Vicente Vicente García: «Las complicaciones vasculares de la Covid están relacionadas con la inmunotrombosis»
El hematólogo imparte hoy una lección en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia con motivo del inicio del curso de la Academia de Ciencias
MARTA MARTÍNEZ ANDRÉS
MURCIA.
Martes, 22 de febrero 2022, 03:06
«Todavía estamos lejos de encontrar la solución adecuada. La Covid-19 es, sin duda, el mayor ejemplo de la naturaleza de la inmunotrombosis», señala ... el hematólogo Vicente Vicente García, profesor emérito de la Universidad de Murcia (UMU) y director del grupo de investigación de Hematología y Oncología Médica Clínico-Experimental. Un tema que abordará en profundidad en la lección inaugural, titulada 'Inmunidad innata, inflamación y sistema hemostático: amistades que pueden ser peligrosas (Covid-19)', que impartirá hoy, a las 19.00 horas en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia, en el acto de inicio del curso de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia.
–Desde la Hematología, ¿cuáles han sido los campos de mayor estudio?
–La aparición frecuente de complicaciones trombóticas en pacientes hospitalizados con la Covid-19 llamó la atención especialmente enla Hematología que se dedica al estudio de la hemostasia y la trombosis. Esta rama ha sido muy activa en la búsqueda de biomarcadores que pudieran definir el riesgo y la evolución de trombosis. Se ha trabajado intensamente investigando los mecanismos que ocasionan su aparición, desvelando que las complicaciones vasculares de la Covid-19 están íntimamente relacionadas con el fenómeno definido como inmunotrombosis: la interacción entre el sistema inmune y el sistema coagulante o tromboinflamación. También se ha dedicado un gran esfuerzo a establecer con detalle el tipo de fármaco y las pautas de tratamiento en la terapia antitrombótica utilizada para prevenir y tratar las oclusiones vasculares de pacientes hospitalizados por Covid-19.
«En esta enfermedad, la trombosis es el producto final de una confluencia e interacción de sistemas en el organismo»
–¿Existen nuevos fármacos para el tratamiento antitrombótico?
–La prevención y el tratamiento antitrombótico están bien establecidos con fármacos y pautas clásicas en diferentes situaciones clínicas, pero con causas muy distintas a las responsables de la trombosis en la Covid-19. En esta enfermedad, la trombosis es el producto final de una confluencia e interacción de sistemas de defensa del organismo, como la inmunidad innata, la inflamación y el sistema hemostático. Precisamente por la novedad y complejidad del mecanismo, la terapia tradicional de anticoagulación se ha quedado un poco corta en cuanto a eficacia en la prevención de trombosis en pacientes hospitalizados por SARS-CoV2. Todavía estamos lejos de encontrar la solución adecuada. Además, por lo que hemos aprendido, esta enfermedad es, sin duda, el mayor ejemplo de la naturaleza de inmunotrombosis. Demasiada complejidad para encontrar una solución innovadora sencilla, pero se está trabajando en ello.
–¿Qué han podido aportar desde su grupo de investigación a la lucha contra la Covid-19?
–El Instituto de Salud Carlos III y la Fundación Séneca de la Región de Murcia financiaron un proyecto que planteamos al poco de surgir la pandemia, y son varios los logros alcanzados que hemos publicado en revistas internacionales de amplia difusión y prestigio. Algunos tienen que ver con la propuesta de nuevos biomarcadores indicativos de gravedad y riesgo trombótico en pacientes hospitalizados por Covid-19, como fue la detección en el plasma de altos niveles de trampas extracelulares de neutrófilos, alteración de la proteína de Factor von Willebrand, así como describimos alteración de la generación de trombina. También aportamos información de que pacientes con estados de trombofilia hereditaria no parecían tener un mayor riesgo de sufrir trombosis si padecían Covid-19. Toda esta investigación abrió una interesante colaboración internacional con el doctor Heiko Herwald de la Universidad de Lund (Suecia). Por otra parte, el proyecto abordó desde el punto de vista asistencial la elaboración de un protocolo de hemovigilancia para evitar que se desplomara la donación de sangre durante este largo periodo. También ayudó a establecer un sistema de control telemático rápido y eficaz de la terapia anticoagulante, ya que muchos pacientes han tenido problemas para acercarse a sus centros sanitarios durante la pandemia.
«El Instituto Carlos III y la Fundación Séneca financiaron un proyecto y son varios los logros que hemos publicado»
–¿Qué nuevos tratamientos y terapias se desarrollan en el campo de la Hematología? Una de las más exitosas entre los pacientes con leucemia es la CAR-T, ¿qué beneficios ofrece?
–La Hematología española es una especialidad médica con una alta vitalidad. Su 'bilingüismo', que aúna lo clínico y lo biológico, ha facilitado enormemente la investigación, y de ello se desprenden los importantes logros tanto de herramientas diagnósticas como terapéuticas que nos están llevando a una gran velocidad a la medicina personalizada. Un claro ejemplo son precisamente los CART-T, que aportan un nuevo impulso de esperanza para el rescate terapéutico de pacientes que han tenido recaídas de enfermedades graves, como leucemias, linfomas y mieloma. Desde finales de los 80 ha existido una investigación intensa e ininterrumpida intentando modificar las células T del sistema inmunitario para que tuviesen una especificidad de interacción con una diana celular. La herramienta utilizada para alcanzar ese objetivo ha sido la modificación genética de los linfocitos T del propio paciente, que tendrán como objetivo su propia célula maligna. En definitiva, un ejemplo de medicina personalizada para solucionar graves problemas terapéuticos no solo en el campo de la Hematología, sino también de la Oncología Médica.
«Aportan un impulso de esperanza para el rescate terapéutico de pacientes que han tenido recaídas de enfermedades graves»
–¿Cómo ha afectado la Covid-19 en la aplicación de estas terapias y en el diagnóstico de nuevas patologías? ¿Se han visto retrasadas?
–La patología hematológica neoplásica no puede permitirse un retraso en su diagnóstico y tratamiento. Creo que ha habido un especial esfuerzo para que así fuera; de hecho, nuestras estadísticas no indican una bajada de asistencia de pacientes durante la pandemia. Solamente en 2020 sufrimos cierto retraso en la planificación de trasplantes de médula ósea. Por un lado, por la escasez de camas de cuidados intensivos; y por otro, dada la limitación de vuelos internacionales y las precauciones adoptadas en aquel periodo impidieron en buena medida el envío y recepción de estos. Esperemos que todo eso pase definitivamente a ser historia de la Medicina.
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