La cuenta atrás de la emergencia climática en la Región de Murcia

El calentamiento global amenaza la actividad agraria, asfixia a las ciudades, aleja a los turistas, merma las masas forestales, incide en la salud de la población y somete a los ciudadanos a una meteorología extrema; los expertos ven clave acelerar las medidas mientras asoma un nuevo ciclo de sequía

Domingo, 4 de febrero 2024, 07:37

Las evidencias son una avalancha. El cambio climático se deja sentir ya en la Región de Murcia con impactos sociales y económicos, que van a ... seguir creciendo en el futuro. Se acumulan los estudios que señalan que el calentamiento global merma la actividad agraria regional; perjudica la habitabilidad de sus ciudades; dispara los episodios meteorológicos extremos; aleja a los turistas y daña las masas forestales y la salud de la población.

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La temperatura media en la Comunidad ha aumentado a un ritmo de entre 0,2 y 0,3 ºC por década desde los años 50. El pasado año, las estaciones de la Aemet arrojaron una media en la Región de 17,9 grados, situando a 2023 como el año más cálido desde que hay registros. Y si se atiende a los datos del proyecto Copernicus, que utiliza una metodología distinta basada en valores atmosféricos y que es la principal referencia en investigación climática, también se obtienen resultados preocupantes: la temperatura atmosférica en 2023 fue de 16,6 grados, y la previsión es que se alcanzarán 16,9 ºC en 2030 y 17,3 ºC en 2040. Para hacerse una idea de la velocidad a la que se calienta la Comunidad, basta comprobar que en 1990 esta media era de 15,8. Además, las estaciones cálidas ensanchan su reinado: se estima que el número de días con una temperatura máxima igual o superior a 25 ºC crecerá más de un 17% hasta 2040, al pasar de los 150 a 176, casi un mes completo más. Y en 2050 habrá 17 noches tropicales más que en la actualidad, es decir, con temperaturas superiores a 20 grados.

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El investigador bullense del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, David Espín, da ejemplos que clarifican lo que viene. Si se da la reducción de emisiones prevista, «Lorca contará en 2050 con el clima actual de la ciudad de Murcia; mientras que Murcia pasaría a tener el de la localidad marroquí de Toughmart». El experto añade que si por el contrario se diera el escenario menos favorable (RCP8.5), donde las emisiones no dejan de crecer hasta final de siglo, «el clima de Murcia se asemejaría en menos de 30 años al de San Quintín, en Baja California; y el de Cartagena, al de Níjar o la ciudad libia de Dernya».

Energías renovables y reducción de emisiones

Estrategia regional

Energías renovables y reducción de emisiones

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El Gobierno regional declaró en 2020 el estado de emergencia climática en la Región de Murcia, cuya primera consecuencia fue la puesta en marcha de la Estrategia de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, que la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor está ampliando ahora en un nuevo documento llamado 'Energía, verdadero pilar de Mitigación Climática'. Este incide en el avance hacia el autoconsumo para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en línea con las obligaciones impuestas por la Unión Europea a España y, al mismo tiempo, el avance hacia una Región menos vulnerable a los efectos del cambio climático de cara a 2030. La Comunidad ultima también la Hoja de Ruta Energía y Clima 2050, año en que la Región debería alcanzar las emisiones netas cero, un objetivo que requerirá actuaciones de calado.

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En materia energética, hay recorrido. En 2023, la Región de Murcia generó 2.671 Gwh de energía eléctrica de estas fuentes, lo que supone solo un tercio de lo que consumió, y pese al avance de los últimos años -en 2019 se generaban unos 1.000 Gwh-, el ciclo combinado sigue marcando el paso. La Comunidad asegura estar trabajando «para conseguir un mejor 'mix' eléctrico, basado en fuentes renovables», y cuenta con algunas medidas como la inversión de 52 millones en 8 años para reducir las emisiones en el sector hospitalario un 38%. Aunque la mayoría de actuaciones previstas en la estrategia regional continúan pendientes de desarrollo, mientras expertos y ecologistas piden más celeridad para lograr los objetivos marcados. Cabe destacar que el Centro Común de Investigación de la UE calcula para el sur de la Unión Europea unas pérdidas anuales de cerca del 4,2% del PIB si se llega al escenario de incremento de los 3 ºC a final de siglo con respecto a la era preindustrial.

