strand, así que nos sumamos al proyecto», se ufana Jiménez.

Comisariada por Peter Barberie, conservador de fotografía del museo de Filadelfia, medio centenar de las fotos que exhibe en sus tres ámbitos proceden de la colección Mapfre y cuenta con préstamos excepcionales. Recorre las casi siete décadas de actividad del fotógrafo, de 1910 a 1970, tanto en Estados Unidos como en Europa. Desde su esfuerzo inicial por independizar la fotografía de las demás artes hasta sus peculiares retratos de lugares y sociedades y su empeño «por reflejar y narrar conflictos humanos», según Barberie. «Strand fue pionero en acercar la fotografía a la vanguardia», destaca Jiménez. Fue el primero en aproximarse a movimientos como el impresionismo o el cubismo; pionero en retratar a la gente de la calle y comprender la capacidad de la fotografía como una gran herramienta expresiva», agrega. Tiene Jiménez a Strand por «uno de los grandes narradores del siglo XX» y su influencia se puede rastrear en creadores como Georgia O'Keeffe o Walker Evans.

«Comprendió antes que nadie que la foto ha de ser útil, que debía ser capaz de contar historias y que a veces no bastaba con una sola imagen para armar ese relato, de ahí que se acercara al cine muy tempranamente y apostara más adelante por el libro como eficaz medio narrativo», apunta Jiménez. La muestra incluye así 'Manhattan', rodada en 1921 y considerada por Barberie como «la primera película de vanguardia en Estados Unidos», y ediciones originales de todos sus libros.

Con los débiles

Fue también Strand pionero en expresar el compromiso a través de las imágenes. En la Gran Depresión tomó partido por los más débiles a través de unas instantáneas que no renuncian a la crítica. «Mira y se implica. Nunca se queda al margen. Le da sentido a la fotografía como arma de denuncia y como una herramienta capaz de mejorar el mundo», explica Jiménez. Simpatizante con ideas comunistas y socialistas, su compromiso social y político le convertiría en un izquierdista a ojos de las autoridades estadounidenses y determinaría su traslado a Europa en 1950. Hay un antes y un después de Strand en la fotografía. «Lo cambia todo. Otorga un papel determinante al fotógrafo, demuestra a las claras que la fotografía no es un sucedáneo de la pintura. Es el primero que toma un papel activo, decide qué quiere contar y cómo; es un artista disciplinado y comprometido», insiste Jiménez.

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La muestra es la más ambiciosa desde la que el Museo de Filadelfia dedicara a Strand en los años setenta del siglo pasado. «Y tendremos que esperar varias décadas antes de que se repita», asegura Jiménez. La totalidad de las fotos expuestas se reproducen a tamaño original en un catálogo también histórico.

Creador muy inquieto, se movió Strand en todas direcciones. Como al latino Terencio, nada humano era ajeno a la curiosidad y la sensibilidad del fotógrafo. Autor de unos retratos de individuos y comunidades complejos, totalizadores y muy humanos, fruto de largas estancias en Nueva Inglaterra, Luzzara (Italia), Ghana, Francia, Egipto, Rumanía y Marruecos. «Es el más contemporáneo de sus coetáneos, apegado a la vida, a los avances de la técnica, pionero en el cine, el libro fotográfico y en el compromiso, que siempre mantuvo a pesar de los costes que tuvo pare él», concluye Jiménez.

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