J. YELO
Jueves, 1 de septiembre 2016, 00:59
El municipio de Ojós puede sentirse satisfecho a la hora de competir con grandes ciudades en lo que se refiere a demostraciones pirotécnicas. Así lo pueden atestiguar las más de cuatro mil personas que contemplaron el domingo, como cierre de las fiestas, un espectáculo de luz, color y sonido con el lanzamiento de once mil cohetes. En Ojós no cabía un alma. El municipio, que no llega a los quinientos habitantes, multiplicó por ocho su población. La calle San Leandro y los alrededores del pabellón y el centro cultural se convirtieron en un hervidero de gentes procedentes de distintas partes de la Región, sobre todo del Valle de Ricote, que colapsaron toda la localidad hasta el punto de que más de mil vehículos tuvieron que aparcar en la carretera de Ojós a Ricote, hasta llegar al cementerio de Ojós y a ambas márgenes de la calzada y en el camino de Ulea.
Publicidad
Allí, miles de personas pudieron contemplar desde un puesto privilegiado y a oscuras el doble espectáculo. El primero, organizado por la Asociación Cultural Peña Cohetera, al que siguió el castillo de fuegos artificiales financiado por el Ayuntamiento, a cargo de la empresa Pibierzo. El castillo duró treinta minutos.
El mundo cambia, LA VERDAD permanece: 3 meses x 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Premios a las mejores campañas publicitarias de España
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.