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Cuba, ahora o nunca

La isla vive desde este 11 de julio las primeras protestas multitudinarias en contra del castrismo registradas en 63 años. Cubanos de Murcia viven pegados al teléfono. La periodista Tania Costa relata en primera persona sus impresiones sobre lo acontecido

tania costa

Domingo, 18 de julio 2021, 07:31

Cubanos residentes en Murcia (1.093, a 1 de enero de 2021, según el Instituto Nacional de Estadística) vivimos con el corazón en un puño las manifestaciones que desde este 11 de julio están teniendo lugar en la Isla. Las noticias llegan con cuentagotas. El ... gobernante Miguel Díaz-Canel ordenó cortar internet después de llamar a los comunistas a atacar a los manifestantes. Pueblo contra pueblo.

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Tengo el estómago cerrado desde que leí el único mensaje que me mandó un amigo desde Cuba: «Tani, le tiramos piedras a un camión de la Policía y empezaron a tirar tiros. Están contra nosotros con armas. A palo y piedras no gana nadie, pero somos mayoría. No tienen dinero para meternos a todos en la cárcel. Tienen a la gente en los centros de trabajo chantajeados (para que enfrenten a los manifestantes)».

Y yo, aquí, en España, llorando cada vez que veo un vídeo de las palizas y las protestas y sufriendo por los que hoy hacen lo que yo no tuve el valor de hacer.

Varias generaciones de cubanos nos hemos ido de Cuba porque aquello era y es invivible. Aceptamos como un dogma que las calles son sólo de los «revolucionarios» (entiéndase comunistas). Aceptamos como un dogma que pensar diferente es ser un gusano al que hay que aplastar. Lejos de luchar por una Cuba vivible, cerramos la puerta con cuidado y nos marchamos.

Durante décadas la única manera que un cubano ha tenido para vivir una vida digna es escapando de la isla y una vez fuera, viviendo en democracia, permanecíamos callados sin poder contar a todos que el comunismo todo lo que toca lo convierte en mierda o lo desaparece. No es sólo una cuestión de cobardía: si hablas, te «regulan». Significa que no puedes volver a entrar a Cuba a ver a tu familia y ni siquiera podrás ir al entierro de tus padres.

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Los comunistas cubanos tienen a nuestros rehenes. Entre la patria y mi madre, yo elegí a mi madre hasta que rompí el cordón umbilical. El camino ha sido largo, pero llegó el momento de pensar en Cuba. Hace cinco años que no la veo y ya tiene 73 años. Le escribo a diario y siempre le digo lo mismo: «Mimi, no te mueras». Si eso ocurre, no podría vivir con mi elección.

También le he pedido que no salga a la calle a reprimir a manifestantes. Los comunistas están reclutando a los trabajadores y a los jóvenes del Servicio Militar en su guerra de pueblo contra pueblo. Los meten en un autobús a la fuerza y los llevan a enfrentarse a «la gusanera». Antes prefiero a Mimi presa. Antes muerta.

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Siento angustia y orgullo por todos los cubanos que han salido a la calle a ponerle el pecho a las balas; las espaldas a los palos; a plantarle cara pacíficamente a los represores. Como dice nuestro himno nacional: «La patria os contempla orgullosa».

¿Qué pasa en Cuba?

Miles de cubanos se lanzaron a la calle este 11 de julio para protestar contra el hambre, la escasez de medicinas, de vacunas contra el coronavirus, por el colapso sanitario y las muertes por la pandemia; por la dolarización de las tiendas de artículos de primera necesidad en un país donde los sueldos se pagan en pesos; por las colas interminables que se convierten en focos de propagación de la Covid-19; por el rechazo a la ayuda humanitaria y por el aumento de la represión y el abuso policial.

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Todo empezó en el pequeño poblado de San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa, a 36 kilómetros de La Habana. Un manifestante transmitió en directo por Facebook la protesta al grito de ¡Libertad! y ¡Abajo el comunismo! La llama prendió y al momento había otra en Palma Soriano (Santiago de Cuba, en el extremo oriental del país). Después se propagó por todas partes: Holguín, Cárdenas y Colón, en Matanzas, Sancti Spíritus, Pinar del Río, Camagüey, La Habana, Artemisa… Hasta en 40 pueblos cubanos. Sin embargo, el ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, niega que en Cuba haya habido un estallido social.

La Policía política del Partido Comunista («Seguridad del Estado») estaba tan ocupada deteniendo y vigilando a artistas, intelectuales y periodistas que pasó por alto el hastío del pueblo.

Imitando a Fidel Castro, cuando el Maleconazo de 1994, que es el único antecedente reciente de disconformidad con la dictadura, Díaz-Canel se acercó a San Antonio de los Baños a darse un baño de masas. Pero la gente no se cree ya que la culpa de la miseria cubana es de los Estados Unidos y empezó a lanzarle objetos y a corear el estribillo de la canción «Diazka», del rapero Aldo El Aldeano: «Díaz-Canel, singao», que traducido al castellano sería algo así como Díaz-Canel, hijo de p…

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La prensa afín al Partido Comunista (PCC), la única legal en Cuba, transmitió imágenes de una realidad paralela. Quisieron vender la idea de que el estallido social había sido sofocado. Se les olvidó que existe internet y que allí estaba todo el pueblo por testigo gritando «Patria y Vida», en contraposición al «Patria o Muerte» de Fidel y Raúl Castro. Es la revolución de los «gusanos», como la dictadura llama a quien disiente en Cuba, contra las «ciberclarias» (comunistas).

