

La Arrixaca alcanza los 200 trasplantes de corazón: «Gracias al donante yo estoy aquí»
Enrique Capel, de 17 años, es el último de una larga lista de pacientes que viven gracias a la donación de un corazón en la Región de Murcia
Enrique Capel quiere ser médico. La vocación le nació este invierno, mientras veía pasar las semanas ingresado en La Arrixaca, a la espera de ... un corazón que le permitiese seguir adelante. El suyo había comenzado a fallar en 2019, cuando apenas tenía 13 años. Una arritmia mientras estaba en el colegio hizo saltar todas las alarmas. Le diagnosticaron una cardiopatía congénita que evolucionó rápidamente.
Los médicos le implantaron un desfibrilador automático (DAI) que le permitió ganar tiempo, pero el trasplante era la única salida. El pasado mes de enero ingresó en La Arrixaca y allí, arropado por su familia, aguardó. «Ya no podía hacer nada de ejercicio, enseguida me daba una taquicardia muy fuerte que era peligrosa», recuerda el joven.
El 25 de marzo llegó por fin un corazón. Enrique entró al quirófano y, cuando se despertó en la UCI, el nuevo órgano ya latía en su pecho. «No lo pasé del todo bien –confiesa–, pero luego en planta me fui recuperando poco a poco». En un par de semanas pudo regresar a su casa, en Alcantarilla. «Ha sido un proceso difícil, complicado, pero cuando veías cómo mejoraba día a día, y lo comparabas con la situación en la que se encontraba antes... Estaba muy limitado, no podía hacer su vida. Ahora sí, ahora es todo lo contrario», cuenta emocionado su padre. Enrique ha celebrado su 17 cumpleaños ya con su nuevo corazón. Le espera una vida por delante. Lo primero, retomar el Bachillerato. «Todavía no voy a clase, tengo que hacer rehabilitación, pero empezaré pronto», explica animado. No olvida que podrá volver a pisar su instituto, y prepararse para ser un futuro médico, gracias a la solidaridad de una familia anónima que decidió donar los órganos de un ser querido al que acababan de perder. «Fue una tragedia, una desgracia para esa familia, pero gracias a ellos yo estoy donde estoy», reflexiona Enrique, conteniendo las lágrimas. Si ha llegado hasta aquí es también gracias al excelente equipo de profesionales del hospital, subraya.
El programa regional se ha convertido en un referente en España gracias al impulso de la donación en asistolia
El trasplante cardíaco al que se ha sometido Enrique es el número 200 que se realiza en La Arrixaca, y el hospital lo celebró ayer con un acto al que acudieron el joven y su familia. El programa se puso en marcha en 1999, y en los últimos años ha cogido especial impulso. «En La Arrixaca hemos sido pioneros en varios aspectos: fuimos los primeros en realizar un trasplante cardíaco con un órgano de un donante que tenía hepatitis C, y también implantamos el primer corazón de un donante con PCR positiva a Covid», explica Sergio Cánovas, jefe del servicio de Cirugía Cardiovascular. En ambos casos, los protocolos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) se modificaron tras estos avances. La iniciativa de La Arrixaca permitió demostrar que una PCR positiva no representaba un riesgo de transmisión del virus si, en realidad, tras ese resultado no hay una infección activa.
El hospital, en cabeza
Pero, sobre todo, el hospital está demostrando músculo con el programa de trasplante cardíaco con órganos procedentes de donantes en asistolia (a corazón parado), destaca Cánovas. De las 22 intervenciones de este tipo realizadas en toda España, seis se han llevado a cabo en La Arrixaca. El centro se sitúa así en cabeza. «Esto es fruto de un equipo cohesionado y engrasado, y nos coloca entre los hospitales de referencia en España», subraya la cardióloga Iris Garrido, coordinadora del programa de trasplante cardíaco.
La donación tras un fallecimiento por parada cardíaca implica un proceso más complejo que la donación tras muerte encefálica. Todo tiene que ir más rápido para asegurar la viabilidad de los órganos, pero los resultados están siendo «muy buenos», destaca Ricardo Robles, coordinador regional de trasplantes.
En noviembre del año pasado se dio un paso más, con la donación de un corazón en asistolia fuera de La Arrixaca. En concreto, el donante falleció en el Morales Meseguer. Gracias a un equipo portátil para la oxigenación de la sangre por membrana extracorpórea (ECMO, en sus siglas en inglés), se pudo llevar a cabo la extracción, y el órgano fue trasladado a La Arrixaca escoltado por la Policía Nacional.
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