El documento que guía la actuación del Gobierno regional señala como tareas por hacer, por ejemplo, la creación de mesas sectoriales para concretar medidas en cada campo o la creación de una comisión interdepartamental de acción climática con representantes de todas las consejerías, entre otros.

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Entre los trabajos que ya están en marcha, el Gobierno regional destaca los avances en la elaboración de la estrategia para el fomento del vehículo eléctrico -aunque hasta el momento este asunto ha sido noticia el retraso que acumula la tramitación de las ayudas para la compra-, o la creación del registro oficial de carbono con el objetivo de establecer una certificación de las absorciones que permita que estas puedan convertirse en una fuente de ingresos adicional para agricultores, silvicultores y administradores de tierras. Por otra parte, en esta legislatura prevé crear una Unidad Estadística y Cartográfica de la Región que considera clave para la redacción del futuro plan regional de energía.

El agro sufre y anticipa pérdidas millonarias

Invierno primaveral

El agro sufre y anticipa pérdidas millonarias

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En el sector agro es donde suenan con más fuerza las alarmas. El calor que ha marcado el inicio del invierno altera el ciclo de cultivos como la alcachofa, la uva y los frutales de hueso, penalizando la producción al tiempo que aumenta la demanda de agua en el regadío.

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Coag calcula que las pérdidas por el cambio climático del sector alcanzarán los 1.200 millones de euros en 2030 y cifra en un 6% la pérdida anual que ya sufre el campo por desórdenes meteorológicos como lluvias torrenciales, granizo y heladas. También alerta del incremento de la duración de los periodos de sequía y la falta de frío, que amenaza la viabilidad de las producciones de cultivos leñosos.

Con el escenario climático previsto, los principales esfuerzos pasan por adaptarse o huir. El sector reconoce que hay empresas que han trasladado parte de sus producciones a otros territorios que ofrecen más garantías de agua. En el caso del regadío, ya se está produciendo un movimiento que preocupa al catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Miguel Ángel Esteve, que advierte de que «cultivos que antes eran plenamente costeros, ahora se puedan hacer en el interior, lo que ha provocado una ola de roturaciones en el Noroeste y el avance del regadío intensivo hacia el interior».

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Rubén Vives, miembro de Ecologistas en Acción, ve «inaplazable» la reducción de la superficie de regadío en la Comunidad. «Se están abriendo los pozos del sinclinal de Calasparra y se está consumiendo agua de mucha calidad para regar lechugas». El ecologista considera que la estrategia regional es «pura charlatanería». «No se han tomado medidas contundentes. El modelo sigue siendo el mismo y compromete el futuro de la Región a medio plazo».

Por su parte, la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca fía el mantenimiento de la agricultura a una mejor adaptación y tecnificación. «Sabemos que para tener agricultura en un futuro, tenemos que apoyar la investigación agrícola», reconoce la consejera del ramo, Sara Rubira, quien subraya el trabajo realizado por el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), que el pasado año desarrolló 80 proyectos, entre los que destaca como una de las líneas centrales la mejora genética de variedades. Este año, la Consejería dedicará 8 millones de euros a las investigaciones en este centro. Una de las más recientes va destinada a la mejora del cultivo de la vid, que ya sufre el cambio de condiciones climáticas. Lo hace a través del uso de nanopartículas para «dar solución a dos de los principales retos a los que se enfrenta el sector vitivinícola por el cambio climático: las altas temperaturas y las consecuencias de las irregularidades meteorológicas como el pedrisco, la sequía o las inundaciones», señala la Consejería. El director del Imida, Andrés Martínez, destaca que estas partículas, que se obtienen de crustáceos y se aplican en forma de aerosol, «transportan fitohormonas de la propia planta» haciéndolas más resistentes a las plagas y menos dependientes del uso de fitosanitarios.