«Patria y Vida», la canción de Yotuel Romero, Descemer Bueno, Gente de Zona, MaykelOsorbo y El Funky, se ha convertido en un himno movilizador junto al Movimiento San Isidro. «Se acabó: 60 años trancado el dominó». Los músicos cubanos que han salido del armario político han destrozado con su popularidad el imaginario simbólico de los comunistas que culpan de todo al «bloqueo de Estados Unidos» como si no supiéramos que el hambre que hoy hay en Cuba también se vivió en los países comunistas de Europa del Este y en las antiguas repúblicas soviéticas y esas no tenían bloqueo.

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El bloqueo en Cuba es interno. Si un campesino tiene que vender sus cosechas al precio que impone el Estado, sin subvencionar las pérdidas, y eso no le sale rentable, deja de cultivar y llega la hambruna. Eso es lo que pasa en mi país. La tierra se llenó de marabú (arbusto espinoso) y hemos pasado de ser uno de los grandes productores mundiales de azúcar de caña a importar azúcar de remolacha de Francia. En 1950 íbamos camino de ser la Suiza del Caribe y hoy estamos a la altura de Haití.

Pero llegó el día en que los gusanos se cansaron de huir en balsas (pateras) o cruzando a pie la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, en la ruta migratoria en hacia Estados Unidos, la más peligrosa de América Latina.

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Una generación de jóvenes que nació en Cuba después de la caída del muro de Berlín solo conoce el hambre, la escasez, el exilio, la emigración y las remesas. Esos veinteañeros y adolescentes no deben nada a los comunistas. Sólo su miseria. Por eso se han lanzado a la calle. Ellos quieren hacer una última cola: la cola de la libertad. Es ahora o nunca. Los gusanos se transformaron en mariposas y echaron a volar.

El camino a la democracia no es fácil, sobre todo, si se hace solo. No queremos más dictadura. Queremos libertad. España, acompáñanos este domingo, a las 10.00 horas, en la Glorieta de Murcia. Vamos a protestar contra la dictadura cubana y contra el comunismo. No nos dejéis solos.

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Enfermero. 59 años. Vive en España desde 1989. Tres años en Murcia

Juan Ángel Castellanos: «Se acabó el miedo»

Juan Ángel Castellanos. Martínez Bueso

«Es muy difícil para nosotros hablar del tema Cuba y de las cosas que están pasando. No es difícil sólo por lo mal que lo está pasando nuestra gente, nuestros compatriotas. Es más difícil todavía por la impotencia de no poder estar allí con ellos, a pie de calle. Es muy duro porque llevamos 60 años esperando que esto pasara un día. Yo voy a cumplir 60 años el 6 de diciembre y llevo esperando la mayor parte de mi vida a que esto (las manifestaciones anticastristas) pasara; que la gente se diera cuenta y viniera el cambio», dice por WhatsApp a LA VERDAD.

Castellanos asegura que en su familia han vivido la dictadura de cerca. «Eso no es importante ahora. Lo importante es que el pueblo cubano está en pie de guerra, en la calle. Yo no había visto que el miedo en Cuba se acabara. Había visto el miedo a la dictadura; el miedo a no poder salir; el miedo a no poder entrar a ver la familia, como no me permitieron a mí ir al entierro de mi padre. Pero se acabó el miedo».

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Este migrante cubano creció en un barrio humilde de La Habana Vieja (El Palenque, en Jesús María) y se rompe cuando confiesa que se siente orgulloso de su gente.

«Lamento mucho no poder estar allí con ellos. La solución durante muchos años ha sido irse (de Cuba). Yo, el primero, y mandar los cuatro euros para que los de atrás pudieran seguir comiendo y sobreviviendo. Hoy los jóvenes cubanos nos han dado una lección de coraje. Están en las calles 'fajaos' por lo que teníamos que habernos fajado estas seis generaciones que han pasado, en vez de salir huyendo. Estoy muy orgulloso de mi pueblo».

«La situación explotó. Ellos (los comunistas) pensaron que los cubanos iban a seguir sesenta años más con la bota al cuello y resultó ser que los más jóvenes eran los más rebeldes».

«Lo que más nos duele a los que estamos aquí (en España) son los planteamientos escuetos de muchos países que no dicen nada, que dan la espalda o dicen lo necesario. Empezando por Estados Unidos. Nadie ha condenado al gobierno cubano por la masacre que está haciendo en las calles. Eso duele».

