Culpan primero al regadío, que creció del 12% al 63% de la superficie agrícola total

El estudio de impacto ambiental también achaca a la ganadería, el urbanismo y el turismo la degradación del Mar Menor

Miércoles, 6 de junio 2018, 03:21

El estudio de impacto ambiental indica que el estado de la laguna «se ha considerado relativamente bueno» en el periodo comprendido entre 1970 y la primera mitad del 2015. A partir de ahí se produjo un cambio drástico que tuvo como detonante el calentamiento de ... las masas de agua, lo cual produjo una «crisis eutrófica grave» y un «colapso ambiental». Advierte asimismo de que entre los años 2014 y 2016 se perdió un 85% de la extensión inicial de praderas marinas.

Publicidad

Entre las causas que han contribuido al proceso de eutrofización de la laguna se menciona en primer lugar la actividad agraria. Indica que el crecimiento del porcentaje de regadíos ha sido del 12% al 63% de la superficie agrícola total del Campo de Cartagena. Añade que se ha producido sin ajuste de la demanda (231 hectómetros cúbicos para 43.071 hectáreas en regadío) a la disponibilidad de recursos hídricos (con una concesión máxima de 153 hectómetros). Explica el informe que pese al alto nivel de tecnificación se siguen precisando grandes aportes agroquímicos (nitratos, fosfatos, potasio y pesticidas). Aprecia que existen hasta tres cosechas en 8.820 hectáreas de «cultivos forzados».

La ganadería también ha influido debido a la «alta concentración» en pocos municipios, principalmente en Fuente Álamo y Torre Pacheco. Hay censadas casi 680.000 cabezas de porcino, lo cual genera problemas en el tratamiento y almacenaje de residuos, y en los derivados de la gestión de purines en la agricultura.

Otros impactos proceden del urbanismo y el turismo, ya que se ha producido un aumento de los vertidos de fuentes urbanas por la población turística y la ocupación del cinturón litoral (fosfatos, sólidos en suspensión, carbono orgánico y contaminantes orgánicos persistentes).

Hay otras dos actividades que influyen «en menor grado», como son los vertederos y las actividades en la laguna. En el primer caso, hay vertidos incontrolados por escorrentías o infiltraciones en el subsuelo desde explotaciones mineras antiguas no restauradas y balsas mineras abandonadas que desembocan al sur de la laguna y aportan sedimentos con altas concentraciones de plomo y zinc. Añade asimismo que la navegación, la pesca y los usos recreativos contribuyen a los vertidos y afectan al litoral, a los fondos y a la fauna local.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad