El cocinero Paco Molina sirve una ración solidaria en su restaurante Mesón Don Pancho. VICENTE VICÉNS / AGM

Donde come uno, comen doscientos

Héroes cotidianos ·

El propietario de un restaurante en Puente Tocinos da de comer cada día a decenas de vecinos en riesgo de exclusión

Miércoles, 8 de abril 2020, 02:47

La idea era sencilla: aprovechar el tiempo sobrante en su jornada preparando menús para llevar, para dar de comer a alguna persona necesitada en Puente Tocinos.

Publicidad

Paco Molina, que había tenido que cerrar el servicio de sala del restaurante que regenta en esta pedanía murciana, el Mesón Don Pancho, pensó que era su oportunidad para hacer algo por los demás. Lo que no sabía es que iba a acabar liderando una pequeña revolución solidaria en la zona, involucrando a más de una decena de voluntarios y dando de comer cada día a unas 120 personas en situación de exclusión social de todo el municipio. Ahora anda dándole vueltas a cómo incrementar esa cifra para llegar «pronto» a dos centenares de beneficiarios que, con la ayuda de Cáritas, ha podido ir identificando.

«Ya que iba a mantener abiertas las entregas y que tenía que ir cada día a cocinar para unos cinco clientes, pensé que podía seguir y hacer más platos para regalarlos», asegura. Para ello, hizo un llamamiento en redes sociales a la donación de alimentos. Él se encargaría de cocinarlos y de poner lo que faltara hasta completar un menú compuesto por un primer plato, una o dos barras de pan y un postre. Llamó a la iniciativa 'La olla solidaria de Puente Tocinos', y pronto encontró soporte. «Muchos empezaron a traerme productos y, algunos proveedores, a regalarme género para que pudiera elaborar la comida», recuerda. Al principio, la intención era «preparar platos para unas quince personas» y él se encargaría de todo. «Me podía apañar solo, pero luego empecé a necesitar ayuda. Esto ha ido creciendo tanto que ahora, por ejemplo, tenemos dos panaderos que nos están regalando unas 150 barras de pan cada día. No son ni siquiera gente de aquí de Puente Tocinos. Viene uno de Sangonera la Seca y nos trae 70 barras, y luego otro de Los Ramos trae otras 80. Es gente que está animando mucho», subraya.

«Gasto en esto unos 50 euros al día, pero cuando te mandan las fotos de los críos comiendo, te anima a seguir trabajando»

«Los panaderos se ofrecieron desde el primer día –explica–. Al principio les dije que solo viniera uno, porque no necesitaba tanto pan, pero ahora tienen que venir los dos para que podamos dar el servicio».

Por otro lado, son muchos los vecinos que se acercan hasta su local para dejar alimentos. «Dona mucha gente. Voy poniendo sus fotos en redes. Viene un cliente y me deja en la puerta cinco bolsas de habichuelas, tres de lentejas, cuatro de garbanzos... Yo estoy pagando la carne, el butano y lo que falte. Si tenemos muchos macarrones y tenemos tomate y huevos, pues yo pago el atún y hago unos macarrones».

Publicidad

El último ofrecimiento se lo ha hecho un carnicero marroquí. «Se acercó y me dijo que le llame porque va a recibir género y quiere darme pollos –detalla Paco–. Por suerte tengo cámaras donde congelarlo todo e ir sacándolo conforme va haciendo falta».

Una planta para los demás

El restaurante tiene dos pisos. Pero estos días, el de arriba se dedica íntegramente al programa de cocina altruista. «Yo me apaño con la planta de abajo. En la otra están dos cocineros que vienen a ayudar y que preparan la comida. Uno de ellos es amigo mío. Tiene un restaurante pero lo tuvo que cerrar por el coronavirus. Luego vienen los voluntarios a empaquetar. En total seremos siete u ocho personas trabajando en el restaurante. Contando con la gente que reparte, habrá unas 12 personas involucradas», señala. Además, los propios beneficiarios se han implicado en el reparto. «Tengo a un chico que viene de Beniaján a llevarse su comida y, como hay otra chica en Los Garres, se la lleva él. Si hay cinco en Alquerías, pues viene uno y coge el menú para todos», explica Paco.

Publicidad

Entre los gastos del restaurante y los productos que compra de su bolsillo, el cocinero calcula que gasta «unos 50 euros» cada día en la iniciativa. Pero no tiene dudas: «Luego ves las fotos que te mandan de los críos comiendo, y la verdad es que te anima a seguir trabajando».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Infórmate con LA VERDAD: 1 año x 29,95€

Publicidad