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Administradora del grupo de Facebook Cubanos en Murcia

Elisabeth Estrugo: «Este Gobierno tiene que irse»

Elisabeth Estrugo. Martínez Bueso

«No existen palabras para expresar lo que estamos sintiendo ahora con toda esta situación. Qué se puede decir cuando no sabemos a ciencia cierta qué está pasando allí con nuestra gente. El presidente Díaz-Canel dio el día 11 la orden a los revolucionarios de pelearse con las personas que estaban pacíficamente en las calles pidiendo libertad, pidiendo atención médica, pidiendo comida. Yo sólo quiero que esto acabe de una vez, de la mejor manera para nuestro pueblo, que dejen de agredir a mi pueblo. Si un gobierno no es capaz de sacar adelante a su gente; de alimentar a su pueblo y de mantener la paz y manda a que se maten entre ellos, ese gobierno tiene que irse».

La Habana. 70 años. Lleva 16 en Murcia. Cuidadora de personas mayores

Iris Dalia Valdés Montes: «Es un pueblo abusado»

Iris Dalia Valdés Montes. Martínez Bueso

«Yo estoy en desacuerdo con el Gobierno castrista, abusador, que está matando a jóvenes del pueblo. Los matan de hambre, de enfermedades, con bajos sueldos. No le dan nada a esa juventud. Ese país está en el piso (suelo). Los jóvenes no tienen futuro. Ponen en riesgo su vida para irse del país. Todos esos dirigentes están gordos, viven de los pobres; quitándole la comida a quienes la siembran; no dejan pescar a los pescadores. Es un pueblo abusado por el gobierno. Lo tienen pisoteado».

«Los comunistas me sacan de mis casillas. Todavía vienen a hablarme a mí de que quiten el bloqueo. Qué bloqueo, si el bloqueo lo tiene allí el gobierno de Díaz-Canel y los que roban. El bloqueo lo tienen ellos. No es fácil la vida que se está llevando en mi país. Pobre juventud. Están matando a niños de 13 años, tirándoles tiros, les rompen la cabeza, la cara; les dan palos a los muchachitos del Servicio Militar para que salgan a golpear al pueblo. Son niños y los ponen ya de abusadores».

Auxiliar de ayuda a domicilio. 19 años en Murcia

Estrella Castillo Bobadilla: «Es la explosión de lo que ya no se puede aguantar»

Estrella Castillo Bobadilla. Martínez Bueso

«Las manifestaciones en Cuba son la explosión de lo que ya no se puede aguantar; es la explosión de la juventud; del pueblo que no aguanta más hambre ni más miseria; no aguanta más enfermedades. En Cuba no hay medicamentos para los enfermos de cáncer. Están muriendo como moscas, pero no de la Covid-19. La salida de los cubanos a las calles ha sido para decir, 'Basta, no queremos más opresión. Queremos tener las riendas de nuestra propia vida'. Cuba te oprime. Han encerrado a los cubanos en sus casas seis días sin agua, sin corriente, sin medicamentos y sin comida. Imposible. Cuba ha dicho basta y ha echado a andar».

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«A estas alturas no sentimos miedo. Los cubanos hemos vivido con miedo sesenta y pico de años. Ahora se acabó el miedo. Ahora es a la calle, los que están allá (en la isla) y los que estamos fuera, a darlo todo por Cuba. Ahora mismo es luchar por una Cuba libre, que sea de los cubanos, que sea de los jóvenes. No queremos una Cuba militarizada, sin opción a elecciones libres; un solo partido; un solo comunismo; una sola dictadura. Esto no se detiene. Esto es hasta que llegue el fin».

Cocinera. 51 años. 14 años viviendo entre Rusia y Murcia

Dayamí Rodríguez Ál: «Ya llegó el fin»

Dayamí Rodríguez. Martínez Bueso

«Yo tuve que tomar la decisión de dejar a mis hijas en Cuba e irme para darles una vida mejor. No ha sido fácil. Yo trabajaba allá y no podía mantenerlas. Estaba en estado crítico. Llevo un dolor muy grande de ver todo lo que está pasando con nuestros hermanos; nuestras familias que están allí. Ya no podían más: sin alimentos, sin medicinas; los hospitales están desastrosos; aquello da vergüenza. ¿Cómo puede este hombre (Miguel Díaz-Canel) salir a la calle a decir que quiere una revolución que hay que defender la revolución, que lo que quiere son revolucionarios? No. Eso no es revolución. Eso no es vida. La gente lo que necesita es vida y está dando su vida por esa patria porque ya llegaron al fondo de todo. Ya no pueden más. Son más de 62 años y aquello necesita un cambio urgentemente. Espero que Dios me escuche y puedan llegar a solucionar esto lo más pronto posible para que no derramen más sangre porque es muy duro lo que está pasando. Ya se está viendo en todo el mundo. Estamos muy mal. Se están matando entre ellos mismos y eso no puede ser. Tiene que haber unidad. Somos hermanos todos. Todos estamos bajo el mismo cielo para ayudarnos, trabajar y llevarnos un bocado de comida a la mesa y un par de zapatos para poder caminar. Aunque esté lejos, yo les doy (a los manifestantes) todo mi apoyo, mi fuerza y les deseo que pronto se acabe esto. No sé quién gobernará, pero peor no podrá ser. Ya llegó el fin de esto».

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