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Más peligro de incendio, más vulnerabilidad por la sequía

Masas forestales

Más peligro de incendio, más vulnerabilidad por la sequía

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La sequía y el calor prolongado también se ceban con los espacios forestales. En la actualidad existe un promedio de 41 días con riesgo muy elevado por fuego forestal en la Región de Murcia. «En 2040 serán 48, y en 2060, 53», señala el investigador David Espín. Y no solo los incendios amenazan la vegetación. «Los datos de que disponemos señalan que el efecto del cambio climático en las masas forestales va a ser muy severo, porque aumentan las temperaturas, hay mayor demanda de agua, y crece el estrés hídrico», explica Miguel Ángel Esteve. Esto será «especialmente dramático» para el pino carrasco, sobre todo si llega próximamente, como se teme, un ciclo de sequía de dos o tres años. «Históricamente ocurre cada 10 u 11 años, y ya toca -asegura-. El último fue en el periodo 2014-2015 y provocó el decaimiento de 11 millones de árboles, sobre todo en zonas de solana». Un 13% de todos los pinares se vieron afectados, unas 31.400 hectáreas.

Este mes, Medio Ambiente ha empezado a detectar ya mortandad de árboles por la falta de precipitaciones. Esteve cree que hay que «acelerar el paso» en la política forestal «e intervenir en las zonas más vulnerables». «Ahora mismo la mayor parte de los recursos se dedican al Plan Infomur», advierte. Las medidas necesarias pasan por la «diversificación de especies y dar más protagonismo a los arbustos» en zonas claves para aumentar su resiliencia, entre otras.

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Más patologías y llegada de nuevas enfermedades

Salud

Más patologías y llegada de nuevas enfermedades

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En la población, los efectos del cambio climático también han sido descritos y documentados. El informe de impactos del cambio climático del Ministerio para la Transición Ecológica subraya como riesgos asociados a las temperaturas excesivas e inundaciones, más muertes por golpes de calor y ahogamiento, mayor morbilidad y mortalidad por causas cardiovasculares y respiratorias, así como el agravamiento de enfermedades crónicas.

El documento alerta del peligro de expansión de enfermedades tropicales como dengue, zika, chikungunya, paludismo y fiebre amarilla, que preocupan especialmente en la Región, donde el mosquito tigre ya se ha asentado. En la Comunidad se registró un caso de dengue en 2020, 4 en 2021 y 9 en 2022; y en 2018 inauguró los brotes autóctonos en España, con cinco casos. Desde entonces ha habido 16 casos no importados en el país, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.

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La subida del nivel del mar costará 246 millones del PIB a final de siglo

Economía

La subida del nivel del mar costará 246 millones del PIB a final de siglo

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Otra de las consecuencias directas del cambio climático será la subida del nivel del mar, aunque según un reciente estudio que ha analizado su impacto en la Unión Europea y Reino Unido, la Región de Murcia no será uno de los territorios más afectados. El trabajo 'Distribución de los daños económicos por el incremento del nivel del mar', publicado recientemente en la revista 'Scientific Reports', estima pérdidas de hasta 50.000 millones de euros del Producto Interior Bruto español a finales de siglo si no hubiera mitigación de emisiones, lo que significa una caída estimada del 0,88%.

Los investigadores calcularon las posibles pérdidas y ganancias en comparación con un escenario sin subidas del nivel del mar y un crecimiento económico anual del 2% en todas las regiones. Las conclusiones señalan que la Región de Murcia perderá, en 2100, 246 millones de euros de su PIB, un 0,18% (133.043 millones frente a los 133.289 que tendría sin cambio climático), mientras que hasta 2050, las proyecciones resultan prácticamente inapreciables, con unos 8 millones de euros de caída. Otras comunidades sufrirán más: Cantabria verá mermado el PIB un 3,82%; Galicia y País Vasco, un 2,89%; Canarias, un 1,83%, Asturias, un 1,54%, y la Comunidad Valenciana, un 1,19%.

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El director del estudio, Ignasi Cortés Arbués, de la Universidad de Delft, en Países Bajos, señala a LA VERDAD que esta menor vulnerabilidad podría deberse «al menor peso de la industria y sectores de alto valor añadido en la costa de la Región de Murcia». El efecto será muy desigual por sectores. En un panorama que exigiría reconstrucciones y desplazamientos, la construcción crecería un 8,8%, y los suministros (agua, electricidad), un 1,8%; mientras que los mayores daños recaerían en los servicios públicos (-1,2%), la industria de bajo valor añadido (-0,85%) y la agricultura (-0,27%).

Créditos

  • Gráficos Miguel Martínez

  • Texto Rubén García Bastida

  • Edición web María García Clemente

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